viernes, 13 de julio de 2012

15 de Julio

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 85

Fuiste oportuno a tu tierra, mi Señor;
    volviste la cautividad de Jacob.

 Perdonaste la maldad de tu pueblo;
    todos los pecados de ellos cubriste.

 Reprimiste todo tu enojo;
    te apartaste del ardor de tu ira.

 Restáuranos, Dios de nuestra salvación,
    y haz terminar tu ira contra nosotros.

¿Estarás enojado contra nosotros para siempre?
    ¿Extenderás tu furia de generación en generación?

¿No volverás a darnos vida,
    para que tu pueblo se regocije en ti?

¡Muéstranos, mi Señor, tu misericordia
    y danos tu salvación!

 Escucharé lo que hablará mi Señor Dios,
    porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,
    para que no se vuelvan a la locura.

Ciertamente cercana está su salvación a los que lo temen,
    para que habite la gloria en nuestra tierra.

La misericordia y la verdad se encontraron;
    la justicia y la paz se besaron.

La verdad brotará de la tierra
    y la justicia mirará desde los cielos.

Mi Señor dará también el bien
    y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia irá delante de él
    y sus pasos nos pondrá por camino.” Amén.

Curiosidades

¿Cómo era el calzado en Oriente Medio y en el mundo Grecorromano?
 Los hebreos calzaban predominantemente sandalias. Las femeninas estaban tachonadas con metal cuyo diseño formaba el nombre de la persona amada en la suela, de modo que, a cada paso, quedaba impreso en el suelo.
En Grecia el calzado más común entre los hombres era unas abarcas de buey bien ajustado al tobillo mediante cuerdas entrelazadas, en los estratos sociales más elevados se usaban sandalias más o menos lujosas, y luego el borceguí y la bota.
Las mujeres usaban una especie de zapatilla que cubría  sólo los dedos y la parte anterior del pie, las sandalias griegas correspondían a la solea romana, que usaban hombre y mujeres en sus hogares como los calceus, que cubrían todo el pie.
Los zapatos fememinos podían decorarse en metal y colorear con púrpura.
Algunos de los tipos de calzado griego:
El krepidoi: llevado por ambos sexo para viajar con mal tiempo y para hacer largos tramos en condiciones difíciles, los femeninos eran más flexibles, podían colorearse, y tener una plataforma de corcho para ganar algún centímetro en estatura.
La krepis: sólo para hombres libres, con la lengüeta tallada.
El embádes: era una bota empleada por hombres y mujeres, y el tomaia era completamente cerrado.
El ninfides: era un zapato blanco decorado.
Zapatos de soldados:
Koila: más pesado ideal para recorrer terrenos accidentados.
Endromides: bota masculina que llegaba hasta media pierna.
Akatioi: era un zapato con punta.
El kothornoi teatrali o conturno: tenía una gruesa suela de cuero y fue creado por los griegos para representar en teatro la tragedia y darle altura al actor, diferenciándolo del coro y dando proporción a su figura en relación al tamaño bastante considerable de las máscaras. Los protagonistas cómicos, en cambio, usaban el embádes.
Los jinetes usaban botas con espuelas.
Los karbatinai eran zapatos sencillos, hechos con una pieza única con orificios en la parte del borde por donde pasaban correas que al ajustarse ceñían el pie. Estos zapatos eran tan simples que podían ser realizados fácilmente.
Los podemata tenían clavos en la suela.

Con respecto al calzado romano, tanto el de hombres como de mujeres era el mismo, se diferenciaban en el color y el grosor de la piel.
Había varios tipos de calzado de diferentes características:
El calceus: era de piel, cerrado y atado con correas. Este calzado lo solían llevar los ciudadanos romanos cuando salían de casa con la toga y también los senadores.
La solea o sandalium: estaba formada por tirillas de cuero que pasaban entre los dedos pulgar e índice para adaptarse, después de rodear el talón. Este calzado era informal por lo cual no se lo podían poner cuando llevaban la túnica.
Los cocci o zuecos: podrían ser de diversos materiales como: madera, esparto, papiro o piel. Este calzado sólo se utilizaba para andar por la casa.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 6:7-13

“Jesús llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos. Les dio autoridad sobre los espíritus impuros, y les mandó que no llevaran nada para el camino. Aparte de un bastón, no debían llevar mochila, ni pan, ni dinero en el cinto. También podían llevar sandalias, pero no dos mudas de ropa. Les dijo: «Cuando ustedes lleguen a una casa, quédense allí hasta que salgan de ese lugar. Si en algún lugar no los reciben ni los escuchan, salgan de allí y sacúdanse el polvo de los pies, como un testimonio contra ellos.» [De cierto les digo que, en el día del juicio, el castigo para los de Sodoma y Gomorra será más tolerable que para aquella ciudad.] Los doce salieron e iban predicando a la gente que se arrepintiera. También expulsaban muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Desde la primera vez que leí las recomendaciones a los discípulos, me llamó muchísimo la atención. Durante muchos años había vivido otra cosa.
El cuidado para que las personas no se ofendan, las invitaciones reiteradas para que no se olviden de la actividad, la condescendencia con que había que tratar a la gente al hablar de los aportes o de cualquiera de las obligaciones normales dentro de una comunidad de fe.
Pero resulta que Jesús no nos enseñó esto, ni con su ejemplo ni con sus palabras y recomendaciones ¡todo lo contrario! Cuando envió a sus discípulos a ir de dos en dos, y de donde no fueran bien recibidos, ni quisieran escuchar el evangelio, no sólo se tenían que ir inmediatamente, sino que debían sacudir el polvo del calzado para que nada quedara de esa gente.
Muchas veces quedamos enganchados con miembros que siempre están desconformes y que constantemente amenazan con abandonar la comunidad por esto o aquello. A veces hasta parecería que están buscando la excusa para hacerlo.
Y nuestra actitud, en vez de irnos y sacudirnos los zapatos, tratamos de agradarlos, de insistirles para que no se vayan, para que se queden, a pesar de que no aportan nada positivo.
Tenemos que aprender de Jesús y sus enseñanzas. De no arrastrarnos por el suelo para que nos acepten, que acepten el mensaje que estamos trayendo. Seguramente el resultado sería muy diferente, porque cuando uno se valora a sí mismo y lo que se tiene, también se es valorado.
Hay mucha gente que está necesitando del mensaje de Jesús, un mensaje que libera, que trae esperanza, que es para todos aquellos que tienen el corazón abierto. Hay muchas personas que están necesitando ser sanadas y liberadas de los culpas y ataduras, no hace falta que corramos detrás de aquellos que no quieren escuchar el mensaje de Cristo.
Es importante que usemos nuestro tiempo y esfuerzo en donde se necesita y en donde hay buena disposición, y a aprender a dejar de lado todo aquello que en realidad es una influencia negativa para nuestra comunidad y que nos hace perder las fuerzas y las ganas. Amén.

Querido Jesús: vos me enseñaste a sacudirme los pies cuando alguien no quiere saber tu mensaje de amor. Ayudame a hacerlo y no sentirme culpable. A dejar atrás a aquellas personas que lo único que hacen es quejarse y desvalorizar el trabajo y las ideas de los demás. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario