viernes, 20 de octubre de 2017

22 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 96

“Canten a mi Señor cántico nuevo;
canten a mi Señor toda la tierra.

Canten a mi Señor, bendigan su nombre.
Anuncien de día en día su salvación;

proclamen entre las naciones su gloria,
en todos los pueblos sus maravillas,

porque grande es mi Señor y digno de suprema alabanza;
temible sobre todos los dioses.

Todos los dioses de los pueblos son ídolos;
pero mi Señor hizo los cielos.

¡Alabanza y magnificencia delante de él!
¡Poder y hermosura en su santuario!

Tributen a mi Señor, familias de los pueblos,
den a mi Señor la gloria y el poder.

Den a mi Señor la honra debida a su nombre;
traigan ofrendas y vengan a sus atrios.

Adoren a mi Señor en la hermosura de la santidad;
teman delante de él, toda la tierra.

Digan entre las naciones: «¡Mi Señor reina!
También afirmó el mundo, no será conmovido;
juzgará a los pueblos con justicia».

Alégrense los cielos y gócese la tierra;
brame el mar y su plenitud.

Regocíjese el campo y todo lo que hay en él;
entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento

delante de mi Señor, que vino,
porque ha venido a juzgar la tierra.
¡Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con su verdad!” Amén.

Curiosidades

¿Qué fue el Coloquio de Marburgo?

El Coloquio de Marburgo fue la reunión que trató de resolver las diferencias existentes entre luteranos y zuinglinianos con respecto a la Cena del Señor. Estas diferencias se han expresado en un folleto, la amarga controversia entre 1525 y 1528. Mientras tanto Lutero y Zuinglio rechazaron la doctrina católica de la transubstanciación y sacrificio Misa; Lutero creía que la expresión "Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre", debe interpretarse literalmente, como la enseñanza de que el cuerpo de Cristo y la sangre se presente en el sacramento "en , con, y bajo" los elementos del pan y del vino. Por otra parte, considera que el sacramento como un medio de la gracia en que el participante de la fe se fortalece.
Zuinglio consideraba la posición de Lutero como un compromiso con la doctrina medieval de la transubstanciación y mantenerse las palabras de la institución deben tomarse simbólicamente en el sentido de lo que representa el cuerpo de Cristo. Aunque Zuinglio cree que Cristo estaba presente en ya través de la fe de los participantes, esta presencia no fue vinculada a los elementos y dependía de la fe de los comulgantes. En contraste con Lutero interpretó el sacramento como una conmemoración de la muerte de Cristo, en el que la iglesia respondió a la gracia ya dada, en lugar de un vehículo de la gracia.
Después de tres años de amarga polémica Felipe de Hesse organizado la reunión en Marburgo, con el fin de resolver las diferencias doctrinales que está en el camino de un frente político unido. Los principales participantes fueron Lutero, Felipe Melanchthon, Zuinglio, y John Oecolampadius.
El coloquio público comenzó el 2 de octubre después de los debates preliminares privado se había celebrado el día anterior que en parejas con Oecolampadius con Lutero, y Melanchthon con Zuinglio. Lutero basa sus argumentos en las palabras de la institución. Sus opositores respondieron que, desde el cuerpo de Cristo fue "a la diestra del Padre" en el cielo, no podía estar presente simultáneamente en los altares en todo el mundo cristiano, cuando la Eucaristía se celebra. A pesar de que el debate se hizo bastante acalorada por momentos, llegó a la conclusión de que con ambas partes pidiendo perdón por sus duras palabras. El 4 de octubre, a petición de Felipe de Hesse, Lutero redactó quince artículos de fe sobre la base de Schwabach los artículos que habían sido formulados antes del coloquio. Para su sorpresa a sus oponentes aceptadas catorce de ellos con sólo ligeras modificaciones.
Incluso el artículo décimo quinto, sobre la Eucaristía, se mostró de acuerdo en cinco puntos y concluyó con la declaración conciliadora: "Aunque no estamos en estos momentos de acuerdo, en cuanto a si el verdadero Cuerpo y la Sangre de Cristo están presentes en corporales el pan y el vino , Sin embargo la una de las partes deberían mostrar a los demás el amor cristiano en lo que respecta a conciencia puede permitir ".
A pesar de ello la esperanza de poner fin a la unidad no se logró. Poco después ambas partes se volvieron a hacer observaciones críticas sobre el otro. Tras los escritos de Lutero, Zuinglio convencido de que no había sido sincero al aceptar los artículos de Marburgo. En la Dieta de Augsburgo en 1530, zuinglinianos y luteranos confesionales presentaron declaraciones por separado que refleja la falta de resolución en las diferencias de Marburgo.
http://mb-soft.com/believe/tsnm/marburg.htm

