viernes, 7 de marzo de 2014

9 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 85

“Fuiste propicio a tu tierra, mi Señor;
volviste la cautividad de Jacob.
Perdonaste la maldad de tu pueblo;
todos los pecados de ellos cubriste.
Reprimiste todo tu enojo;
te apartaste del ardor de tu ira.

Restáuranos, Dios de nuestra salvación,
y haz cesar tu ira contra nosotros.
¿Estarás enojado contra nosotros para siempre?
¿Extenderás tu ira de generación en generación?
¿No volverás a darnos vida,
para que tu pueblo se regocije en ti?
¡Muéstranos, mi Señor, tu misericordia
y danos tu salvación!

Escucharé lo que hablará mi Señor Dios,
porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,
para que no se vuelvan a la locura.
Ciertamente cercana está su salvación a los que lo temen,
para que habite la gloria en nuestra tierra.

La misericordia y la verdad se encontraron;
la justicia y la paz se besaron.
La verdad brotará de la tierra
y la justicia mirará desde los cielos.
Mi Señor dará también el bien
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia irá delante de él
y sus pasos nos pondrá por camino.” Amén.

Curiosidades

¿Dónde y cuándo escribió Pablo la Carta a los Romanos?
 
Todas las indicaciones que ofrece la misma epístola con respecto al lugar en que se encontraba Pablo apuntan hacia el período de su residencia en Grecia, al final del tercer viaje misionero. Es ese momento indudablemente tiene la mirada puesta en occidente, porque se propone no sólo ir a Roma, sino seguir adelante, encarando futuras obras misioneras, hasta llegar a España. Por lo tanto, ya van terminando sus viajes en oriente, y esto concordaría perfectamente con la situación en Hch.20. Además está en camino a Jerusalén con la contribución que han hecho muchas iglesias para ayudar a los cristianos que allí se debaten en la pobreza. No puede haber duda, por lo tanto, de que escribe esta carta casi al final del tercer viaje.
Como confirmación de esta conclusión hay ciertas indicaciones en el cap.16 que nos hacen pensar en Corinto como lugar desde donde fue despachada, aunque no todos los eruditos están dispuestos a apelar a este capítulo en busca de apoyo para esta posibilidad, ya que algunos creen que fue enviada desde Éfeso y no a Roma. Pero dejando esto de lado, es significativo que se haga una recomendación en cuando a Febe, que era diaconisa de la iglesia de Cencrea, uno de los puertos de Corinto. También hay una referencia, al pasar, a un tal Gayo, que fue anfitrión de Pablo en la época en que escribió la epístola; y es posible que se trate de un creyente que se menciona en 1 Co.1:14. Posiblemente el Erasto que se menciona en Ro.16 sea el mismo que encontramos en 2 Ti.4:20, y que había quedado en Corinto, pero sobre esto no hay ninguna certidumbre. Más significativa es la mención de Timoteo y Sópater, que habían acompañado a Pablo en su visita a Jerusalén.
En consecuencia, podemos fechar la epístola con relativa precisión; aunque los problemas de la cronología neotestamentaria en general, y la paulina en particular, nos impiden fijar fechas precisas. Una fecha comprendida entre los años 57 y 59 d.C. concordaría con todos los datos de que disponemos.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Romanos 12:17-19

No paguen a nadie mal por mal; procuren lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, estén en paz con todos los hombres. No se venguen ustedes mismos, amados míos, sino dejen lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.»” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Desde Jesús somos llamados al perdón y la reconciliación. Somos mensajeros de paz. Algo que en teoría está muy bien, pero que llevarlo a la práctica es algo difícil.
Mientras que nuestra vida se mantiene sin sobresaltos seguramente logramos vivir en la armonía, dejando que Dios se ocupe de hacer justicia. Pero puedo imaginarme que no es tan fácil cuando vivimos la experiencia del asesinato, el maltrato o la violación de un ser querido.
En esto días escuché en las noticias que el padre de una de las dos chicas francesas que intentaron violar y luego asesinaron en el norte argentino, puso abogados para defender a los hombres que según la justicia han sido los responsables. Lo que argumenta es que quiere que sea un juicio justo y que vayan a la cárcel los verdaderos culpables y no cualquiera, como para que todo quede en paz. Esto me llamó mucho la atención, pero tiene su lógica desde un pensamiento cristiano: buscar la justicia, no la venganza.
Este hombre me ha llamado mucho la atención desde el principio, porque la muerte de su hija en una situación tan aberrante, lejos de quitarle fuerzas, lo impulsó no sólo a luchar por su hija y la justicia por su asesinato, sino que a partir de esta experiencia de dolor extremo, se ha convertido en un defensor de los derechos de la mujer a transitar libremente por el mundo.
Muchos dijeron en ese momento: y bueno, “también por qué estas chicas tenían que ir solas al bosque”, y él me hizo pensar: ¿por qué hay lugares que son peligrosos para una mujer y no para un hombre? ¿por qué la mujer tiene que vivir cuidándose para que no la abusen sexualmente? Porque si yo le digo a mis hijas “no te pongas eso, no andes por ahí, etc”, de alguna manera le estoy diciendo que es ella la que provoca al hombre perverso, cuando en realidad el que está en falta no es ella, sino el hombre.
Ante las experiencias dolorosas, ante la injusticia y el horror, nosotros podemos elegir de qué forma queremos enfrentarlas, si vamos a alimentar el odio y la venganza, o vamos a permitir que Dios actúe en nuestro corazón y logremos florecer de esa experiencia sorprendiendo al mundo y dando testimonio de Cristo. Amén.

Querido Jesús, ¡gracias! Porque sé que estás a mi lado ¡gracias! Porque me has demostrado que se puede devolver bien por mal ¡gracias! Por tu amor sin límites. Enseñame a vivir de esa manera, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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