viernes, 27 de mayo de 2016

29 de Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 30

“Yo te alabo, mi Señor, porque me has levantado;
no dejaste reírse de mí a mis enemigos.
Mi Señor, Dios mío, clamé a ti y me sanaste.
Tú has sacado, mi Señor, mi alma del seol,
me has recobrado de entre los que bajan a la fosa.

Entonen a mi Señor los que lo aman,
alaben su memoria sagrada.
De un instante es su cólera, de toda una vida su amparo;
por la tarde visita de lágrimas, por la mañana gritos de alborozo.

Y yo en mi paz decía:
‘Jamás vacilaré.’
Mi Señor, tu favor me afianzaba sobre fuertes montañas;
mas retiras tu rostro y ya estoy desalentado.

A ti clamo, mi Señor,
a mi Dios piedad imploro:
¿Qué ganancia en mi sangre, en que baje a la fosa?
¿Puede alabarte el polvo, anunciar tu verdad?

¡Escucha, mi Señor, y ten piedad de mí!
¡Sé tú, mi Señor, mi auxilio!
Has cambiado mi lamento en una danza,
me has quitado el sayal y me has ceñido de alegría;
mi corazón por eso te entonará sin tregua;
mi Señor, Dios mío, te alabaré por siempre.” Amén.

Curiosidades

¿Dónde quedaba y cómo era la ciudad de Naím?

Hay una pequeña aldea que todavía lleva este nombre en la llanura de Jezreel, unos cuantos quilómetros al sur de Nazaret, en el borde del Hermón menor, y generalmente se la acepta como el escenario del relato evangélico. Surge un problema, sin embargo, por la referencia a la puerta de la ciudad; porque la aldea que hoy se llama Naín nunca fue fortificada, y por lo tanto nunca podría haber tenido una puerta en el sentido exacto del término. Pero la palabra “puerta” puede tener un uso más elástico, para indicar el lugar por donde entreve el camino entre las casas de Naín. Una sugerencia ingeniosa resuelve la dificultad proponiendo que el sitio es Sunem, y que la palabra original synem se redujo accidentalmente en mem, y luego fue confundida con Naín. Sunem, en cualquier caso, se encuentra en la misma región general.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.947)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 7:11-17 

"Y sucedió que a continuación se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: ‘No llores.’ Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: ‘Joven, a ti te digo: Levántate.’ El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: ‘Un gran profeta se ha levantado entre nosotros’, y ‘Dios ha visitado a su pueblo’. Y lo que se decía de él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Hay una canción, que cantamos en la iglesia, que se llama “Cumbaiá”, que en el dialecto gullah, de las islas de Carolina del Sur de Estados Unidos, significa “ven aquí” o “pasa por aquí”. Se va cantando distintas peticiones, como “alguien llora”, “alguien canta”, “alguien ora”, y s le puede agregar, haciendo las veces de oración. Es del tipo de música afroestadounidense.
Pedir la visita de Dios… esperar la visita de Dios… de eso se trata.
¿Cuántas veces esperaste la visita de Dios?
¿Cuántas veces recibiste la visita de Dios?
Y si me decís que nunca es porque no te diste cuenta o no estás entendiendo de qué te estoy hablando.
Recordaba un testimonio de Ricardo Montaner por TN en donde cuenta una experiencia terrible que le abrió los ojos. Parece que el artista siempre tuvo la costumbre de visitar hospitales de los lugares adonde viaja por su trabajo, pero de forma espontánea, sin prensa. Una vez que hizo esto en Uruguay, como generalmente hacía, se dirigió al sector en donde están los niños y niñas internados. Una fuerza lo llevó a un cuarto pequeño en donde una pareja joven estaba acompañando a su pequeño hijo en sus últimas horas, según creían los médicos. Él les preguntó cuál era el problema del niño y luego ellos le pidieron que orara con ellos. En ese momento él preguntó a Dios por qué lo había llevado a ese lugar si él no era religioso ni sabía siquiera rezar. Lo único que atinó hacer fue tomar las manos de los padres y ponerlas sobre el niño y rezar un padrenuestro. Luego, a la noche, en su show contó esa experiencia y en ese mismo momento el niño dio señales de que Dios había pasado por ahí, porque se estaba recuperando. De hecho, eso fue lo que Ricardo Montaner sintió: la visita de Dios…
Muy parecida a la visita que recibió el pueblo de Naim cuando Jesús revivió al hijo de la viuda…
Pero las visitas de Dios no siempre son tan extremas, es sentirse acompañado mismo estando solos, es estar en familia o con amigos y sentir la plenitud, la dicha, es percibir la grandeza Dios en el paisaje que nos rodea… es un abrazo que se siente pero no se ve…
Muchas veces lo he sentido en mi vida, en momentos buenos y malos. Si bien Dios siempre nos acompaña, hay momentos en donde su presencia se hace casi física. Esas son sus visitas… ¡Gracias, Dios, por darnos esa bendición.” Amén.

Querido Jesús, cuando leo en los evangelios sobre tu sensibilidad, sobre cómo una y otra vez te dejaste conmover por las situaciones que los seres humanos somos expuestos, me pone muy feliz porque sé que estoy en buenas manos. El sentir compasión, sentir con el otro, la otra, es muy importante porque es la fuerza previa a actuar, a hacer algo por el otro. Ayudame a ser sensible, a dejarme conmover y a ayudar también. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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