jueves, 20 de agosto de 2015

23 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 34

““Bendeciré a mi Señor en todo tiempo;
su alabanza estará de continuo en mi boca.
En mi Señor se gloriará mi alma;
lo oirán los mansos y se alegrarán.
Engrandezcan a mi Señor conmigo
y exaltemos a una su nombre.

Busqué a mi Señor, y él me oyó
y me libró de todos mis temores.
Los que miraron a él fueron alumbrados
y sus rostros no fueron avergonzados.
Este pobre clamó, y lo oyó mi Señor
y lo libró de todas sus angustias.
El ángel de mi Señor acampa alrededor de los que lo temen
y los defiende.
Gusten y vean que es bueno mi Señor.
¡Bienaventurado el hombre que confía en él!
Teman a mi Señor ustedes sus santos,
pues nada falta a los que lo temen.
Los leoncillos necesitan, y tienen hambre;
pero los que buscan a mi Señor no tendrán falta de ningún bien.

Vengan, hijos, óiganme;
el temor de mi Señor les enseñaré.
¿Quién es el hombre que desea vida,
que desea muchos días para ver el bien?
Guarda tu lengua del mal
y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal y haz el bien;
busca la paz y síguela.

Los ojos de mi Señor están sobre los justos
y atentos sus oídos al clamor de ellos.
La ira de mi Señor está contra los que hacen mal,
para eliminar de la tierra la memoria de ellos.
Claman los justos, y mi Señor oye
y los libra de todas sus angustias.
Cercano está mi Señor a los quebrantados de corazón
y salva a los contritos de espíritu.

Muchas son las aflicciones del justo,
pero de todas ellas lo librará mi Señor.
Él guarda todos sus huesos;
ni uno de ellos será quebrado.
Matará al malo la maldad
y los que aborrecen al justo serán condenados.
Mi Señor redime el alma de sus siervos.
¡No serán condenados cuantos en él confían!”
Amén.

Curiosidades

¿Cómo funcionaban las sinagogas en los tiempos de Jesús?
La sinagoga servía al triple propósito de ofrecer educación, culto y gobierno d la vida civil de la comunidad. Aunque estaba sujeta a la ley del país, la sinagoga tenía su propio gobierno. La congregación estaba bajo el gobierno de ancianos que estaban autorizados a ejercer la disciplina y castigar a los miembros. Para el castigo se empleaba el azote y la excomunión. El principal de la sinagoga era el que ejercía su gobierno. Supervisaba el servicio para controlar que se realizara de acuerdo con la tradición. El ministro o ayudante presentaba los rollos de las Escrituras para ser leídos, los colocaba de nuevo en el arca, azotaba a los miembros que hubieran cometido una ofensa, y enseñaba a leer a los niños. El encargado de los fondos de caridad los recibía en la sinagoga y los distribuía. Finalmente, se necesitaba un intérprete competente para parafrasear la Ley y los Profetas en la lengua vernácula, o sea el arameo.
Los que reunían las condiciones podían dirigir el culto. El sábado era el día establecido para el culto público. La Misná indica que el culto se dividía en cinco partes. Primero se leía el Shema‘. Luego s recitaban oraciones preparadas por la sinagoga, de las que las más antiguas y conocidas son las dieciocho peticiones y bendiciones.
A ellas seguía la lectura de la Ley. El pentateuco, que actualmente se lee en las sinagogas en ciclos anuales, originalmente se cubría en tres años. A la lectura de la primera porción del canon del AT seguía una selección de los Profetas. En la época de Cristo todavía no se había fijado esta porción sino que el lector podía elegir su propio pasaje. La lectura de la Escritura constituía la parte central del culto. Se explicaba la porción de los Profetas y se hacía una exhortación tomándola como base. La bendición concluía el servicio. Adiciones posteriores fueron la traducción y exposición del pasaje de la Escritura que se había leído. Era necesario contar con diez hombres adultos para llevar a cabo el culto público en la sinagoga.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1303)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 6:57-70

Así como me envió el Padre viviente y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que descendió del cielo; no como sus padres, que comieron el maná y murieron; el que come este pan vivirá eternamente.
Estas cosas dijo en Capernaúm, enseñando en una sinagoga.
Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron:
—Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo:
—¿Esto les escandaliza? ¿Pues qué, si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba primero? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de ustedes que no creen —porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién lo había de entregar—.
Y dijo:
—Por eso les he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le es dado del Padre.
Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce:
—¿Quieren acaso irse también ustedes?
Le respondió Simón Pedro:
—Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Jesús les respondió:
—¿No les he escogido yo a ustedes los doce, y uno de ustedes es diablo?” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

 “Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?” dijeron los discípulos de Jesús, y es verdad.
Porque si bien nos decimos cristianos y cristianas, a la hora de la verdad, somos pocos los que nos animamos a vivir verdaderamente según el evangelio, según las enseñanzas de Jesús.
Decir “creo que Jesucristo es mi Señor y Salvador” implica que mi vida entera para por esta afirmación y todo aquello que me aleje de esto, lo descarto, no vale para mí.
Bien sabemos que muchos de nosotros tenemos una fe tibia, que si bien participamos de la iglesia, si es que lo hacemos, no somos ni siquiera capaces de dar lo que necesita para el mantenimiento de las instalaciones del lugar en donde nos congregamos. Tenemos fe, pero el dinero es nuestro.
Confesar que Jesucristo es el centro de mi vida significa que no voy a anteponer nada a esa fe. Pero a la vez, no es una prioridad en mi agenda, tengo muchos otros intereses… siento que ya habrá tiempo para Dios.
Pero hay personas que aun hoy mueren por su fe en Cristo, personas que son ejecutadas por confesar de Jesús es su único Señor, porque viven en un lugar intolerante, en donde no hay libertad para vivir la fe que se sienta.
Esto nos tendría que hacer pensar, reflexionar y valorar nuestra fe, ponerla en primer lugar y no desaprovechar la oportunidad que Dios nos da. Amén.

Querido Jesús, hoy te pido por todas aquellas personas que mueren en tu nombre, que son perseguidas, torturadas y asesinadas, por las familias que viven en el terror, pero no quieren renunciar a vos. ¡Gracias por tener la bendición de vivir en este país en donde vivo mi fe en libertad! Ayudame a valorar esto, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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