viernes, 6 de noviembre de 2009

Domingo 8 de Noviembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 146

“¡Aleluya!

¡Alaba a mi Señor, alma mía!
A mi Señor, mientras viva, he de alabar,
mientras exista salmodiaré para mi Dios.

No pongan su confianza en príncipes,
en un hijo de hombre, que no puede salvar;
su soplo exhala, a su barro retorna,
y en ese día sus proyectos fenecen.

Feliz aquel que en el Dios de Jacob tiene su apoyo,
y su esperanza en mi Señor su Dios,
que hizo los cielos y la tierra,
el mar y cuanto en ellos hay;

que guarda por siempre lealtad,
hace justicia a los oprimidos,
da el pan a los hambrientos,
mi Señor suelta a los encadenados.

Mi Señor abre los ojos a los ciegos,
mi Señor a los encorvados endereza,
mi Señor protege al forastero,
a la viuda y al huérfano sostiene.

Ama mi Señor a los justos,
mas el camino de los impíos tuerce;
mi Señor reina para siempre,
tu Dios, Sión, de edad en edad.” Amén.
Curiosidades

¿Qué era un tesoro y cómo era el Arca del Tesoro?

Cuando se habla de tesoro en la Biblia, generalmente se refiere a cosas valiosas, tales como el oro o la plata. En Mateo los “tesoros” son cajas que contienen objetos valiosos.
“Tesoro” o “casa de los tesoros” se refieren frecuentemente al lugar en donde se guardan tesoros, generalmente con relación con un santuario o pertenecientes a un rey. En Esdras y Nehemías el “tesoro” es un fondo para reconstruir el templo. En Marcos y Mateo se refiere a 13 cajas en forma de trompetas destinadas a las ofrendas y colocadas en el patio de las mujeres en el templo, esto es lo que conocemos como Arca del Tesoro; aparentemente se usa con referencia a los alrededores de las cajas en Juan.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 12:37-44

“El mismo David lo llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?’ La muchedumbre lo oía con agrado.
Decía también en su instrucción: ‘Guárdense de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Ésos tendrán una sentencia más rigurosa’.
Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: ‘Les digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir’.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Seguramente todos nos podemos poner de acuerdo con que la hipocresía es una de las cualidades humanas más feas y despreciables. Seguramente todos conocemos personas hipócritas, de las que desconfiamos.
Pero también es verdad que depende del lugar que se ocupa dentro de una sociedad, pasa de ser simplemente una cuestión que molesta y provoca desagrado, a ser un problema más grave.
Si la hipocresía está instalada en la clase dirigente, nos vamos a encontrar con falsas promesas y corrupción. En los tiempos de Jesús, los escribas formaban parte del grupo de poder y vivían a costa de mucha gente, entre ella, las viudas, a quienes, en teoría debían proteger.
Si lo pensamos un poco, no es tan distinto a lo que vivimos hoy día en nuestra sociedad: las coimas, los acomodos, las personas que cambian su voto por un par de pesos, forman parte de un poder hipócrita que se alimentan de esas situaciones. Una dirigencia hipócrita se sostiene de falsas promesas y de personas que reciben un poco a cambio de un sometimiento total.
Jesús vino a romper con todo esto, y exige que también nosotros, los cristianos, rompamos con todo esto, denunciemos la corrupción y el aprovechamiento del más desprotegido. En el relato de hoy, Jesús no busca resaltar a la viuda que da todo lo que tenía para vivir, sino que denuncia el sistema hipócrita del templo, que bajo la pretensión de protegerla, le saca hasta lo último, lo que necesitaba para vivir.
De ninguna manera las ofrendas del templo debían ser a costa del hambre de las personas, lo mismo que de ninguna forma un gobierno puede exigirle a los ciudadanos que paguen en impuestos y servicios más de lo que son sus ingresos, o que con lo que les quede, padezcan hambre y necesidades.
Como cristianos de ninguna manera podemos aceptar y quedarnos callados ente sistemas corruptos e hipócritas, que utilizan sobre todo a los más necesitados. Como cristianos debemos levantar la voz y denunciar a quienes sostienen un sistema así. Como cristianos somos llamados a defender al más débil y desamparado, aunque esto signifique oponerse al gobierno de turno.
Sé que esto no es fácil, y tal vez me digas: “yo no me meto en esas cosas”, pero el no meterse es estar del lado de los hipócritas, ser igual a ese grupo; no te metés, pero apoyás. Nadie dice que se fácil, pero tampoco que lo hagas solo. Somos muchos los cristianos que hemos asumido el compromiso de seguir a Jesús, por lo que si nos unimos, de todas nuestras debilidades haremos una fortaleza. Y esa fortaleza protegerá a todos aquellos que no logran hablar, que son débiles y vulnerables.
¿Te animás a formar esa red? Pensalo, no está tan mal, con pequeños cambios vos y yo, junto a otros muchos, podemos cambiar nuestro pequeño entorno. Amén.

Querido Jesús, vos me enseñaste a ver la injusticia. Me mostraste de qué formas se disfrazan las personas que buscan aprovecharse de otras, y la hipocresía en una de las más descaradas. Los hipócritas, a través de engaños buscan parecer buenos y con esa habilidad despojan a sus víctimas de todo lo que tienen. Ayudame a ser valiente, a instalar el tema, a buscar a otras personas que también, al igual que yo, quieran cambiar las cosas. Te lo pido a vos, que tuviste las agallas con la bendición del Dios Padre y la luz del Espíritu Santo. Amén.

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