viernes, 12 de mayo de 2017

14 de Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
        
Salmo 33

“¡Griten de júbilo, justos, por mi Señor!,
de los rectos es propia la alabanza;
den gracias a mi Señor con cítara,
salmodien para él al arpa de diez cuerdas;
cántenle un cantar nuevo,
toquen la mejor música en la aclamación!

Pues recta es la palabra de mi Señor,
toda su obra fundada en la verdad;
él ama la justicia y el derecho,
del amor de mi Señor está llena la tierra.

Por la palabra de mi Señor fueron hechos los cielos
por el soplo de su boca toda su mesnada.
Él recoge, como un dique, las aguas del mar,
en depósitos pone los abismos.

¡Tema a mi Señor la tierra entera,
ante él también todos los que habitan el orbe!
Pues él habló y fue así,
mandó él y se hizo.

Mi Señor frustra el plan de las naciones,
hace vanos los proyectos de los pueblos;
mas el plan de mi Señor subsiste para siempre,
los proyectos de su corazón por todas las edades.
¡Feliz la nación cuyo Dios es mi Señor,
el pueblo que se escogió por heredad!

Mi Señor mira de lo alto de los cielos,
ve a todos los hijos de Adán;
desde el lugar de su morada observa
a todos los habitantes de la tierra,
él, que forma el corazón de cada uno,
y repara en todas sus acciones.

No queda a salvo el rey por su gran ejército,
ni el bravo inmune por su enorme fuerza.
Vana cosa el caballo para la victoria,
ni con todo su vigor puede salvar.

Los ojos de mi Señor están sobre quienes le temen,
sobre los que esperan en su amor,
para librar su alma de la muerte,
y sostener su vida en la penuria.

Nuestra alma en mi Señor espera,
él es nuestro socorro y nuestro escudo;
en él se alegra nuestro corazón,
y en su santo nombre confiamos.
Sea tu amor, mi Señor, sobre nosotros,
como está en ti nuestra esperanza.” Amén.

Curiosidades


Un día a finales del verano de 1523, una mujer joven toma con valentía en sus manos la pluma y el papel en su estudio. Con determinación, ella escribe una carta a la facultad de la Universidad de Ingolstadt. Su nombre es Argula von Grumbach, de 31 años, de ascendencia noble, educado, madre de cuatro hijos. Su acción audaz, con la que quería apoyar a un seguidor de Lutero, que se había metido en problemas, no quedó sin consecuencias. Argula von Grumbach hace historia como la primera mujer teólogo protestante estaba - pero ella también estaba dispuesta a asumir grandes sacrificios por sus convicciones
Esto nunca había sucedido antes. Con una carta, una sola mujer desafía todo el profesorado de la universidad de Ingolstadt: Argula von Grumbach pidió que los profesores debían entrar en un debate público con ella sobre la exégesis de la Sagrada Escritura. Mientras frotaban los ojos ante esta audacia, la remitente sabe exactamente lo que quiere: contribuir con argumentos teológicos para el caso del joven seguidor de Lutero, Arsacio Seehofer, y en última instancia a la causa de la Reforma misma. Ella con confianza termina su carta con las palabras: "Yo no he escrito sobre chisme de mujer a usted, pero sí sobre la palabra de Dios, como miembro de la iglesia." Ella pone una sola condición: que la conversación se celebre en alemán, porque ella no habla latín, el idioma oficial de la universidad en ese momento.
¿Qué lleva exactamente a Argula von Grumbach a escribir su valiente carta, la primera declaración pública de una mujer a favor de la Reforma? Hasta entonces, nadie se había atrevido a pronunciarse públicamente a favor del Maestro Seehofer, de 18 años de edad, quien promovió las ideas de la Reforma en su universidad en Ingolstadt. Ya un año antes, los duques bávaros habían prohibido el adoptarla nueva fe. El sólo hecho de leerlos escritos de Lutero se convirtió en un delito. Y por lo tanto, el joven se ve obligado a abjurar públicamente y es desterrado aun monasterio cercano.
Argula escuchó acerca de estos acontecimientos, hace más investigaciones-y está realmente indignada. Para ella, es obvio que los docentes han obligado a Seehofer a abjurar bajo la amenaza de la violencia, y que no fueron capaces de sostener su actuar  de acuerdo con referencias bíblicas. "Encuentro que en ninguna parte de la Biblia que Jesús o sus discípulos o profetas hayan encarcelado, quemado o exiliados a alguien."
Y Argula von Grumbach conoce la Biblia perfectamente bien. Cuando tenía diez años de edad, ella ya era dueña de una edición alemana de la Biblia. Le fue legada por su padre, y ella lo lee frecuentemente, sobre todo después de su muerte prematura de su padre. Pero es Martín Lutero, de quien obtiene la justificación para confiar en sus propias interpretaciones de la Biblia, y confiar asimismo en ellos para sus decisiones personales y de conciencia. En sus primeros tratados, había exigido seguir el principio de "Sola Scriptura", con lo que la Sagrada Escritura es el único criterio en materia de fe. Además, la propuesta de Lutero del sacerdocio de todas y todos los bautizados es para ella un estímulo personal. Si la consagración  sacerdotal no es un requisito con el fin de interpretar el mundo a la luz de la fe, ella, Argula von Grumbach, tiene derecho también de hacerlo.
Ella invoca el recuerdo de Jesús y sus intensas discusiones y debates académicos con las mujeres. Como una excelente estudios a de las palabras de la Biblia, también conoce las imágenes femeninas de Dios, que se encuentran frecuentemente en el Antiguo y el Nuevo Testamento. Para ella, es obvio: que tanto los hombres y las mujeres están llamados a proclamar públicamente su fe y confesara Jesucristo. Y así continúa, con fe firme: "Aun cuando puede ocurrir que Lutero invalide, lo que Dios puede prohibir, no me debe molestar ya que yo no confío en él, porque tanto yo como el intelecto de cualquiera no se apoya en Lutero sino sólo en la verdadera roca: Cristo mismo".
Sin embargo, la discusión con el profesorado universitario nunca sucede. Argula von Grumbach ni siquiera se la considera digna de recibir una respuesta de la Universidad de Ingolstadt. Pero los protestantes imprimen y distribuyen su tratado. En sólo dos meses, se reproduce en 13 ediciones. En ese momento, solo los escritos de Martín Lutero fueron tan ampliamente difundidos.
[Traducción: Pastor Lisandro Orlov. Buenos Aires. Argentina. Diciembre de 2014]

