viernes, 19 de junio de 2015

21 Junio

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 107:23-43

“… Los que descienden al mar en naves
y hacen negocio en las muchas aguas,
ellos han visto las obras de mi Señor
y sus maravillas en las profundidades,
porque habló, e hizo levantar un viento tempestuoso
que encrespa sus olas.
Suben a los cielos, descienden a los abismos;
sus almas se derriten con el mal.
Tiemblan y titubean como ebrios,
y toda su ciencia es inútil.
Entonces en su angustia claman a mi Señor,
    y él los libra de sus aflicciones.
Cambia la tempestad en sosiego
y se apaciguan sus olas.
Luego se alegran, porque se apaciguaron,
y así los guía al puerto que deseaban.
¡Alaben la misericordia de mi Señor
    y sus maravillas para con los hijos de los hombres!
¡Exáltenlo en la asamblea del pueblo,
y en la reunión de ancianos lo alaben!

Él convierte los ríos en desierto
y los manantiales de las aguas en sequedales;
la tierra fructífera en estéril,
por la maldad de los que la habitan.
Vuelve el desierto en estanques de aguas
y la tierra seca en manantiales.
Allí establece a los hambrientos
y fundan ciudad donde vivir.
Siembran campos y plantan viñas;
rinden abundante fruto.
Los bendice, y se multiplican en gran manera;
y no disminuye su ganado.

Luego son menoscabados y abatidos
a causa de tiranía, de males y congojas.
Él esparce menosprecio sobre los príncipes
y los hace andar perdidos, vagabundos y sin camino.
Levanta de la miseria al pobre
y hace multiplicar las familias como a rebaños de ovejas.
Véanlo los rectos y alégrense,
y todos los malos cierren su boca.
Quien sea sabio y guarde estas cosas,
entenderá las misericordias de mi Señor.”
Amén.

Curiosidades

¿Qué es “la barca de Jesús”? ¿Dónde se encontró y de qué época procede?

La conocida como la "barca de Jesús" -que data del siglo I y fue descubierta a orillas del Mar de Galilea- atrae a diario a numerosos peregrinos al israelí Kibutz Ginosar, cuyos habitantes fueron responsables del insigne hallazgo.
Su descubrimiento -en 1986 por dos hijos de un pescador de la costa noroeste del también llamado en la Biblia lago Genesaret o de Tiberíades.
Tras una fuerte sequía en ese año, que provocó el descenso de las aguas del lago, los hermanos rastrearon su fondo en busca de vestigios antiguos como otros lugareños, cuando encontraron varios clavos sujetos a unos trozos de madera.
Eran parte de la nave, que logró sobrevivir al paso del tiempo gracias a que quedó sepultada y protegida por el barro, lo que impidió que el oxígeno descompusiera la madera del armazón.
La embarcación fue extraída por expertos y voluntarios de la Dirección de Antigüedades de Israel tras una extraordinaria excavación arqueológica que duró once días y requirió titánicos esfuerzos y no poca creatividad.
Para facilitar su transporte y evitar que la madera se desintegrara, fue cubierta con un caparazón de poliuretano espumoso y fibra de vidrio, que protegió su débil y anegado casco.
Durante catorce años, fue minuciosamente limpiada en una piscina especialmente construida en el kibutz para su conservación, donde fue sometida a una solución química que deshizo la costra y deshidrató la madera con una cera sintética, endureciendo así su casco.
De 8,2 metros de largo por 2,3 metros de ancho y 1,2 metros de altura, se exhibe hoy en día a una temperatura de 21 grados centígrados y un 60 por ciento de humedad ambiente y gracias a un armazón de acero que apuntala sus endebles vigas.
Compuesta por doce tipos de madera -principalmente de cedro y roble- es un modelo típico de las antiguas construcciones de caparazón típicas mediterráneas, empleada tanto para el transporte de personas -hasta 15- como para la pesca.
Junto a ella se encontraron utensilios de cocina y lámparas de aceite.
Fue descubierta a 300 metros de la aldea Magdala, lugar en el que también se encontró un mosaico que representa una barca del siglo I y que se proyecta junto al hallazgo para dar una idea de cómo eran este tipo de botes.
Los arqueólogos creen que la barca debió de ser similar a la que utilizaron los judíos en la batalla naval de Migdal (nombre hebreo de Magdala) o las que usaron Simón, Andrés, Santiago y Juan, discípulos de Jesús.
 (http://www.lanacion.com.ar/1014102-la-barca-de-jesus)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 4:35-41

Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo:
—Pasemos al otro lado.
Una vez despedida la multitud, se lo llevaron tal como estaba en la barca. También había otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento que echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal. Lo despertaron y le dijeron:
—¡Maestro!, ¿no tienes cuidado que perecemos?
Él, levantándose, reprendió al viento y dijo al mar:
—¡Calla, enmudece!
Entonces cesó el viento y sobrevino una gran calma. Y les dijo:
—¿Por qué están así amedrentados? ¿Cómo no tienen fe?
Entonces sintieron un gran temor, y se decían el uno al otro:
—¿Quién es éste, que aun el viento y el mar lo obedecen?” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Cuántas tormentas has pasado y has sobrevivido?
¿Cómo sobreviviste, quién te dio las fuerzas, la esperanza?
Al igual que una tormenta climática, en la vida atravesamos por momentos muy difíciles en donde todo se destruye a nuestro alrededor y no logramos ver más allá de nuestras narices. Son tiempos en donde nos cuesta ver que haya una salida, o al menos nos cuesta pensar que va a pasar y que vamos a poder reconstruirnos nuevamente.
Personalmente creo y siento que Dios me acompaña. A veces me enojo con él y le pregunto ¿hasta cuándo? O ¿qué sentido tiene esto que está pasando en mi vida, para dónde me estás llevando?
El tratar de seguir adelante en la oscuridad no es nada fácil, porque tenemos miedo de caernos, lastimarnos, de ir hacia el lugar equivocado. Y es que sólo vamos a saber si fuimos para la dirección correcta una vez que llegamos o cuando se disipa la tormenta.
La idea de descansar en Dios, estar alerta, pero descansando en Dios es lo que nos propone hoy el evangelio. Algo un poco difícil para nosotras, las personas que somos inmediatistas, que queremos todo ya, como si nunca dejáramos de ser niños pequeños.
Descansar en Dios con la certeza de que nos lleva a buen puerto, que por alguna razón las tormentas pasan por nuestras vidas, lo mismo que en la naturaleza, y que igual que lo que pasa en la naturaleza, podremos renacer y resurgir de los escombros, de los gajos quebrados y desparramados por todo el patio.
La oración es una de las herramientas muy buenas para descansar en Dios, y te sugiero que la aproveches. La oración como la charla que tenemos con Dios, él siempre responde… aunque a veces nuestros deseos o revoluciones no nos permiten escucharlo, porque en muchos casos no nos gustan tanto sus respuestas porque requieren de nosotros un esfuerzo, una adaptación a una nueva realidad. Amén.

Querido Jesús, ¡qué duro es pasar por una tormenta! Pero a la vez ¡qué bueno saber que estás a mi lado! Ayudame a descansar en Dios, a aprender a dormir tranquila, recobrar mis fuerzas y una nueva cabeza para tomar las mejores decisiones. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario