viernes, 19 de mayo de 2017

21 de Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 66

“Aclamen a Dios, la tierra toda,
salmodien a la gloria de su nombre,
ríndanle el honor de su alabanza,
digan a Dios: ¡Qué terribles tus obras!

Por la grandeza de tu fuerza,
tus enemigos vienen a adularte;
toda la tierra se postra ante ti,
y salmodia para ti, a tu nombre salmodia.

Vengan y vean las obras de Dios,
temible en sus gestas por los hijos de Adán:
él convirtió el mar en tierra firme,
el río fue cruzado a pie.

Allí, nuestra alegría en él,
que por su poder domina para siempre.
Sus ojos vigilan las naciones,
no se alcen los rebeldes contra él.

Pueblos, bendigan a nuestro Dios,
hagan que se oiga la voz de su alabanza,
él, que devuelve nuestra alma a la vida,
y no deja que vacilen nuestros pies.

Tú nos probaste, oh Dios,
nos purgaste, cual se purga la plata;
nos prendiste en la red,
pusiste una correa a nuestros lomos,
dejaste que un cualquiera a nuestra cabeza cabalgara,
por el fuego y el agua atravesamos;
mas luego nos sacaste para cobrar aliento.

Con holocaustos entraré en tu Casa,
te cumpliré mis votos,
los que abrieron mis labios,
los que en la angustia pronunció mi boca.

Te ofreceré pingües holocaustos,
con el sahumerio de carneros,
sacrificaré bueyes y cabritos.

Vengan a oír y les contaré,
ustedes todos los que temen a Dios,
lo que él ha hecho por mí.
A él gritó mi boca,
la alabanza ya en mi lengua.
Si yo en mi corazón hubiera visto iniquidad,
el Señor no me habría escuchado.
Pero Dios me ha escuchado,
atento a la voz de mi oración.

¡Bendito sea Dios,
que no ha rechazado mi oración
ni su amor me ha retirado!” Amén.

Curiosidades

¿Qué pasó con Argula von Grumbach después de su audaz carta defendiendo a un estudiante protestante?

Todo pareciera una historia de éxito, pero para la hija de una casa noble esto significó una prueba amarga entre ella y su familia. Argula estaba casada con un católico fiel, Friedrich von Grumbach, un noble de Franconia. Este no comparte sus opiniones en absoluto. En el momento de su aparición pública hacía ya nueve años que ha estado casada, la pareja tiene tres hijos y una hija. Desde 1515, Friedrich von Grumbach ocupa el cargo bien remunerado como guardián de Dietfurt, lo que significa que él es gobernador con poderes especiales de los duques de Baviera, quien, en 1522, decretó que sus súbditos tenían estrictamente prohibido aceptarlas enseñanzas de Lutero, el leer sus tratados, o discutir su contenido- En su carta a la Universidad de Ingolstadt, Argula von Grumbach no sólo ignora esta prohibición, sino que defiende públicamente a un partidario de la Reforma.
El marido católico "lamentablemente contribuye mucho a perseguir a Cristo en mí."
En un día en el verano de 1523 también escribe una segunda carta: el destinatario es el soberano, Guillermo IV de Baviera. Ella quiere informar al duque, a quien conoce personalmente desde que sus días de infancia en la corte de Munich, sobre los incidentes en Ingolstadt y por lo tanto incluye una copia de su carta a la universidad. Esta carta posteriormente será ampliamente distribuida como un manifiesto de la Reforma, ya que la autora también habla de la obediencia de un cristiano hacia las autoridades.
Pero el duque Guillermo de Baviera también no considera a Argula como digna de recibir una respuesta. En lugar de ello, inmediatamente se despide a su marido de su servicio, por no haber impedido a su esposa el escribir estas cartas .Así, Friedrich von Grumbach pierde suposición bien remunerada, y la familia cae en problemas financieros. Teniendo en cuenta que Friedrich sigue siendo un católico fiel hasta su muerte en 1529, el matrimonio parece haber sido desbastado. Argula escribe sobre su esposo: "Desafortunadamente, él contribuye mucho a perseguir a Cristo en mí."
Pero a pesar de estas tensiones en la familia, ella escribe otra carta unas semanas más tarde, esta vez dirigida al consejo de la ciudad de Ingolstadt. En ella alude a las numerosas mujeres seguidoras de la Reforma en la ciudad y que ni siquiera tiene miedo a su propia muerte: "En verdad, si llegara a morir, cien mujeres escribirán en contra de ello porque son muchas, y mucho más cultas y más hábiles que yo."
Otros tratados siguieron, todos ellos fueron escritos dentro del plazo de un año. Después de 1524, Argula von Grumbach nunca publica otra palabra. Por tanto, mucha verdad se encuentra en la portada de su primer tratado impreso, la carta a la Universidad de Ingolstadt. Una mujer soltera está allí solo, Biblia en mano, frente al gran número de eruditos varones de Ingolstadt.
Hace algún tiempo, sin embargo, la iglesia de Baviera ha nombrado a un fideicomiso después de la valiente defensa de la Reforma. Es el objetivo de la Fundación Argula von Grumbach es apoyar la igualdad entre las mujeres y los hombres en la iglesia, así como el debate de las cuestiones de género en el contexto de la sociedad y la iglesia. Un reconocimiento tardío de una mujer valiente.
[Traducción: Pastor Lisandro Orlov. Buenos Aires. Argentina. Diciembre de 2014]

