viernes, 15 de mayo de 2015

17 Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 103

Bendice, alma mía, a mi Señor,
y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a mi Señor,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona todas tus maldades,
el que sana todas tus dolencias,
el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y misericordias,
el que sacia de bien tu boca
de modo que te rejuvenezcas como el águila.

Mi Señor es el que hace justicia
y derecho a todos los que padecen violencia.
Sus caminos notificó a Moisés,
y a los hijos de Israel sus obras.
Misericordioso y clemente es mi Señor;
lento para la ira y grande en misericordia.
No contenderá para siempre
ni para siempre guardará el enojo.
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras maldades
ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados,
porque, como la altura de los cielos sobre la tierra,
engrandeció su misericordia sobre los que lo temen.
Cuanto está lejos el oriente del occidente,
hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
Como el padre se compadece de los hijos,
se compadece mi Señor de los que lo temen,
porque él conoce nuestra condición;
se acuerda de que somos polvo.

El hombre, como la hierba son sus días;
florece como la flor del campo,
que pasó el viento por ella, y pereció,
y su lugar ya no la conocerá más.
Mas la misericordia de mi Señor es desde la eternidad y hasta la eternidad
sobre los que lo temen,
y su justicia sobre los hijos de los hijos,
sobre los que guardan su pacto
y los que se acuerdan de sus mandamientos
para ponerlos por obra.

Mi Señor estableció en los cielos su trono
y su reino domina sobre todos.
¡Bendigan a mi Señor, ustedes sus ángeles,
poderosos en fortaleza, que ejecutan su palabra
obedeciendo a la voz de su precepto!
¡Bendigan a mi Señor, ustedes todos sus ejércitos,
ministros suyos que hacen su voluntad!
¡Bendigan a mi Señor, ustedes todas sus obras,
en todos los lugares de su señorío!

¡Bendice, alma mía, a mi Señor!” Amén.

Curiosidades

¿Qué significa “en el nombre de Dios?

El nombre de Dio se describe como “nombre santo” con más frecuencia que todas las otras adjetivaciones tomadas juntas. Fue ese el sentido de lo sagrado del nombre lo que finalmente condujo a la obtusa negativa a usar “Yahveh”, lo cual ha llevado a una gran pérdida del sentido del nombre divino en algunas traducciones de la Biblia. La “santidad” del nombre, empero, no impide su uso sino su abuso: esta es la razón por la cual la revelación del nombre divino no debe confundirse nunca con pensamiento alguno de un “poder frente a lo divino” de carácter mágico. Lejos de poder usar el nombre para controlar a Dios, es el nombre el que controla al ser humano, tanto en el culto hacia Dios, como en el servicio para con los seres humanos. El “nombre” es, por lo tanto, el motivo del servicio; es también el mensaje y el medio de poder.
En toda la Biblia el nombre de Dios constituye el fundamento de la oración.
En forma característica el NT asocia el bautismo en el nombre, ya de la santa Trinidad o del Señor Jesús: la distinción está en que el principio recalca la realidad total de la naturaleza y los propósitos divinos, y la totalidad de la bendición destinada al recipiente, mientras que el segundo destaca el medio efectivo de llegar a disfrutar de dichos bienes por la sola mediación de Jesús.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.972)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 17:11b-19

Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.
»Pero ahora vuelvo a ti, y hablo esto en el mundo para que tengan mi gozo completo en sí mismos. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los odió porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Hasta el día de hoy muchos grupos de cristianos han buscado una forma de seguir la voluntad de Dios construyéndose un mundo aparte. Los menonitas o amish son de los más extremistas, pero también hay otros que viven en medio de la sociedad, pero sólo frecuentan los círculos de su iglesia, su familia, sus amigos, novios o novias, los buscan en ese espacio. Escuchan las denominadas radios cristianas, van a recitales de música cristiana y sólo ven canales de TV cristianas. Todo lo de “afuera” es “del mundo” y puede llevar al pecado, por eso es tan importante mantenerse alejados de cualquier contaminación.
Sin embargo el mismo Jesús, cuando habla con el Padre, antes de ser entregado y terminar en la cruz, pide por sus amigos y amigas, y lo que dice es: No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. La clave no está en separarse de la sociedad, sino que, inmersos en ella, Dios nos proteja, cuide de nosotros, nos dé fuerzas. La clave es que, como herramientas de Dios para proclamar el evangelio, estemos entre la gente que necesita de nuestro amor, de las palabras de consuelo que podamos decir, de la valentía para enfrentar a quienes con su poder se aprovechan de los más vulnerables.
¿Cómo dar testimonio de Cristo en el medio de la nada, sin un compromiso con el prójimo, manteniéndonos alejados de todos los problemas y las dificultades por las que no sólo nosotros, sino todas las personas nos toca atravesar?
Hay una canción que dice: “Libertad no es construirte solitario un mundo aparte.” Eso es lo que Dios espera, que nos sumerjamos en este mundo en donde hay tanto dolor y desesperación para que demos luz, esa misma luz que brilló desde la tumba vacía. Amén.

Querido Jesús, a veces me dan ganas de alejarme de todos los problemas, meterme en una burbuja y listo. Después pienso en vos y cómo caminaste aquí en la tierra rodeado de personas angustiadas, enfermas, despreciadas, desesperadas, que te buscaban y les dabas el alivio que necesitaban, y me digo… ¡no puedo ser tan egoísta! ¡no pudo perderme la alegría de servir a quienes necesitan, de zambullirme en este mundo que Dios con todo su amor ha creado! Ayudame a no desistir, a no tentarme y abandonar. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario