viernes, 4 de julio de 2014

6 de Julio

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 145

“Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
Cada día te bendeciré
y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.
Grande es mi Señor y digno de suprema alabanza;
su grandeza es insondable.

Generación a generación celebrará tus obras
y anunciará tus poderosos hechos.
En la hermosura de la gloria de tu magnificencia
y en tus hechos maravillosos meditaré.
Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres,
y yo publicaré tu grandeza.
Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad,
y cantarán tu justicia.

Clemente y misericordioso es mi Señor,
lento para la ira y grande en misericordia.
Bueno es mi Señor para con todos,
y sus misericordias sobre todas sus obras.

¡Te alaben, mi Señor, todas tus obras,
y tus santos te bendigan!
La gloria de tu reino digan
y hablen de tu poder,
para hacer saber sus poderosos hechos a los hijos de los hombres
y la gloria de la magnificencia de su reino.
Tu reino es reino de todos los siglos
y tu señorío por todas las generaciones.

Sostiene mi Señor a todos los que caen
y levanta a todos los oprimidos.
Los ojos de todos esperan en ti
y tú les das su comida a su tiempo.
Abres tu mano
y colmas de bendición a todo ser viviente.
Justo es mi Señor en todos sus caminos
y misericordioso en todas sus obras.
Cercano está mi Señor a todos los que lo invocan,
a todos los que lo invocan de veras.
Cumplirá el deseo de los que lo temen;
oirá asimismo el clamor de ellos y los salvará.
Mi Señor guarda a todos los que lo aman,
pero destruirá a todos los impíos.

La alabanza de mi Señor proclamará mi boca.
¡Todos bendigan su santo nombre
eternamente y para siempre!” Amén.

Curiosidades

¿Quién fue Oseas y cuál fue su misión?
 
Oseas fue un profeta del reino del Norte, Israel, del s.VIII a.C. En lo que respecta a su vida personal, estaba casado con Gomer, quien le dio tres hijos, cuyos nombres hablaban del juicio de Dios: Jezreel, “No compadecida” y “No mi pueblo”. Gomer lo abandona por una vida promiscua que la atraía. Finalmente, cuando ya estaba cansada y había perdido su atractivo se encontró abandonada, y fue comprada nuevamente por Oseas. Después de tenerla aislada por un tiempo, la volvería a tomar como esposa. Esta experiencia personal lo prepara para comprender la profunda verdad del amor imperecedero del Señor por Israel, a pesar que ese pueblo lo hubiese rechazado, el Señor estaba allí, preparando a su siervo para un ministerio que no podría haber ejercido sin esa forma particular de sufrimiento.
Toda esta experiencia personal no la narra explícitamente, porque su interés es demostrar el comportamiento consecuente del amor de Dios. Por lo tanto, hay diferentes interpretaciones de la acción del profeta, pero en lo que respecta a Israel, el Señor les mostraría como regresar a él después de la disciplina del exilio, y “no mi pueblo” se convertiría nuevamente en “hijos del Dios viviente”.
Para poder comprender la situación, Oseas utilizó su conocimiento del trato de Dios con los patriarcas, particularmente con Jacob, que trató de seguir su propio camino, hasta el punto de luchar con Dios. Sin embargo, el Señor impuso su voluntad, aun con este hombre astuto del cual descendía la nación. Del mismo modo que Jacob se acarreó el exilio, Efraín estaba preparando su propia destrucción. Así como en el caso de Jacob no se trataba del fin de la historia, del mismo modo el profeta comprendió que el exilio no sería la última palabra sobre la culpabilidad de Israel.
Oseas también conocía la historia del éxodo, y meditó sobre su significado para su propia época. Como padre con hijos descarriados, el Señor siguió haciendo provisión para su pueblo, aunque este no comprendía el origen de su salud y prosperidad. El amor del Señor, como el de un padre que se preocupa por sus hijos, continuó a pesar de la rebelión y el rechazo de estos. Aún llamaba a Efraín “mi pueblo”. El conflicto entre su amor y la necesidad de castigar y destruir mortificaba el corazón de Dios. Aquí el profeta llega muy cerca de la revelación neotestamentaria del amor de Dios tal como se lo ve en la cruz.
Oseas intuye la oposición por parte de las autoridades, y no es de sorprender que se lo considerase como un necio que ocasionaba problemas y al que podía tratarse como un loco, al que se podía encerrar si fuera necesario. Se identificó con el sufrimiento del Señor, y lo compartió en la misma medida en que compartía su amor.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág. 1000-1002)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Romanos 9:25-33

“Como también en Oseas dice:
«Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada.
Y en el lugar donde se les dijo:
“Ustedes no son pueblo mío”,
allí serán llamados “hijos del Dios viviente”.»
También Isaías proclama acerca de Israel: «Aunque el número de los hijos de Israel fuera como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo, porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra con justicia y prontitud.» Y como antes dijo Isaías:
«Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia,
como Sodoma habríamos venido a ser,
y a Gomorra seríamos semejantes.»
¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; mientras Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino dependiendo de las obras de la Ley, de modo que tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito:
«He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de caída;
y el que crea en él, no será defraudado.»Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Es muy difícil explicar qué es la fe.
En las clases de confirmación nuestro Pastor nos explicó la fe en Dios de esta manera:
Era frecuente que su pequeño hijo Adam estuviera presente en las clases. El lugar en que nos reuníamos era encima del coro de la torre de la iglesia, un lugar muy alto. En el coro, como en todos los templos hay una baranda que da a la nave. Él nos decía, la fe en Dios es igual a la confianza que un niño pequeño tiene a sus padres. Si yo lo dejo a Adam en el balcón del coro y desde la nave le pido que salte, saltará, porque él confía en que yo puedo agarrarlo, no le da miedo porque cree en mí, y cree que lo que le digo es verdad y que no voy a hacer nada que le haga daño.
Creo que es el ejemplo más claro de lo que es la fe para el creyente. Como cristianos creemos en Dios, creemos que no permitirá que nos pase nada malo y si pasa, nos sostendrá y nos dará la fuerza para levantarnos y salir adelante.
La fe no es algo mágico, ni es una barrera contra todo mal y peligro. La fe s un sostén, una confianza de saberse cuidado y protegido, de consuelo y fortaleza.
Tal vez para aquella persona que no tiene fe es una tontería. Muchas veces escucho personas que dicen: “Si Dios existiera no pasarían las cosas terribles que pasan”. Pero nada más equivocado, porque hay responsables de las cosas que pasan, personas de carne y hueso que abusan de la libertad con que Dios nos ha creado, pero también muchas veces nosotros mismos somos responsables de las cosas que nos pasan: no ponemos en manos de Dios nuestras decisiones, somos caprichosos, y generalmente Dios nos manda señales para que tomemos conciencia de que no estamos siguiendo el camino que él nos ha trazado. Muchas veces nos exponemos tontamente a los peligros y la única forma de que tomemos conciencia de esto es con un llamado de atención.
La fe en Dios es un plus en mi vida, es una fuerza superior a mí que me levanta, me anima y me permite creer que nada es imposible si es voluntad de Dios. Amén.

Querido Jesús, a veces le echo la culpa a Dios por mis equivocaciones y por mis caprichos. Sé que si tengo fe y pongo mis decisiones en oración, todo lo que tenga que ser, será, y que si las cosas no van de la forma que yo quería, seguramente es porque es mejor para mí y para las personas que me rodean. Ayudame a entender esto, te lo pido en el nombre del Padre y de Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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