viernes, 9 de junio de 2017

11 de Junio

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 8

“Oh mi Señor, Señor nuestro,
qué glorioso tu nombre por toda la tierra!

Tú que exaltaste tu majestad sobre los cielos,
en boca de los niños, los que aún maman,
dispones baluarte frente a tus adversarios,
para acabar con enemigos y rebeldes.

Al ver tu cielo, hechura de tus dedos,
la luna y las estrellas, que fijaste tú,
¿qué es el hombre para que de él te acuerdes,
el hijo de Adán para que de él te cuides?

Apenas inferior a un dios lo hiciste,
coronándolo de gloria y de esplendor;
lo hiciste señor de las obras de tus manos,
todo fue puesto por ti bajo sus pies:

ovejas y bueyes, todos juntos,
y aun las bestias del campo,
y las aves del cielo, y los peces del mar,
que surcan las sendas de las aguas.

¡Oh mi Señor, Señor nuestro,
qué glorioso tu nombre por toda la tierra!” Amén.

Curiosidades

¿Cómo era Catarina von Bora?

Una vez casados, los esposos Lutero se establecieron en el monasterio de los agustinos en Wittenberg, que les fue cedido como vivienda por el príncipe elector Juan de Sajonia. Como regalo de bodas, el príncipe les obsequió 100 Gulden, y a partir de septiembre de 1525 Lutero comenzó a recibir como docente universitario un sueldo de 200 Gulden al año. Catalina se encargó de administrar ese dinero, al que se sumaban envíos de presas de caza y pescado de parte del príncipe elector, y a partir de 1527 remesas de trigo y ocasionalmente leña y sebo. Además reacondicionó el deteriorado huerto del monasterio (lo que insumió 400 Gulden), y allí cultivaba hortalizas y frutales. Y desde fines de los años '20 comenzó a tomar estudiantes de la universidad como pensionistas.
Si quedara alguna duda de que Catalina tenía un espíritu eminentemente pragmático, para despejarla basta conocer una curiosa propuesta que le hizo su esposo en 1535. Si con regularidad se dedicaba a leer toda la Biblia, él la recompensaría con 50 Gulden...
Los Lutero tuvieron seis hijos: Juan (junio de 1526), Elisabeth (diciembre de 1527), Magdalena (mayo de 1529), Martín (noviembre de 1531), Pablo (enero de 1533), y Margarita (diciembre de 1534). Elisabeth falleció antes de cumplir un año, y Magdalena murió en 1542, a los 13 años de edad, para inmenso dolor de sus padres.
A partir de 1530 se fueron sumando varios sobrinos y sobrinas de Lutero a la gran familia en el ex-monasterio. Esto llevó a Catalina a proponerle a su marido adquirir otro huerto más. La extensión de huertos bajo su supervisión se amplió más adelante con la adquisición de un segundo y un tercer campo, que insumieron considerables montos de dinero.
A comienzos de 1540 un parto prematuro llevó a Catalina al borde de la muerte. Quedó tan debilitada que recién dos meses más tarde estuvo en condiciones de levantarse del lecho de convaleciente. Sin embargo, ese mismo año logró adquirir la cesión del dominio feudal familiar que su hermano Hans von Bora no había podido retener, en Zulsdorf (distante dos días de viaje de Wittenherg).
Esta tenacidad por ir ampliando la base económica de la familia, haciéndola así más independiente de los precios del mercado de alimentos, revela una indudable capacidad de organización doméstica y administrativa. La misma queda reflejada también en los cariñosos y jocosos apelativos con los que Lutero encabeza algunas de las últimas cartas que le dirige.
Como éste, de 1545: "A mi afable y querida ama de casa Catalina Lutero von Bora: predicadora, cervecera, horticultora y todo lo demás que es capaz de hacer." O este otro, de 1546: "A mi, de corazón, querida Catrín Lutero: doctora, dueña de Zülsdorf, criadora de cerdos y todo lo demás que es capaz de hacer."
Alejandro Zorzin "Catalina von Bora: La monja que se casó con Lutero"

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 3:16-18

“Porque tanto amó Dios al mundo
que dio a su Hijo único,
para que todo el que crea en él no muera,
sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo
para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él, no es juzgado;
pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído
en el Nombre del Hijo único de Dios.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Es curioso cómo una y otra vez nos encontramos con la idea del juicio final como un tribunal inquisitorio en donde la humanidad tiene pocas chances de zafar, o como una gran explosión u hoguera. Son clásicas las imágenes del fin del mundo, el Armagedón, como también le dicen. Imágenes de destrucción total del planeta en donde nadie sobrevive, y eso como parte del plan de Dios.
A mí me cuesta imaginar qué tipo de Dios es ese que comienza creando al mundo diciendo a cada paso ¡qué bueno!, estando conforme con su obra creadora, perfecta como él; enviando en el tiempo preciso a su Hijo, ¡a su propio Hijo!, para redimir al mundo, para finalmente reventarlo con una gran explosión. Me cuesta imaginar que creándonos a su imagen y semejanza, su desilusión por nuestra conducta sea tan grande que nos termina condenando a todos, en un ataque de rabia tremendo que afecte a toda la humanidad y toda su creación. Es raro, porque eso querría decir que ese Dios de Amor se haya transformado por nuestra culpa en un Dios de Odio…
Cuando leo este texto que hoy compartimos me queda claro que Dios es Amor, y donde hay amor, ahí está Dios. Donde hay amor, hay vida, y Dios es el Dios de la Vida.
Jesús es el acto de amor más grande de Dios hacia la humanidad. Jesús vino a contarnos cómo es Dios y qué espera de nosotros, y no espera más que confiemos en él, que creamos en él, que no nos creamos dioses, que dejemos de ser egocéntricos.
Creo que la misión de Jesús fue (y lo sigue siendo) la de enseñarnos a ser mejores personas, a descubrir en las personas que nos rodean a un hermano, una hermana. Jesús nos vino a mostrar una vida en el amor, la fuerza del amor. Jesús quiere que llevemos esa vida, que aceptemos ese camino que sumando entre todos, cambiará el mundo.
Claramente el fin del mundo o de los tiempos no es una gran explosión, sino la transformación por la fuerza del Amor. Eso sólo es posible si aceptamos ser herramientas suyas, agentes de transformación, pequeñas gotas que forman un mar. Amén.

Querido Jesús, ¡qué sabias y profundas tus palabras! Pero a la vez… ¡qué difícil para nosotros llevarlas a cabo por nuestra naturaleza mezquina! Ayudame a pensar más allá de mí misma. Ayúdame a AMAR con mayúscula, a ser tu discípula. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu. Amén.

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