viernes, 21 de febrero de 2014

23 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 62

“En Dios solamente descansa mi alma;
    de él viene mi salvación.
Solamente él es mi roca y mi salvación;
    es mi refugio, no resbalaré mucho.
¿Hasta cuándo conspirarán contra un hombre,
tratando todos ustedes de aplastarlo
como a pared desplomada y como a cerca derribada?
Solamente conspiran
para arrojarlo de su grandeza.
Aman la mentira;
con su boca bendicen,
pero maldicen en su corazón.

En Dios solamente reposa mi alma,
    porque de él viene mi esperanza.
Solamente él es mi roca y mi salvación.
    Es mi refugio, no resbalaré.
En Dios está mi salvación y mi gloria;
en Dios está mi roca fuerte y mi refugio.
Pueblos, ¡esperen en él en todo tiempo!
¡Derramen delante de él su corazón!
¡Dios es nuestro refugio!

Por cierto, sólo un soplo son los hijos de los hombres,
una mentira son los hijos de los poderosos;
pesándolos a todos por igual en la balanza,
serán menos que nada.
No confíen en la violencia
ni en la rapiña se envanezcan.
Si se aumentan las riquezas,
no pongan el corazón en ellas.

Una vez habló Dios;
dos veces he oído esto:
que de Dios es el poder,
y tuya, Señor, es la misericordia,
pues tú pagas a cada uno
conforme a su obra.” Amén.

Curiosidades

¿Qué era un tribunal?

En griego se refiere a la asamblea que se reúne en frente de un estrado desde el cual se administraban todos los asuntos oficiales. Vemos que Herodes Agripa I se sentó en el estrado para dirigirse a las repúblicas de Tiro y Sidón. También se utiliza el término griego para tribunal, la plataforma sobre la que se sentaba el magistrado romano, con sus consejeros a los lados, para administrar justicia. Tradicionalmente se erigía en algún lugar público, como aparentemente ocurrió en el caso de Pilato, o en un auditorio. El que la solemne integridad de la justicia romana haya inspirado la imagen del “tribunal de Cristo” parecería posible desde el momento en que en ambos casos Pablo se dirigió a una congregación familiarizada con el gobierno romano directo.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

1 Corintios 4:1-5

Por tanto, que los hombres nos consideren como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que se requiere de los administradores es que cada uno sea hallado fiel. En cuanto a mí, en muy poco tengo el ser juzgado por ustedes o por tribunal humano. ¡Ni aun yo mismo me juzgo! Aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que no juzguen nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas y manifestará las intenciones de los corazones. Entonces, cada uno recibirá su alabanza de Dios.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Es curioso cómo somos las personas. Vivimos afectados por lo que los demás dicen de nosotros, pero a la vez nos la pasamos hablando de los demás y juzgando a los demás. Siempre tenemos la justa, pero no nos gusta que alguien nos diga nada ¡y menos si nos equivocamos!
Creo que es una de las cosas que más nos cuesta: el no meternos en la vida del otro. De hecho por eso mismo hay tantos programas de chimentos y las noticias que más se buscan son las más morbosas. Los noticieros que elegimos son los amarillistas y después de mirar toda la sangre chorreando decimos: ¡qué mal está en el mundo!
Evidentemente es algo inherente al ser humano, porque si observamos a los niños, también podemos ver esto, uno contando del otro, justificándose que el otro lo hizo primero… ¡cosas de chicos! Decimos. Pero los adultos hacemos los mismo, pero no tan obvio.
Según el apóstol Pablo somos servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios, y esto tiene que ver con una conducta, un estilo de vida, en donde parte de ello es no juzgar al otro, sino procurar uno mismo ser fiel a Dios.
Ocuparnos cada uno de hacer el bien es lo que podemos hacer, el otro o los demás, tendrán que ocuparse de sí mismos. Pero mi actuar, mi forma de vivir, puede tal vez inspirar a otro, y ahí está la clave. Si yo me la paso mirando lo que hace el otro y criticando, no me ocupo de lo que a mí me toca y pierdo mi tiempo, en vez de aprovecharlo en pos del Reino de Dios.
Es bastante simple, pero a la vez, en nuestra humanidad nos cuesta. Y eso es porque miramos constantemente al otro y decimos “si éste hace esto ¿por qué no lo voy a hacer yo?”, así buscamos sacar ventaja, hasta de una ambulancia que tiene que pasar con semáforo en rojo porque lleva un herido y me cuelo por atrás, o tantos pequeños detalles que son abusos, falta de consideración hacia el otro.
Te propongo prestar atención en estas cosas que estoy compartiendo, y la próxima vez que te sientas tentado, tal vez lo pienses y busques ser diferente. Si cada uno mejora su forma de vivir, juntos construiremos una sociedad diferente.

Querido Jesús, ayudame a no medirme con el otro, a no hacer las cosas porque todo el mundo lo hace. Vos viniste al mundo para mostrarnos que se puede vivir de otra manera ¡yo quiero vivir de esa otra manera! Dame la fuerza y la integridad para seguir tus pasos. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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