viernes, 11 de abril de 2014

13 de Abril

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 22

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación
y de las palabras de mi clamor?
Dios mío, clamo de día y no respondes;
y de noche no hay para mí descanso.

Pero tú eres santo,
tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
En ti esperaron nuestros padres;
esperaron y tú los libraste.
Clamaron a ti y fueron librados;
confiaron en ti y no fueron avergonzados.

Pero yo soy gusano y no hombre;
vergüenza de los hombres y despreciado del pueblo.
Todos los que me ven se burlan de mí;
tuercen la boca y menean la cabeza, diciendo:
«Se encomendó a mi Señor, líbrelo él;
sálvelo, puesto que en él se complacía.»

Pero tú eres el que me sacó del vientre,
el que me hizo estar confiado
desde que estaba en el regazo de mi madre.
A ti fui encomendado desde antes de nacer;
desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
No te alejes de mí,
porque la angustia está cerca
y no hay quien me ayude.

Me han rodeado muchos toros;
fuertes toros de Basán me han cercado.
Abrieron contra mí su boca
como león rapaz y rugiente.

He sido derramado como el agua
y todos mis huesos se descoyuntaron.
Mi corazón fue como cera,
derritiéndose dentro de mí.
Como una vasija se secó mi fuerza
y mi lengua se pegó a mi paladar.
¡Me has puesto en el polvo de la muerte!

Perros me han rodeado;
me ha cercado una banda de perversos;
desgarraron mis manos y mis pies.
¡Contar puedo todos mis huesos!
Entre tanto, ellos me miran y me observan.
Repartieron entre sí mis vestidos
y sobre mi ropa echaron suertes.

Mas tú, mi Señor, ¡no te alejes!
Fortaleza mía, ¡apresúrate a socorrerme!
Libra de la espada mi alma,
del poder del perro mi vida.
Sálvame de la boca del león
y líbrame de los cuernos de los toros salvajes.

Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
en medio de la congregación te alabaré.
Los que temen a mi Señor, ¡alábenlo!
¡Glorifíquenlo, descendencia toda de Jacob!
¡Témanle ustedes, descendencia toda de Israel!,
porque no menospreció ni rechazó el dolor del afligido,
ni de él escondió su rostro,
sino que cuando clamó a él, lo escuchó.

De ti será mi alabanza en la gran congregación;
mis votos pagaré delante de los que lo temen.
Comerán los humildes hasta quedar saciados;
alabarán a mi Señor los que lo buscan;
vivirá vuestro corazón para siempre.

Se acordarán y se volverán a mi Señor
todos los confines de la tierra,
y todas las familias de las naciones
adorarán delante de ti,
porque de mi Señor es el reino
y él regirá las naciones.

Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra;
se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo,
aun el que no puede conservar la vida a su propia alma.
La posteridad lo servirá;
esto será contado de mi Señor hasta la última generación.
Vendrán y anunciarán su justicia;
a pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.” Amén.

Curiosidades

¿Qué es la obediencia según las Escrituras”

