viernes, 21 de noviembre de 2014

23 de Noviembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 122

Yo me alegré con los que me decían:
«¡A la casa de mi Señor iremos!»
Nuestros pies estuvieron
dentro de tus puertas, Jerusalén.
Jerusalén, que ha sido edificada
como una ciudad que está bien unida entre sí.
Allá subieron las tribus,
las tribus de Jah,
conforme al testimonio dado a Israel,
para alabar el nombre de mi Señor,
porque allá están las sillas del juicio,
los tronos de la casa de David.

Pidan por la paz de Jerusalén;
¡sean prosperados los que te aman!
¡Sea la paz dentro de tus muros
y el descanso dentro de tus palacios!
Por amor de mis hermanos y mis compañeros
diré yo: «¡La paz sea contigo!»
Por amor a la casa de mi Señor, nuestro Dios,
buscaré tu bien.”
Amén.

Curiosidades

¿A qué se refiere el Nuevo Testamento con “herencia”?
En el Nuevo Testamento “herencia” se traduce el griego kleronomos y sus cognados, derivados de kleros, que significa ‘porción’. La herencia restringe a la Israel verdadera, Cristo mismo, quien es “el heredero”. Como heredero de Dios adquiere una posesión que le es dada en razón de su relación. Ha sido hecho heredero de todo. Los creyentes comparten, en un sentido, el carácter divino mediante la adopción, y, por consiguiente, también la herencia divina. Siguen los pasos del fiel Abraham como herederos de la promesa. Su herencia es algo que les viene por la gracia de Dios, debido a la posición que ocupan a la vista de él, y en ningún sentido es ganada.
El objeto de la herencia cristiana es todo lo que simbolizaba la tierra de Canaán, y más. Los creyentes heredan el reino de Dios. Heredan “la tierra”. Heredan la salvación, una bendición, gloria, e incorrupción. Estas son todas “las promesas”, que no recibieron los creyentes del AT. En Hebreos se da realce al nuevo “pacto” o “testamento”. Es en dicho pacto que está basada la herencia prometida, especialmente dado que requería la muerte del testador. Dos hombres le preguntaron a Jesús qué debían hacer a fin de heredar la vida eterna, y Cristo dijo que eso formaba parte del nuevo mundo. El marido y la mujer cristianos son herederos de la gracia de la vida.
La consumación de las bendiciones prometidas no se hará realidad hasta la parusía. La herencia está reservada en el cielo. El que venciere recibirá la herencia de Dios. Sin embargo, esto no altera el hecho de que muchas de las bendiciones de la herencia puedan disfrutarse por anticipado. El Espíritu Santo es el agente que hace que nuestra posición como herederos sea real, el cual nos ha sido dado como “las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida”. El Espíritu fue enviado a la iglesia después de que Cristo hubo entrado en su propia herencia al ascender al cielo.
En el NT todavía vemos al pueblo de Dios como su herencia, y todas las bendiciones mencionadas arriba indican que él mismo sigue siendo la herencia prometida.
Pero dicha herencia no es por derecho, es por la libre disposición de Dios, quien puede, en su soberano beneplácito, privar de herencia a los que parecerían tener más derecho a ella, y dársela a otros, según su elección.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág. 591)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Colosenses 1:12-20

“… y, con gusto, darán gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz. Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Reconciliación por medio de la muerte de Cristo
Cristo es la imagen del Dios invisible,
el primogénito de toda creación,
porque en él fueron creadas todas las cosas,
las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean autoridades;
todo fue creado por medio de él y para él.
Y él es antes que todas las cosas,
y todas las cosas en él subsisten.
Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia,
y es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga el privilegio,
porque al Padre agradó que en él habitara toda la plenitud,
y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas,
así las que están en la tierra como las que están en los cielos,
haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”
Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Desde Dios podemos hablar con todas las religiones, ya que el concepto de Dios es similar en toda religión. Las diferencias, que las hay, no son tan grandes, sobre todo si estamos hablando de religiones monoteístas.
La gran diferencia la hace nuestra fe en Jesús, de hecho es la fe en Jesús como Salvador e Hijo de Dios, es la que nos convierte en cristianos y cristianas.
Esta fe trae consigo una perspectiva diferente de la vida y nos llama a actuar también diferente.
Creemos que Jesucristo es Hijo de Dios y Dios también. A través de él recibimos la reconciliación de Dios y no solo eso, sino que pasamos a través de la resurrección de Jesús a ser hijos e hijas de Dios. Esto a la vez significa que somos algo así como semidioses, no por nuestros meritos, sino como un regalo de Dios.
Esta condición especial no es para que nos creamos mejores que otras personas, sino que nos trae la responsabilidad de hacernos cargo de los demás seres de la creación, no solo de las personas.
Jesús nos trajo un mensaje de amor no tanto en palabras como en la práctica. Esto quiere decir que si somos hijos e hijas de Dios y hermanos de Jesús, nuestra forma de vivir debe ser diferente a las demás personas. Así como Jesús amo, debemos amar, buscar la justicia, la equidad, velar porque las personas más necesitadas y vulnerables sean valoradas y respetadas, que todas las personas tengan el mismo acceso a una vida digna. Y esto no es un discurso político, es un estilo de vida que me compromete a mí como cristiana a hacerme cargo de las demás personas como una de las formas, y tal vez la más eficiente, de proclamar el evangelio, la buena noticia de Jesús.
Ser cristiano es una gran responsabilidad, no es solo pertenecer a una religión más. Ser cristiano es asumir el compromiso de seguir a Jesús, seguir sus pasos aquí en la tierra, amando, aceptando al otro en su situación, tal cual es, no discriminando ni juzgando. Ser cristiano significa ser embajador de la paz, ningún cristiano debería declarar la guerra, estar involucrado en ella y menos todavía explotar a otros seres humanos o tenemos como objetos de consumo.
Lamentablemente los pueblos que se dicen cristianos hacemos las mismas atrocidades que quienes no lo son… ¡o peores aun!
Pero Jesús nos sigue esperando y nos tiene paciencia en la esperanza de que un día finalmente tomemos nuestra cruz y lo sigamos. Amén.

Querido Jesús, sé que soy tu hermana y soy hija de Dios. Se también que dejo mucho que desear y que no me comporto como tal, por eso hoy te pido que me ayudes a seguir tus pasos, a cambiar mi entorno con el amor que procede de vos. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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