viernes, 26 de junio de 2015

28 Junio

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 30

Te glorificaré, mi Señor, porque me has exaltado
y no has permitido que mis enemigos se alegren de mí.
Mi Señor, Dios mío,
a ti clamé y me sanaste.
Mi Señor, hiciste subir mi alma del seol.
Me diste vida, para que no descendiera a la sepultura.

¡Canten a mi Señor, ustedes sus santos,
y celebren la memoria de su santidad!,
porque por un momento será su ira,
pero su favor dura toda la vida.
Por la noche durará el lloro
y a la mañana vendrá la alegría.

En mi prosperidad dije yo:
«No seré jamás conmovido»,
porque tú, mi Señor, con tu favor
me afirmaste como a monte fuerte.
Escondiste tu rostro,
fui turbado.

A ti, mi Señor, clamaré;
al Señor suplicaré.
¿Qué provecho hay en mi muerte
cuando descienda a la sepultura?
¿Te alabará el polvo?
¿Anunciará tu verdad?
Oye, mi Señor, y ten misericordia de mí;
mi Señor, ¡sé tú mi ayudador!

Has cambiado mi lamento en baile;
me quitaste la ropa áspera y me vestiste de alegría.
Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado.
Mi Señor Dios mío, ¡te alabaré para siempre!”
Amén.

Curiosidades

¿Quién era Jairo?

Jairo era principal de la sinagoga cuya hija fue curada por Cristo. El nombre puede derivarse del hebreo ya’ir, ‘Yahveh ilumina’. Marcos y Lucas lo nombran, no así Mateo. Entre los deberes estaba la dirección del culto en la sinagoga y la selección de los que debían guiar en oración, leer las Escrituras, y predicar allí. Generalmente había un solo arjisymagogas en cada sinagoga (Mateo lo describe simplemente como arjon, que tiene aquí el mismo significado).
Jairo acudió a Jesús después que el Señor cruzó el mar de Galilea desde la Decápolis y desembarcó cerca de Capernaum. Su hija de doce años estaba a punto de morir, y le pidió al Señor que fuera y la curara. Camino a su casa Jesús curó a una mujer que sufría de hemorragia. Entonces llegó la noticia de que la niña había muerto. La mayor parte de los presentes pensó que era innecesario seguir molestando a Cristo, y se burlaron de su declaración de que sólo estaba dormida. Cuando hubo despedido a todos, excepto a Pedro, Jacobo, Juan, y Jairo y su mujer, Jesús la tomó por la mano y la pequeña volvió a la vida. Entonces ordenó que le dieran de comer y les pidió que no divulgaran el hecho.
Desde el punto de vista literario es interesante notar cómo Mateo comprime la historia de modo que da la impresión de que la niña ya estaba muerta cuando Jairo se acercó a Jesús por primera vez. También es digno de mención que Marcos mantiene la frase telitâ qum.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.674-675)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 5:21-43

Al pasar otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió a su alrededor una gran multitud; y él estaba junto al mar. Y vino un alto dignatario de la sinagoga, llamado Jairo. Al verlo, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo:
—Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y viva.
Fue, pues, con él, y lo seguía una gran multitud, y lo apretaban. Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía y de nada le había servido, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús se acercó por detrás entre la multitud y tocó su manto, porque decía: «Si toco tan sólo su manto, seré salva.» Inmediatamente la fuente de su sangre se secó, y sintió en el cuerpo que estaba sana de su flagelo. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, preguntó:
—¿Quién ha tocado mis vestidos?
Sus discípulos le dijeron:
—Ves que la multitud te aprieta, y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”
Pero él miraba alrededor para ver quién lo había hecho. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él y le dijo toda la verdad.
Él le dijo:
—Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad.
Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del alto dignatario de la sinagoga, diciendo:
—Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas más al Maestro?
Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al alto dignatario de la sinagoga:
—No temas, cree solamente.
Y no permitió que lo siguiera nadie sino Pedro, Jacobo y Juan, hermano de Jacobo. Vino a casa del alto dignatario de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. Entró y les dijo:
—¿Por qué alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino dormida.
Y se burlaban de él. Pero él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. Tomó la mano de la niña y le dijo:
—¡Talita cumi! (que significa: “Niña, a ti te digo, levántate”).
Inmediatamente la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y la gente se llenó de asombro. Pero él les insistió en que nadie lo supiera, y dijo que dieran de comer a la niña.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Un giro en la vida…
¿Cuántos no están deseando en este momento un giro en su vida?
Pero no estoy hablando de un golpe de suerte, estoy hablando de un giro del cual nosotros somos parte, nosotros elegimos y ponemos de nosotros para ese cambio.
Muchas veces lo que esperamos es que mágicamente cambie nuestra vida, pero a la vez no estamos dispuestos a cambiar nada en nuestra forma de vivir. Queremos cambiar, pero no estamos dispuestos a renunciar a nada o no nos “da el cuero” como se dice.
En el relato de hoy una mujer que padecía de hemorragias durante 12 años busca al menos tocar el manto de Jesús. Se acercó con mucha dificultad por la gran cantidad de gente que había, pero también porque estaba débil… pero lo logró. Ella confiaba en que Jesús le cambiaría su vida, y así fue. Pero no quedó esperando, tomó la decisión y se arriesgó.
Los cambios, los giros en nuestras vidas nacen de adentro hacia afuera, no hay fórmulas mágicas, ni nada que se le parezca. La fe es un plus muy importante, peros siempre es fe y acción, no podemos simplemente esperar inmóviles que Dios cambie nuestras vidas.
A veces nos acostumbramos tanto a vivir a medias, a ser infelices, a creer que nuestra vida es así y listo, que pensar en dar el giro es algo casi imposible. Pero hoy te digo que no importa tu edad, tu economía, tu sexo, tu vida puede cambiar si te animás a hacerlo. Una vez que te decidís hay muchas personas que están esperando esto y te ayudarán a que tu vida sea diferente. Si vivís una situación de violencia, acercate a la policía de la mujer, ahí te van a dar una mano, si estás triste o angustiado, hay grupos de autoayuda y servicios psicológicos gratuitos que te están esperando, si tu problema es el alcohol, los grupos de AA tienen sus puertas abiertas en los grupos, lo mismo si estás inmerso en el mundo de las drogas.
El cambio es posible, lo importante es que vos lo desees y te lo propongas, no estás solo, no estás sola, Dios te acompaña y te sana a través muchas personas que día a día se dedican a ayudar a alguien como vos… y a vos también. Animate. Amén.

Querido Jesús, muchas veces creo que soy la única que tiene problemas, que necesita un empujoncito, pero a la vez, cuando pienso en dar un giro en mi vida, asumo que no estoy dispuesta a renunciar a las cosas a las que me acostumbré o simplemente tengo miedo de una nueva vida, pensando que sé cómo es mi vida ahora aunque no sea tan buena… ayudame a decidirme y a asumir que soy yo la que debe tomar la primera determinación y a confiar en que no estoy solas, que a otras personas les pasa lo mismo que a mí y me pueden ayudar a salir adelante. Dame la fe necesaria para comprender que vos estás siempre a mi lado y que tu luz me dará luz. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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