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Evangelio

Mateo 22:15-22

“Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderlo en alguna palabra. Y le enviaron sus discípulos junto con los herodianos, diciendo:
- Maestro, sabemos que eres amante de la verdad y que enseñas con verdad el camino de Dios, y no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. Dinos, pues, qué te parece: ¿Está permitido dar tributo a César, o no?
Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo:
- ¿Por qué me tientan, hipócritas? Muéstrenme la moneda del tributo.
Ellos le presentaron un denario. Entonces les preguntó:
- ¿De quién es esta imagen y la inscripción?
Le dijeron:
- De César.
Y les dijo:
- Den, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Al oír esto se maravillaron, y dejándolo, se fueron.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

El peligro del dinero, de que sea el centro de mi vida. Cada día vivo esto, y no es casual. Lo necesito, necesito del dinero para todo lo que emprendo: todo cuesta dinero.
La realidad de que no alcanza, que necesito más, y que cuanto más tengo más necesito… una rueda infernal de la que es muy difícil salir.
Busco tener unos ahorros, por las dudas… luego me digo ¿Por qué no una cuenta en dólares? Ahí alguien me dice: “lo mejor es trabajarlo al dinero, no dejarlo parado porque se te descapitaliza”. Entonces compro acciones y vivo pendiente de la bolsa: estoy atrapada, ya me agarró, el dios dinero me tiene en sus manos. Mi vida está pendiente de él y siento que todo gira ahí. me aferro a él, nunca es suficiente, pienso en la manera de ganar más, justifico mis actitudes para con los demás por esa necesidad mía de acumular más y más…
Me compro una compu, ¡la mejor!, un celular con todos los chiches… la ropa… tiene que ser de marca y cualquier cosa, si es importada, ¡mejor! Lleno mi casa de cosas… ¡tengo miedo que roben! Pongo rejas, alarmas, perros… ¡nada es suficiente! Tengo miedo de las personas que me rodean, me parece que me quieren sacar lo que tengo o que me buscan por interés…
El dios dinero me esclaviza, me llena de miedo, ambición, egoísmo… no está tan bueno seguirlo, dejar que gobierne mi vida.
Dios, el verdadero, el de la vida, me ofrece una vida mucho más feliz, más desprendida, en donde los seres humanos son la prioridad, y el amor es la moneda corriente. Esa es la vida que quiero. Seguir a Cristo y aceptar su propuesta de vida, en donde busco cambiar el mundo pero para beneficio de todos, en donde el dinero es un medio y no un fin. En donde soy una ciudadana que vive según la ley, pero que en Cristo vivo mi libertad de no atarme a otra cosa que no sea su Palabra. Una buena opción. La mejor. Amén.

Querido Jesús, ¡qué fácil es dejarse atrapar por el dinero, la ambición y el querer tener! Y qué difícil es salir de esa rueda cuando se ha entrado. Te pido que me preserves, que no deje que caiga en sus redes seductoras. Las publicidades me rodean y me proponen mil oportunidades para ser feliz, pero sé que la felicidad sólo está con vos. Dame fuerzas, integridad y convicción para vivir una vida en la fe. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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