viernes, 23 de julio de 2010

25 de Julio

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 138

“Te doy gracias, mi Señor, de todo corazón,
pues tú has escuchado las palabras de mi boca.
En presencia de los ángeles salmodio para ti,
hacia tu santo Templo me prosterno.

Doy gracias a tu nombre por tu amor y tu verdad,
pues tu promesa ha superado tu renombre.
El día en que grité, tú me escuchaste,
aumentaste la fuerza en mi alma.
Te dan gracias, mi Señor, todos los reyes de la tierra,
porque oyen las promesas de tu boca;
y cantan los caminos de mi Señor:
‘¡Qué grande la gloria de mi Señor!
¡Excelso es mi Señor, y ve al humilde,
al soberbio le conoce desde lejos!’
Si ando en medio de angustias, tú me das la vida,
frente a la furia de mis enemigos, extiendes tú la mano
y tu diestra me salva:
Mi Señor lo acabará todo por mí.
¡Oh mi Señor, es eterno tu amor,
no dejes la obra de tus manos! Amén.

Curiosidades

¿Cómo es que el padrenuestro aparece en dos de los evangelios?

La oración que nuestro Señor enseñó a sus discípulos como la plegaria modelo que debían usar regularmente, en Padrenuestro, aparece en Mt.6:9-13 como parte del Sermón del Monte, mientras que en Lc.11:2-4, la da en una circunstancia diferente. Es probable que haya repetido esta oración en diferentes oportunidades, dado que era su intención que sirviera de modelo para todos sus discípulos en todas las ocasiones.
En Mt.6 aparece como oración ejemplar que cumple todos los requisitos que él mismo había puesto como condición esencial de la oración verdadera: “Orarán así”, dijo. De este modo continuaba enseñando a sus discípulos cómo tenían que orar. Después de advertirles que no debían orar como los hipócritas, ni usando vanas repeticiones como los paganos, les enseñó cuál era el tipo de oración que resultaba aceptable ante Dios. Pero en Lc.11, en respuesta al pedido de un discípulo, esta vez les dice la oración, no sólo como ej. de una plegaria que se ajusta a sus enseñanzas, sino como una oración concreta que deben elevar sus seguidores: “Cuando oren, digan…”
En Lc.11 la oración aparece en forma más breve que en Mt.6. la forma breve probablemente representa la extensión que le dio Jesús cuando la compuso originalmente; la forma de tratamiento sencilla “Padre” corresponde a “Abba”, que él mismo empleaba, y que los primitivos cristianos usaron siguiendo su ej. El texto ampliado de Mt. Ha sido adoptado para el uso litúrgico cristiano, habiéndose tomado la fórmula “Padre nuestro que estás en los cielos” del uso de la sinagoga.
Es obvio que nuestro Señor haya dicho la plegaria en arameo originalmente. Para la época en que Mt. Y Lc. escribieron sus evangelios, sin embargo, es natural que los cristianos hayan usado la oración en griego también. Esto probablemente explica por qué Mt.6 y Lc.11 en general concuerdan en el lenguaje empleado, y ambos usan el término único epiousios (traducido “cada día”) en la oración.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 11:1-13

" Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: ‘Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.’ El les dijo: "Cuando oren, digan:
Padre, santificado sea tu Nombre,
venga tu Reino,
danos cada día nuestro pan cotidiano,
y perdónanos nuestros pecados
porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe,
y no nos dejes caer en tentación.’

Les dijo también: ‘Si uno de ustedes tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, les aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su impertinencia, y le dará cuanto necesite.’
Yo les digo: "Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre ustedes que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!’” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Es curioso ver cómo hay personas que creen que orar es cosa de antes. Sin embargo, les cuento que dentro del mundo de la psicología han tenido que admitir el poder terapéutico de la oración.
Hace algunos años participé de un curso de capacitación continuada dirigido por una psicóloga que nos hablaba cerca de cómo la psicología ha descubierto que la persona que ora al levantarse y antes de dormir logra desconectarse y relajarse, está más protegida contra las presiones que sufre todo los día y contra el insomnio (uno de los problemas más frecuentes de las personas hoy día).
El vivir acelerado y sin un descanso reparador a la larga enferma a la persona. Lo increíble, o no tanto a mi entender, es que si una persona se habitúa a hablar con Dios al comenzar su jornada y lo mismo al finalizar el día, antes del descanso, mejora su calidad de vida.
¿Y por qué pasa esto?
Porque el momento de la oración es un momento de relajación, de silencio, de conectarse con uno mismo, con sus miedos e inseguridades, y de dejar todo eso a Dios, para que sea Él quien permita que las cosas sean o no. Después de orar, la persona tiene otra disposición y puede enfrentar las cosas de una manera diferente.
¿No te parece que es hora de que lo pongas en práctica?
Si no sabés cómo hacer para hablar con Dios, simplemente aprovechá la oración que nos dejó Jesús: el padrenuestro, y si no, tenés que tener claro que Dios te escucha durante todo el día y sabe tu forma de hablar. Hablale nomás como lo hacés siempre con tus amigos confidentes, con tu persona de confianza. Buscate el momento preciso, no importa el lugar: puede ser en tu habitación, en la cama, en el baño, en la cocina, calentando el agua para el mate. No necesitás mucho tiempo, es sólo un ratito… y ya vas a ver lo bien que te hace.
Una vez que te acostumbres y forme parte de tu rutina, tu salud va estar mejor, seguramente vas bajar tu estado de nervios y por las noches vas a dormir plácidamente, dejando que Dios solucione lo que para vos no es posible. Amén.

Querido Jesús, sé que soy algo torpe y que esto no es muy lo mío, pero sé que hablar con vos me hace bien. Sé que cuando te dejo mis preocupaciones y problemas siento un gran alivio y ya no me siento tan sola. Ayudame a ser perseverante y a que cada día me acuerde que charlar un poco con vos. Sé que me estás esperando y que siempre me escuchas, por eso te soy infinitamente agradecida. Gracias, mi Maestro y al Padre y el Espíritu Santo que junto a vos reinan por toda la eternidad. Amén.

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