jueves, 26 de octubre de 2017

29 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 18 (1-6.43-50)

“Te amo, mi Señor, fortaleza mía.

 Mi Señor, roca mía y castillo mío, mi libertador; 
    Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; 
    mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.

Invocaré a mi Señor, quien es digno de ser alabado, 
    y seré salvo de mis enemigos.

 Me rodearon los lazos de la muerte 
    y los torrentes de la destrucción me atemorizaron.

Los lazos del seol me han rodeado, 
    me tendieron redes de muerte.

 En mi angustia invoqué a mi Señor 
    y clamé a mi Dios. 
    Él oyó mi voz desde su templo 
    y mi clamor llegó hasta sus oídos…

… Me has librado de las contiendas del pueblo; 
    me has hecho cabeza de las naciones; 
    pueblo que yo no conocía me sirvió.

 Al oír de mí, me obedecieron; 
    los hijos de extraños se sometieron a mí.

Los extraños se debilitaron 
    y salieron temblando de sus encierros.

¡Viva mi Señor y bendita sea mi roca! 
    Y enaltecido sea el Dios de mi salvación,

 el Dios que venga mis agravios 
    y somete pueblos debajo de mí,

el que me libra de mis enemigos 
    e incluso me eleva sobre los que se levantan contra mí. 
    Me libraste de hombre violento.

Por tanto yo te confesaré entre las naciones, mi Señor, 
    y cantaré a tu nombre.

Grandes triunfos da a su rey 
    y hace misericordia a su ungido, 
    a David y a su descendencia para siempre.” Amén.

Curiosidades

¿Cuál fue el propósito de las 95 tesis de Martín Lutero? ¿Furon "clavadas" en la puerta de la catedral de Wittenberg como dice la tradición?

La iglesia del Palacio de Wittenberg era el lugar donde se guardaba una de las colecciones individuales de reliquias más grandes de Europa, acumuladas por Federico III, príncipe de Sajonia. Las reliquias eran aquellos objetos que muchos católicos medievales consideraban “santos” por haber presuntamente pertenecido o estado en contacto con un santo católico (incluso partes del propio cuerpo fallecido). De acuerdo a estas creencias (que posteriormente fueron refrendadas por la Iglesia católica en el Concilio de Trento), su contemplación otorgaba méritos al espectador, de modo que podía recibir la absolución del castigo por sus pecados en el purgatorio. Hacia 1509, el príncipe elector llegó a poseer alrededor de 5.005 piezas, incluyendo varios frascos con la leche de la Virgen María, paja del pesebre donde nació Jesús y el cadáver entero de uno de los inocentes masacrados por orden de Herodes el Grande. Estas reliquias eran mantenidas en relicarios (recipientes artísticos labrados sobre todo en plata dorada) y exhibidos una vez al año para que los fieles las venerasen. En 1509, cada devoto visitante que hizo alguna donación para el sustento de la Iglesia del Palacio recibió una indulgencia de cien días por cada reliquia.2​ Antes de 1520, la colección de reliquias del Elector había aumentado hasta las 19.013 piezas, lo que permitía a los devotos peregrinos que donaran a la Iglesia del Palacio recibir una indulgencia que reduciría su tiempo en el purgatorio por 1,9 millones de días.
Las acciones de Lutero, sin embargo, no iban inicialmente contra la colección de su soberano, sino en respuesta a la venta de indulgencias por parte de Johann Tetzel, un sacerdote de la Orden de los Hermanos Predicadores (dominico), comisionado por el arzobispo de Maguncia y por el papa León X. El propósito de Tetzel era desarrollar una campaña de recolección de fondos para financiar la renovación de la basílica de San Pedro en Roma, y aunque el príncipe de Lutero, Federico III de Sajonia, y el príncipe del territorio vecino, Jorge el Barbudo, duque de Sajonia, prohibieron la venta en sus dominios, feligreses de Lutero viajaron para comprarlas. Cuando estos creyentes venían luego a confesión, presentaban las indulgencias plenarias que habían adquirido, demandando que ya no necesitaban arrepentirse de sus pecados, puesto que el documento prometía perdón para todos ellos y más.
La historia dice que Lutero clavó sus 95 tesis escritas en alemán para que todos, incluso el menos culto, las pudiera leer. No está demostrado que fuesen en alemán, es más, la opinión mayoritaria es que las primeras fueron redactadas en latín en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg el 31 de octubre de 1517. Pero algunos eruditos han cuestionado la exactitud de este relato, observando que no existe ninguna evidencia contemporánea de tal hecho;​ otros han respondido a esta carencia señalando que la evidencia no se conserva porque en Wittenberg, la acción de clavar escritos en esa puerta era la manera acostumbrada de anunciar un acontecimiento en el campus universitario de aquella época.​ Las puertas de las iglesias funcionaban en aquella época tal como los modernos tablones de anuncios. Por su parte, otros autores sugieren que la fijación puede haber ocurrido más bien durante noviembre de 1517. La mayoría conviene, por lo menos, en que Lutero remitió sus tesis al Arzobispo de Maguncia, al Papa, a algunos amigos y a otras universidades en esa fecha.​ Con todo, las tesis fueron impresas muy pronto, y antes de 1518 habían sido extensamente leídas por toda Europa.​
https://es.wikipedia.org/wiki/Las_95_tesis_de_Mart%C3%ADn_Lutero