Según la Escritura, Dios exige que su revelación sea tomada como regla para la vida toda del ser humano. Así la obediencia a Dios es un concepto suficientemente amplio como para incluir la totalidad de la religión y la moralidad bíblicas. La Biblia es insistente en el hecho de que los actos externos y aislados de homenaje a Dios no pueden subsanar la falta de obediencia consecuente en el corazón y en la conducta.
La desobediencia de Adán, el primer humano representativo, y la perfecta obediencia del segundo, Jesucristo, constituyen factores decisivos en el destino de todos. Cuando Adán ignoró la obediencia sumergió a la humanidad en la conciencia de culpa, la condenación, y la muerte. La inquebrantable obediencia de Cristo “hasta la muerte” obtuvo justicia (aceptación de Dios) y vida (comunión para con Dios) para todos lo que creen en él.
En la promulgación por Dios del pacto antiguo se daba realce a la obediencia a sus requerimientos a fin de que el pueblo pudiese disfrutar de su favor. En su promesa del nuevo pacto, empero, se dio realce a la obediencia como el don que él mismo les daba, a fin de que pudiesen disfrutar de su favor.
La fe en el evangelio, y en Jesucristo, es obediencia, por cuanto Dios así lo manda. La incredulidad es desobediencia. La vida de obediencia a Dios es fruto de la fe.
La obediencia cristiana significa imitar a Dios en santidad, y a Cristo en humanidad y amor. Nace de la gratitud por la gracia recibida, no del deseo de obtener mérito y de justificarse uno mismo a la vista de Dios. Más aún, el guardar la ley con dicho motivo no constituye obediencia a Dios, sino lo opuesto.
La obediencia a la autoridad divinamente establecida en la familia, y en el estado, es parte de la obediencia del cristiano a Dios. Cuando hay conflicto, sin embargo, debemos estar dispuestos a desobedecer al ser humano a fin de no desobedecer a Dios.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.982)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Filipenses 2:5-11

Haya, pues, en ustedes este sentir que hubo también en Cristo Jesús:
Él, siendo en forma de Dios,
no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
sino que se despojó a sí mismo,
tomó la forma de siervo
y se hizo semejante a los hombres.
Mas aún, hallándose en la condición de hombre,
se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte,
y muerte de cruz.
Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas
y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra;
y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Séneca, un conocido filósofo romano decía: “El mejor límite para el dinero es el que no permite caer en la pobreza ni alejarse mucho de ella.”
De alguna manera esta siempre ha sido mi filosofía también porque creo que me mantiene siempre agradecida a Dios por lo que tengo y valorando lo que con tanto esfuerzo voy logrando.
Dios, al hacerse una persona entre nosotros se hizo pobre, se hizo limitado, sintió las necesidades propias de los humanos, y esto mismo le permitió saber qué sentimos, qué sufrimos y a qué le tememos. En Jesús, Dios dejó de lado todo su poder para experimentar la humanidad.
Pero no conforme con esto, en su condición humana buscó seguir la voluntad del Padre, no se dejó llevar por sus propios intereses personales, ni por su egoísmo, ni su comodidad. Y lo logró.
Esto mismo nos pone en evidencia de que lo que Dios espera de nosotros no es imposible, sino que está dentro de nuestras posibilidades y limitaciones. Nada de lo que Jesús hizo es imposible para cualquier persona, es proponérselo…
De hecho hay personas que han dejado su egoísmo de lado para luchar por los débiles y discriminados. Algunas de estas personas son conocidas, como Martin Luther King, Dietrich Bonhoeffer, Nelson Mandela, otras son anónimas que diariamente entregan sus vidas en el amor a quienes las necesitan. Personas que se acercan a la pobreza  del otro desinteresadamente y a la vez comparte su riqueza, que es el amor en Cristo.
Comencé mi reflexión hablando acerca de dinero y luego pasé a hablar de tiempo, esfuerzo, entrega…
En un tiempo en donde todos nos hemos creído la frase “el tiempo es dinero”, cuando damos de nuestro tiempo gratuitamente, cuando nos esforzamos sin esperar otra cosa  que la satisfacción de la tarea realizada o simplemente la alegría o la sonrisa que aquellos por los que trabajamos, podemos traducirlo también en valor.
Espero que estas palabras que hoy comparto con vos te haga mirar la vida desde otro lugar que el que nuestra sociedad nos impone, que descubras lo hermoso que es brindarse al que lo necesita y trabajar por una buena causa. Amén.

Querido Jesús, vos viniste al mundo para mostrarme lo hermoso que es vivir la vida junto a las personas que me rodean y estar atenta a quienes me necesitan. Te lo pido a vos que te entregaste por cada uno de nosotros y que junto al Padre y al Espíritu Santo reinas por toda la eternidad. Amén.

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