viernes, 4 de noviembre de 2011

6 de Noviembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 63


“¡Dios, Dios mío eres tú!
¡De madrugada te buscaré!
Mi alma tiene sed de ti,
mi carne te anhela
en tierra seca y árida
donde no hay aguas,


para ver tu poder y tu gloria,
así como te he mirado en el santuario.


Porque mejor es tu misericordia que la vida,
mis labios te alabarán.


Así te bendeciré en mi vida;
en tu nombre alzaré mis manos.


Como de médula y de grosura será saciada mi alma,
y con labios de júbilo te alabará mi boca,


cuando me acuerde de ti en mi lecho,
cuando medite en ti en las vigilias de la noche,


porque has sido mi socorro
y así en la sombra de tus alas me regocijaré.


Está mi alma apegada a ti;
tu diestra me ha sostenido.


Pero los que para destrucción buscaron mi alma
caerán en los sitios bajos de la tierra.


Los destruirán a filo de espada;
serán presa de los chacales.


Pero el rey se alegrará en Dios;
será alabado cualquiera que jura por él,
porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.”
Amén.

Curiosidades


¿A qué se refiere en la Biblia con la palabra “virgen”?


En hebreo, la palabra betula proviene de una raíz que significa “separar” y es la palabra común para una mujer que nunca ha tenido relaciones sexuales (en griego el equivalente a esta palabra es parthenos). Metafóricamente se usa en relación con naciones y nombre de lugares. Otra palabra, almá, deriva de una raíz que significa “sexualmente maduro”, y se refiere a una mujer en edad de casarse que todavía no ha tenido hijos, aunque puede estar casada. Aparece siete veces y se traduce “doncella”. Generalmente el equivalente en griego es neanis, “mujer joven”, pero en Gn.24:43 (para Rebeca) y en Is.7:14 se usa parthenos. En consecuencia, el pasaje de Isaías se ha considerado desde los tiempos primitivos del cristianismo como profecía del nacimiento virginal de Cristo.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 25:1-13


»Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; pero las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Como el novio tardaba, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: "¡Aquí viene el novio, salgan a recibirlo!" Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: "Dennos de su aceite, porque nuestras lámparas se apagan". Pero las prudentes respondieron diciendo: "Para que no nos falte a nosotras y a ustedes, vayan más bien a los que venden y compren para ustedes mismas". Pero mientras ellas iban a comprar, llegó el novio; y las que estaban preparadas entraron con él a la boda, y se cerró la puerta. Después llegaron también las otras vírgenes, diciendo: "¡Señor, señor, ábrenos!" Pero él, respondiendo, dijo: "De cierto les digo que no las conozco". Velen, pues, porque no saben el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Las oportunidades en la vida…

Todo un tema. Yo soy una convencida de que cuando la oportunidad se presenta hay que saber aprovecharla, que son las formas en que Dios nos extiende su mano y nos dice: “agarrate, dale, es esta vez”.

Cuando las condiciones se dan, cuando el viento sopla de espaldas es el momento de tomar el envión. Es el momento para aprovechar, porque así como se presenta, así también se va, y si no supimos capitalizarlo, viene el tiempo difícil, pero ya venimos más débiles, más indefensos.

Yo, como cristiana, no creo en la suerte, creo que las cosas se dan y que tenemos que estar atentos a las oportunidades que se nos presentan. Que todo se da por algo y que ahí también está la justicia de Dios, que es diferente a la nuestra y que a veces no se presenta de la manera que esperamos, pero se presenta.

También estoy convencida de que cuando perdemos la oportunidad, la dejamos escapar, es difícil que se presente una nueva, o puede pasar mucho tiempo.

A veces pienso que la vida es como una estación de trenes, en donde no es lo mismo ir en uno o en otro, aunque tenga el mismo destino: cambian los compañeros de viaje, que no es poca cosa. Si nuestro pasaje lo sacamos para una hora y un día determinado es porque ese es nuestro viaje, con pasajeros incluidos.

¿Y por qué hablo de tren y no de colectivo?

Porque en el tren uno se desplaza y tiene más contacto con las demás personas. Así también es nuestra vida y las oportunidades únicas que se nos brindan. A veces ni el tren ni los pasajeros nos resultan demasiado atractivos, incluso hasta el destino nos puede parecer poco interesante. Pero lo que tenemos que tener en cuenta es que, como decía un cantante, “la vida te da sorpresas”, y que tal vez justamente ese viaje es el que te cambia la vida.

En este relato del evangelio que hoy compartimos con ustedes, las chicas que eran serias y precavidas, fueron las que finalmente estuvieron en el momento justo para aprovechar la oportunidad de su vida, las otras, más piolas y des contraídas, se quedaron afuera. Si pensamos en los valores que manejamos hoy día, las que deberían haber entrado eran las piolas, pero desaprovecharon la oportunidad, y casi convencen a que las otras también quedaran afuera.

El saber aprovechar la oportunidad no tiene nada que ver con el egoísmo, tiene que ver con estar atentos a lo que Dios espera de nosotros y aprovechar no sólo los dones que nos da, sino las oportunidades únicas. Es verdad que a veces es difícil comprender lo que Dios quiere y espera de nosotros. También es verdad que exige de nosotros una disciplina y renuncia a otras cosas. Pero el resultado es maravilloso, y como un viaje en donde las personas y los acontecimientos nos cambian la vida, así también Cristo lo hace en nuestros corazones. Amén.


Querido Jesús, ayudame a estar atenta a tu voz, a las oportunidades que Dios pone delante de mí. No dejes que me distraiga con las vanalidades del día a día, no dejes que tenga miedo a enfrentar los desafíos y los cambios que puede significar en mi vida el tiempo propicio, el de la oportunidad. Te lo pido a vos, que junto con el Padre y el Espíritu Santo reinan por toda la eternidad. Amén.

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