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Mateo 22:34-40

“Entonces los fariseos, cuando oyeron que había hecho callar a los saduceos, se reunieron. Y uno de ellos, intérprete de la Ley, preguntó para tentarlo, diciendo:
- Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la Ley?
Jesús le dijo:
- "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente". Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

En las vacaciones de invierno tuvimos un campamento de jóvenes. Uno de los temas era los 10 mandamientos y el mandamiento mayor de Jesús: “Ama al Señor con todo tu ser y al prójimo como a ti mismo”.
Como casi siempre, cuando los jóvenes están de campamento, se hacían bromas unos a otros como una forma de divertirse. Pero es un juego peligroso porque hay algunos “bromistas” que no toleran que le hagan bromas, y se enojan o se ofenden. Y esto fue lo que pasó.
Una de las mañanas, en nuestro devocional, la consigna fue que cada uno en secreto anotara en un papel “que alguien le haga o le diga algo a otro”, pero con los nombres de los chicos. Después los invité a que leyeran lo que habían escrito, y la consigna entonces era que a la persona que le iban hacer algo o decir algo, lo tenía que hacer o decir al que escribió esa orden. Fue divertido, pero a la ver sorpresivo. Entonces hablamos acerca de “no hacer al otro lo que no nos gusta que nos hagan a nosotros”, pudimos reflexionar acerca de las bromas y cómo en esta ocasión se habían salido del límite y se habían transformado en venganzas sin fin.
El decir “ama a tu prójimo como a ti mismo” también puede decirse “no hagas al otro lo que no te gusta que te hagan a vos”. En un mundo en donde vemos al otro no como un ser que siente, sueña y vive como nosotros, en un mundo en donde nos hemos deshumanizado y hemos cosificado a los demás, es bueno pensar en el amor al prójimo de esa manera. Así, cada vez que vamos a hacer algo que pueda perjudicar a otro, si pensamos qué sentiríamos nosotros si nos hicieran eso, seguramente el trato entre nosotros mejoraría. Nuestro pueblo mejoraría, nuestro barrio.
Una vez que logramos pensar en esa línea, también podemos pensar en qué cosas podemos hacer por el otro que le harían una vida mejor, y si eso se extiende, volvería también a nosotros, y de esa manera podríamos vivir concretamente el amor al prójimo, que es el mandato mayor de Jesús. ¿no te parece una buena idea? Amén.

Querido Jesús, ayudame a ver en el otro a mi hermano, a mi hermana, a esa persona por la que también diste tu vida y que también es hijo de Dios. Ayudame a aprender a amar a quienes me rodean, incluso a los que no conozco. Te lo pido a vos que junto al Padre y al Espíritu Santo, vives por toda la eternidad. Amén.

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