Cada
latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios,
escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo
98
““Canten a mi
Señor cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra lo ha salvado
y su santo brazo.
Mi Señor ha hecho notoria su salvación;
a vista de las naciones ha descubierto su justicia.
Se ha acordado de su misericordia y de su verdad
para con la casa de Israel;
todos los términos de la tierra han visto
la salvación de nuestro Dios.
porque ha hecho maravillas;
su diestra lo ha salvado
y su santo brazo.
Mi Señor ha hecho notoria su salvación;
a vista de las naciones ha descubierto su justicia.
Se ha acordado de su misericordia y de su verdad
para con la casa de Israel;
todos los términos de la tierra han visto
la salvación de nuestro Dios.
Canten
alegres a mi Señor, toda la tierra.
Levanten la voz, aplaudan y canten salmos.
Canten salmos a mi Señor con arpa;
con arpa y voz de cántico.
Aclamen con trompetas y sonidos de bocina,
delante del Rey, mi Señor.
Levanten la voz, aplaudan y canten salmos.
Canten salmos a mi Señor con arpa;
con arpa y voz de cántico.
Aclamen con trompetas y sonidos de bocina,
delante del Rey, mi Señor.
Brame el
mar y su plenitud,
el mundo y los que en él habitan;
los ríos batan las manos,
regocíjense todos los montes
delante de mi Señor,
porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con rectitud.” Amén.
el mundo y los que en él habitan;
los ríos batan las manos,
regocíjense todos los montes
delante de mi Señor,
porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con rectitud.” Amén.
Curiosidades
¿Cómo estaba preparado el soldado romano?
El legionario estaba generalmente armado con dos jabalinas, una pesada y otra ligera, una espada, y hasta la
época de Trajano, un puñal. Para su protección portaba un casco, una armadura de anillas, placas o escamas y un escudo rectangular que llevaba una protección
metálica o umbo para la posición de la mano. Completaban su equipamiento un par de sandalias y una mochila o morral.
Uno de sus principales atributos, ya que muchas veces se enfrentaban con
ejércitos mayores y mejor equipados, era el de formar parte de un cuerpo
sumamente disciplinado y en constante entrenamiento, tanto para poder efectuar
maniobras militares en forma precisa y exacta, como la famosa tortuga o testudo, como para trabajar en obras
de ingeniería militar (construcción de campamentos, murallas y fortalezas) y
obras públicas (caminos, puentes y acueductos).
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
2
Timoteo 2:1-13
“Tú,
pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí
ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para
enseñar también a otros.
Tú, pues, sufre contratiempos
como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita
se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por
soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha
legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar
primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.
Acuérdate de
Jesucristo, descendiente de David, resucitado de los muertos conforme a mi
evangelio, en el cual sufro contratiempos, hasta prisiones a modo de
malhechor; pero la palabra de Dios no está presa. Por tanto, todo lo
soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación
que es en Cristo Jesús con gloria eterna.
Palabra fiel es
ésta:
Si somos
muertos con él, también viviremos con él;
si sufrimos, también reinaremos con él;
si lo negamos, él también nos negará;
si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.” Amén.
si sufrimos, también reinaremos con él;
si lo negamos, él también nos negará;
si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
Vivimos en un tiempo en donde la gente sueña
conseguir lo que desena peo sin esfuerzo. Todo lo que signifique horas y horas
de dedicación, contratiempos y sinsabores no es bien visto. Pretenden llegar a
la meta sin haber sudado, sin haber sufrido, sin haber salido mal e intentado
nuevamente. La perseverancia parece algo de otro tiempo, si algo no sale en el
primer intento, se abandona. Y así se vuelve a empezar una y otra cosa nunca
logrando nada en realidad.
En el imaginario las personas “exitosas” han
tenido un golpe de suerte, no se ve el árido camino que han atravesado. Y esa
es la expectativa en general.
La cultura del trabajo permanece entre unos pocos
que todavía considera que lo que más valoramos es lo que conseguimos con
nuestro esfuerzo. Pero desde que en los años 90 un sindicalista salió a decir
que nadie jamás nadie se hizo rico trabajando, sino que quienes logran amasar
fortunas es porque se lo han arrebatado a otros, hubo una toma de conciencia de
esto. Y es que hoy día la cosa es tener mucho dinero… el amor al trabajo, a la
tarea que realizamos para llevar el pan a la mesa es algo del pasado o de
quienes somos unos anticuados.
A eso se suma la gran cantidad de personas que
reciben dinero del estado: planes, asignaciones, pensiones, algunas de ellas
muy justamente, pero muchas otras, sin ninguna razón, y así pierden la dignidad
de ganarse el pan con el sudor de la frente.
Los contratiempos, el esfuerzo, la perseverancia,
son parte de la vida, y es verdad que lo que conseguimos con esfuerzo, lo que
cosechamos fruto de nuestras manos, de nuestro trabajo, se disfruta de una
forma diferente. El distinto comprar un pescado en la pescadería que estar
horas con la caña, sentir que “picó” e intentar sacarlo si que se escape, luego
desescamarlo, limpiarlo: ese pescado sí que tiene un sabor rico, porque nos
costó, porque lo ganamos.
El esfuerzo, la dedicación nos hace más nuestro lo
que conseguimos. El hacer algo con nuestras manos, con nuestra inteligencia,
algo que salga de nosotros tiene un valor y un sabor muy distinto que nos hace
sentir plenos, triunfantes, valiosos. Porque parte de la dignidad de la persona
es ganarse lo que tiene, no recibirlo porque le corresponde.
Lamentablemente vivimos en una sociedad en donde
se incentiva la ley del menor esfuerzo. En nombre de los derechos de las
personas, se le quita el sabor de la vida, la alegría de producir de trabajar
de esforzarse para conseguir lo que se quiere. Por eso prolifera el juego, los
bingos y tantas espejismos que nos quieren hacer creer que un golpe de suerte
es lo que nos va a cambiar la vida, cuando en realidad somos nosotros los
constructores, los artesanos, los hacedores de nuestras vidas, y en eso radica
la felicidad y el sentido de la vida.
Dios nos permita descubrir esto y a esforzarnos
también para que nuestra vida se la dediquemos a él, fuente de vida y de amor,
que envió a su Hijo para que pudiéramos seguir sus pasos. Amén.
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