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 14:15-21

“Si me aman, guardarán mis mandamientos;
y yo pediré al Padre
y les dará otro Paráclito,
para que esté con ustedes para siempre,
el Espíritu de la verdad,
a quien el mundo no puede recibir,
porque no lo ve ni lo conoce.
Pero ustedes lo conocen,
porque vive con ustedes.
No los dejaré huérfanos:
volveré a ustedes.
Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes si me verán,
porque yo vivo y también ustedes vivirán.
Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre
y ustedes en mí y yo en ustedes.
El que tiene mis mandamientos y los guarda,
ése es el que me ama;
y el que me ame, será amado de mi Padre;
y yo lo amaré y me manifestaré a él.»” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

La palabra “paráclito” o “paracleto” proviene del verbo griego parakaleo que significa: rogar, suplicar, consolar. Por lo que Paráclito, al ser un sustantivo sería algo así como el “rogador”, el “suplicante, el “consolador”. Esta última palabra es una de las traducciones que se hace en algunas Biblias, en otras, aparece como abogado, en el sentido de: quien habla o pide por mí.
¿A qué viene toda esta explicación?
Cuando Jesús habla con sus discípulos antes de ser entregado, les promete que les va a enviar una ayuda. Esta ayuda será en forma de Espíritu, espíritu de la verdad, lo llama, aparte de Paráclito. Ellos no entienden nada, porque ni saben lo que está por suceder… sólo Jesús lo sabe… y quien lo va a entregar, aunque ni sueña con lo que le va a pasar al Maestro…
Esta ayuda es lo que llamamos Espíritu Santo, que no es otra cosa que Dios en nosotros, en cada uno de nosotros.
¿Y para qué nos “sirve”?
Es nuestra fuerza, quien nos da Luz, quien nos guía y nos permite tener fe, ya que la fe no es un logro personal, sino que es un don, un regalo de Dios.
El Espíritu Santo nos da el conocimiento de Dios, nos da claridad y nos permite amar de la misma forma que Dios nos ama. Jesús comparte su divinidad con nosotros a partir de su resurrección, lo que nos permite vivir en Dios, en esa comunión y esa Paz que tanto ansiamos, que nos impulsa a una vida de entrega, compromiso y obediencia.
¿Y para qué todo eso?
Para ser herramientas de cambio en un mundo que nosotros mismos, los seres humanos, hemos desequilibrado con nuestro egoísmo y ambición. Dios nos busca a través de Jesucristo para restaurar el mundo que estamos destruyendo, para que vuelva a la armonía… pero también sabe que solos no podemos (ya lo ha visto), por eso infunde en nosotros, su Espíritu. Ése es el sentido del plan de Salvación. Amén.

Querido Jesús, nunca me canso de agradecerte cuando veo todo lo que has hecho por mí y por toda la humanidad, cómo a cada momento me mostrás lo importante que es compartir, al punto que compartís conmigo y con todas las personas que te aceptan, tu divinidad: Dios habita en mí, en las personas que me rodean, en quienes confían en vos. ¡Gracias por tanto amor! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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