jueves, 10 de octubre de 2013

13 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 98

““Canten a mi Señor cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra lo ha salvado
y su santo brazo.
Mi Señor ha hecho notoria su salvación;
a vista de las naciones ha descubierto su justicia.
Se ha acordado de su misericordia y de su verdad
para con la casa de Israel;
todos los términos de la tierra han visto
la salvación de nuestro Dios.

Canten alegres a mi Señor, toda la tierra.
Levanten la voz, aplaudan y canten salmos.
Canten salmos a mi Señor con arpa;
con arpa y voz de cántico.
Aclamen con trompetas y sonidos de bocina,
delante del Rey, mi Señor.

Brame el mar y su plenitud,
el mundo y los que en él habitan;
los ríos batan las manos,
regocíjense todos los montes
delante de mi Señor,
porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con rectitud.” Amén.

Curiosidades

¿Cómo estaba preparado el soldado romano?

El legionario estaba generalmente armado con dos jabalinas, una pesada y otra ligera, una espada, y hasta la época de Trajano, un puñal. Para su protección portaba un casco, una armadura de anillas, placas  o escamas y un escudo rectangular que llevaba una protección metálica o umbo para la posición de la mano. Completaban su equipamiento  un par de sandalias y una mochila o morral.
Uno de sus principales atributos, ya que muchas veces se enfrentaban con ejércitos mayores y mejor equipados, era el de formar parte de un cuerpo sumamente disciplinado y en constante entrenamiento, tanto para poder efectuar maniobras militares en forma precisa y exacta, como la famosa tortuga o testudo, como para trabajar en obras de ingeniería militar (construcción de campamentos, murallas y fortalezas) y obras públicas (caminos, puentes y acueductos).
Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

2 Timoteo 2:1-13

Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
Tú, pues, sufre contratiempos como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.
Acuérdate de Jesucristo, descendiente de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio, en el cual sufro contratiempos, hasta prisiones a modo de malhechor; pero la palabra de Dios no está presa. Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.
Palabra fiel es ésta:
Si somos muertos con él, también viviremos con él;
si sufrimos, también reinaremos con él;
si lo negamos, él también nos negará;
si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Vivimos en un tiempo en donde la gente sueña conseguir lo que desena peo sin esfuerzo. Todo lo que signifique horas y horas de dedicación, contratiempos y sinsabores no es bien visto. Pretenden llegar a la meta sin haber sudado, sin haber sufrido, sin haber salido mal e intentado nuevamente. La perseverancia parece algo de otro tiempo, si algo no sale en el primer intento, se abandona. Y así se vuelve a empezar una y otra cosa nunca logrando nada en realidad.
En el imaginario las personas “exitosas” han tenido un golpe de suerte, no se ve el árido camino que han atravesado. Y esa es la expectativa en general.
La cultura del trabajo permanece entre unos pocos que todavía considera que lo que más valoramos es lo que conseguimos con nuestro esfuerzo. Pero desde que en los años 90 un sindicalista salió a decir que nadie jamás nadie se hizo rico trabajando, sino que quienes logran amasar fortunas es porque se lo han arrebatado a otros, hubo una toma de conciencia de esto. Y es que hoy día la cosa es tener mucho dinero… el amor al trabajo, a la tarea que realizamos para llevar el pan a la mesa es algo del pasado o de quienes somos unos anticuados.
A eso se suma la gran cantidad de personas que reciben dinero del estado: planes, asignaciones, pensiones, algunas de ellas muy justamente, pero muchas otras, sin ninguna razón, y así pierden la dignidad de ganarse el pan con el sudor de la frente.
Los contratiempos, el esfuerzo, la perseverancia, son parte de la vida, y es verdad que lo que conseguimos con esfuerzo, lo que cosechamos fruto de nuestras manos, de nuestro trabajo, se disfruta de una forma diferente. El distinto comprar un pescado en la pescadería que estar horas con la caña, sentir que “picó” e intentar sacarlo si que se escape, luego desescamarlo, limpiarlo: ese pescado sí que tiene un sabor rico, porque nos costó, porque lo ganamos.
El esfuerzo, la dedicación nos hace más nuestro lo que conseguimos. El hacer algo con nuestras manos, con nuestra inteligencia, algo que salga de nosotros tiene un valor y un sabor muy distinto que nos hace sentir plenos, triunfantes, valiosos. Porque parte de la dignidad de la persona es ganarse lo que tiene, no recibirlo porque le corresponde.
Lamentablemente vivimos en una sociedad en donde se incentiva la ley del menor esfuerzo. En nombre de los derechos de las personas, se le quita el sabor de la vida, la alegría de producir de trabajar de esforzarse para conseguir lo que se quiere. Por eso prolifera el juego, los bingos y tantas espejismos que nos quieren hacer creer que un golpe de suerte es lo que nos va a cambiar la vida, cuando en realidad somos nosotros los constructores, los artesanos, los hacedores de nuestras vidas, y en eso radica la felicidad y el sentido de la vida.
Dios nos permita descubrir esto y a esforzarnos también para que nuestra vida se la dediquemos a él, fuente de vida y de amor, que envió a su Hijo para que pudiéramos seguir sus pasos. Amén.

Querido Jesús, perdoname porque siempre estoy esperando que vos me resuelvas mis problemas en vez de buscar en vos la fuerza y la perseverancia. Ayudame a comprender que lo que me requiere esfuerzo y dedicación también me lleva a amar lo que hago y a formarme como persona. Te lo pido a vos que junto al Padre y al Espíritu Santo vivís por toda la eternidad. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario