viernes, 9 de julio de 2010

11 de Julio

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 69 (6-16.25-36)

“…Tú, oh Dios, mi torpeza conoces,
no se te ocultan mis ofensas.

¡No se avergüencen por mí los que en ti esperan,
oh mi Señor el Justo!
¡No sufran confusión por mí los que te buscan,
oh Dios de Israel!

Pues por ti sufro el insulto,
y la vergüenza cubre mi semblante;
para mis hermanos soy un extranjero,
un desconocido para los hijos de mi madre;
pues me devora el celo de tu casa,
y caen sobre mí los insultos de los que te insultan.

Si mortifico mi alma con ayuno,
se me hace un pretexto de insulto;
si tomo un sayal por vestido,
para ellos me convierto en burla,
cuento de los que están sentados a la puerta,
y copla de los que beben licor fuerte.

Mas mi oración hacia ti, mi Señor,
en el tiempo propicio:
por tu gran amor, oh Dios, respóndeme,
por la verdad de tu salvación.
¡Sácame del barro, no me hunda,
escape yo a los que me odian,
a las honduras de las aguas!
¡El flujo de las aguas no me inunde
no me trague el abismo,
ni el pozo cierre sobre mí su boca!

¡Respóndeme, mi Señor, pues tu amor es bondad;
en tu inmensa ternura vuelve a mí tus ojos;
no retires tu rostro de tu siervo,
que en angustias estoy, pronto, respóndeme;
acércate a mi alma, rescátala,
por causa de mis enemigos, líbrame!...

…Derrama tu enojo sobre ellos,
los alcance el ardor de tu furia;
su recinto quede hecho un desierto,
en sus tiendas no haya quien habite:
porque acosan al que tú has herido,
y aumentan la herida de tu víctima.

Culpa añade a su culpa,
no tengan más acceso a tu justicia;
del libro de la vida sean borrados,
no sean inscritos con los justos.
Y yo desdichado, dolorido,
¡tu salvación, oh Dios, me restablezca!
El nombre de Dios celebraré en un cántico,
lo ensalzaré con la acción de gracias;
y más que un toro agradará a mi Señor,
más que un novillo con cuernos y pezuñas.
Lo han visto los humildes y se alegran;
¡viva vuestro corazón, los que buscáis a Dios!
Porque mi Señor escucha a los pobres,
no desprecia a sus cautivos.
¡Alábenlo los cielos y la tierra,
el mar y cuanto se mueve en él!

Pues salvará Dios a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá:
habitarán allí y las poseerán;
la heredará la estirpe de sus siervos,
los que aman su nombre en ella residirán.” Amén.

Curiosidades

¿Qué era un samaritano?
Probablemente no se deban buscar los orígenes de los samaritanos, como grupo distintivo, antes del comienzo del período helenístico, época en la que se reconstruyó Siquem después de un largo período de desolación. Los enemigos de la comunidad judía en el período persa primitivo mencionados por Esdras y Nehemías serían, en consecuencia, algunos de los habitantes de la provincia del N, cuya oposición a la reconstrucción de Jerusalén habría obedecido principalmente a motivos políticos. No debe sorprender que algunos hayan abrazado la fe israelita, ya que el AT dice que no todos los habitantes del antiguo reino del N fueron exiliados en 721 a.C., y es muy posible que algunos de los recién llagados se hubiesen asimilado a los que quedaron.
No se sabe con precisión qué factores llevaron a repoblar Siquem, la consiguiente cristalización de la comunidad samaritana. Una sugerencia atractiva es que después de la completa helenización de Samaria, luego de las conquistas de Alejandro Magno, un grupo de puristas religiosos decidieron comenzar de nuevo en un lugar en el que les fuera posible practicar su religión sin ser molestados.
De cualquier manera, una vez que la comunidad adquirió identidad propia y se hubo erigido un templo en el monte Gerizim, resultaba inevitable que empezaran a endurecerse las actitudes entre los judíos de Jerusalén y los samaritanos.
Como los principales escritos teológicos de los samaritanos no van más allá del s. IV d.C., y a menudo son muy posteriores, es casi imposible reconstruir detalladamente sus creencias en el período neotestamentario. Únicamente los cinco libros del Pentateuco en recensión samaritana se han considerado canónicos, y esto se refleja en su credo, cuyos elementos seguramente datan de tiempos primitivos: la aceptación de un solo Dios, de Moisés el profeta, de la ley, del monte Gerizim como el lugar establecido por Dios para los sacrificios, el día del juicio y la recompensa, y el regreso de Moisés como el restaurador.
Es digno de tener en cuenta que el NT casi siempre les es favorable, y que los samaritanos aparecen respondiendo con entusiasmo tanto a Jesús mismo como a la predicación de la iglesia cristiana primitiva.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 10:25-37

"Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: ‘Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?’ Él le dijo: ‘¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?’ Respondió: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.’ Le dijo entonces: ‘Bien has respondido. Haz eso y vivirás.’
Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: ‘Y ¿quién es mi prójimo?Jesús respondió: ‘Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de bandidos, que, después de robarle y golpearlo, se fueron dejándolo medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio lo vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verlo tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: ‘Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.’ ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?’Él dijo: ‘El que practicó la misericordia con él.’ Le dijo Jesús: ‘Vete y haz tú lo mismo’." Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Qué es la misericordia?
Esta palabra, muy utilizada por los cristianos, muchas veces se confunde con lástima. Pero la lástima es algo que sentimos pero que no nos agrada para nada que alguien lo sienta por nosotros, ¿a quién le gusta que le tengan lástima? La lástima es un sentimiento que nos invade al ver una situación triste o cruel, pero es momentánea, no provoca en nosotros un deseo de actuar, de hacer algo para que cambie la situación.
La misericordia en cambio tiene la característica de provocar la emoción, algo nos conmueve, y después de ese sentimiento buscamos la forma de aliviar a la persona. En parte tiene que ver con el hecho de quien está padeciendo desea también ser ayudado. Pero sobre todo tiene que ver con el hecho de sentirnos involucrados con el mundo que nos rodea.
Es verdad también que no podemos ayudar a todos los que hoy están sufriendo y nos necesitan. Lo importante en esta enseñanza de Jesús es aprovechar las situaciones que se nos presentan, como lo hizo el samaritano, que no pensó ni en su tiempo ni en su dinero. Después… siguió con sus cosas.
Otra cosa para tener en cuenta es que no sólo Jesús nos llama a estar atentos a los momentos que se nos presentan en donde podemos ayudar a otra persona que lo necesita, es que también aprendamos a dejarnos ayudar, a pedir ayuda cuando ya nuestras fuerzas no nos lo permiten.
Cuando hablamos de prójimo estamos hablando del que está cerca que puede necesitar nuestra ayuda o nosotros necesitarla. A veces somos muy dispuestos a la hora de hacer el aguante, pero no aceptamos la ayuda de los demás cuando la necesitamos. El orgullo, el temor a dar lástima no nos permite ver la misericordia de la persona que se conmueve con nuestro sufrimiento, nuestros problemas, y con todo su amor y generosidad nos ofrece una mano.
La misericordia tiene mucho que ver con el amor, y lo mismo que el amor es un va y viene que nos enriquece a todos: ayudar y dejarse ayudar, esa es la consigna de Jesús y a lo que somos llamados los cristianos. Amén.

Querido Jesús: sé que muchas veces esquivo el bulto, que trato de no hacerme cargo del sufrimiento ajeno. Sé que no puedo llevarlo todo en mis espaldas, pero soy consciente de que con esa escusa muchas veces no hago lo que está dentro de mis posibilidades. Dame el amor suficiente para salir de mi comodidad y estar con el que necesita con lo que necesita, dame el amor suficiente para dejarme ayudar cuando estoy caída. Te lo pido a vos que junto con el Padre y el Espíritu Santo reinan por toda la eternidad. Amén.

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