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Evangelio

Juan 14:1-12

“«No se turbe su corazón.
Creen en Dios: crean también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas mansiones;
si no, se los habría dicho;
porque voy a prepararles un lugar.
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar,
volveré y los tomaré conmigo,
para que donde esté yo
estén también ustedes.
Y adonde yo voy saben el camino.»
Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús:
«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Nadie va al Padre sino por mí.
Si me conocen a mí, conocerán también a mi Padre;
desde ahora lo conocen y lo han visto.»
Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con ustedes y no me conoces Felipe?
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.
¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?
¿No crees
que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?
Las palabras que les digo, no las digo por mi cuenta;
el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.
Créanme:
yo estoy en el Padre y el Padre está en mí.
Al menos, créanlo por las obras.
En verdad, en verdad les digo:
el que crea en mí,
hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún,
porque yo voy al Padre.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Así como hay muchos caminos concretos, los que transitamos diariamente, los que vemos diariamente y los que no conocemos (basta tomar un mapa vial y nos sorprenderemos de la red que forman), así también son los caminos de la vida, los que tomamos por costumbre, los que decidimos tomar, los que nos hicieron tomar y los que nunca tomaríamos.
En lo concreto hay caminos anchos y asfaltados, hay autopistas de varios carriles y de dos vías, hay caminos vecinales, hay caminos de montañas, serpenteados, hay calles y bocacalles (algunas de ellas, tenebrosas), senderos y huellas… que también forman un camino…
Cualquiera de ellos los podemos comparar con los de la vida. Muchas veces nos pasa que no sabemos cuál tomar, porque no estamos seguros adonde nos lleva.
Hay caminos que al comenzar a transitarlos parecen seguros, confiables, pero con el paso del tiempo no nos agrada el rumbo que van tomando. A veces nos damos cuenta de que no llevan a ninguna parte, y no nos queda volver de dónde venimos.
Hay caminos que desde un principio ya sabemos que van a ser duros, difíciles, pero no lo elegimos por eso, sino hasta donde nos lleva. Nos interesa el destino final.
Cuando pensamos una vida en la fe, no siempre es un camino atractivo, exige disciplina y compromiso. Dos palabras poco cotizadas en un tiempo en donde queremos ganar, queremos triunfar, pero sin esfuerzo y sin involucrarnos.
Cuando Jesús dice “Yo soy el Camino”, por un lado nos está diciendo que lo que vamos a encontrar al final es el lugar adonde queremos ir: la Vida, eso que tanto ansiamos, y la Vida, es Dios, es quien nos la da, quien nos sostiene y nos protege. Por lo que nos encontramos con un camino que nos lleva a un destino, y eso es bueno.
Por otro lado, al decir “Yo soy el Camino”, nos invita a transitar sobre él ¿qué significa esto?
Que Su vida es la vida que queremos vivir.
¿Y qué quiere decir esto?
Volvemos a hablar de compromiso, entrega, objetivos, de principios. Palabras que no están muy cotizadas hoy en día.
¿Pero saben qué?
Tampoco era algo que todos querían en los tiempos de Jesús. De hecho muchos lo dejaron conforme se daban cuenta de que no se trataba de palabras bonitas y un buen discurso… casi parece que estuviera hablando de política…
Jesús es un buen camino, tal vez no el más atractivo, pero el más seguro. Y lo mejor de todo es que nos lleva a Dios, a la Paz, a la Vida plena, al verdadero cambio. Amén.


Querido Jesús, sé que estás preparando un lugar especial para mí, y eso me alegra, pero más me alegra que lo estás haciendo para toda persona que cree en vos, que quiere caminar sobre tus pasos, tomarte como Camino. Gracias, porque sé que voy a llegar al mejor destino. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario