viernes, 9 de abril de 2010

18 de Abril

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 30

“Yo te alabo, mi Señor, porque me has levantado;
no dejaste reírse de mí a mis enemigos.
Mi Señor, Dios mío, clamé a ti y me sanaste.
Tú has sacado, mi Señor, mi alma del seol,
me has recobrado de entre los que bajan a la fosa.

Entonen a mi Señor los que lo aman,
alaben su memoria sagrada.
De un instante es su furia, de toda una vida su ayuda;
por la tarde visita de lágrimas, por la mañana gritos de alborozo.

Y yo en mi paz decía:
"Jamás vacilaré."
Mi Señor, tu favor me afianzaba sobre fuertes montañas;
mas retiras tu rostro y ya estoy intranquilo.
A ti clamo, mi Señor,
a mi Dios piedad imploro:
¿Qué ganancia en mi sangre, en que baje a la fosa?
¿Puede alabarte el polvo, anunciar tu verdad?
¡Escucha, mi Señor, y ten piedad de mí!
¡Sé tú, mi Señor, mi auxilio!
Has cambiado mi lamento en una danza,
me has quitado el sayal y me has ceñido de alegría;
mi corazón por eso te entonará sin tregua;
mi Señor, Dios mío, te alabaré por siempre.” Amén.
Curiosidades

Evangelio según San Juan, ¿es todo de la autoría del evangelista o tiene algún agregado?

Dos pasajes de Juan no pertenecen al texto original, y en algunas versiones modificadas se ha colocado en el margen, o se agregan notas aclaratorias. Nos referimos a su encuentro con la mujer adúltera o Pericope de Adulteria, genuina historia sobre Jesús que se ha preservado fuera de los evangelios canónicos, y que ha aparecido en ciertos manuscritos tardíos de Juan; y la explicación sobre el movimiento del agua, que se omite en los mejores manuscritos.
El capítulo 21 plantea un problema especial. Mientas Hoskins afirmaba que formaba parte integral del evangelio original, la mayor parte de los entendidos piensa que fue una adición posterior del autor, o que lo añadió otra mano. El argumento principal es que 20:31 parece ser la conclusión de un libro; además, algunos eruditos encuentran diferencias de estilo entre el capítulo 21 y los capítulos 1-20, pero según Barrett en sí estas diferencias no son decisivas.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 21:1-19

“Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: ‘Voy a pescar’. Le contestan ellos: ‘También nosotros vamos contigo’. Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Les dice Jesús: ‘Muchachos, ¿no tienen pescado?’ Le contestaron: ‘No’. El les dijo: ‘Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán’. La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: ‘Es el Señor’, se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Les dice Jesús: ‘Traigan algunos de los peces que acaban de pescar’. Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: ‘Vengan y coman’. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ‘¿Quién eres tú?’, sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: ‘Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?’ Le dice él: ‘Sí, Señor, tú sabes que te quiero’. Le dice Jesús: ‘Apacienta mis corderos’. Vuelve a decirle por segunda vez: ‘Simón de Juan, ¿me amas?’ Le dice él: ‘Sí, Señor, tú sabes que te quiero’. Le dice Jesús: ‘Apacienta mis ovejas’. Le dice por tercera vez: ‘Simón de Juan, ¿me quieres?’ Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: ‘¿Me quieres?’ y le dijo: ‘Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero’. Le dice Jesús: ‘Apacienta mis ovejas’.
‘En verdad, en verdad te digo:
cuando eras joven,
tú mismo te ceñías,
e ibas adonde querías;
pero cuando llegues a viejo,
extenderás tus manos
y otro te ceñirá
y te llevará adonde tú no quieras’.
Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: ‘Sígueme’.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Una nueva oportunidad… ¿cuántas veces se te presenta? ¿cuántas veces te la da?
A veces, por cobardía o por indecisión, perdés la oportunidad de hacer lo que había que hacer, lo que te hace digno, lo que te deja con el corazón tranquilo y contento. Pero a veces no se da, a veces no se presenta, a veces no te dan esa oportunidad, porque el dolor que causaste fue demasiado, porque fuiste un falluto que no se jugó cuando más te necesitaban.
Esto es en la vida, con la gente que te rodea, en donde las personas somos injustas y parciales, en donde nos dejamos llevar por los impulsos y las emociones, en donde no siempre queremos comprender al otro o perdonar al otro.
Pero con Jesús es distinto. Pedro lo negó tres veces, a pesar de que le había prometido defenderlo incluso arriesgando su propia vida, pero cuando las papas quemaban, lo negó, dijo que no tenía nada que ver.
Una vez resucitado, cuando los discípulos vuelven a sus barcas y sus redes, Jesús vuelve con ellos y los llama nuevamente, y a Pedro le da la oportunidad de decirle tres veces que lo ama, las mismas veces que días antes, lo negó.
Una nueva oportunidad para Pedro… una nueva oportunidad para cualquiera que esté triste y arrepentido de haberle dado la espalda a Jesús cuando las cosas estaban complicadas. Una oportunidad más para quien lo ha echado de su corazón porque está decepcionado o porque hay otras cosas más interesantes y atractivas, que parecen dar resultados más inmediatos. Una nueva oportunidad para vos, para mí, que no siempre caminamos los caminos del Señor.
Una nueva oportunidad… ¿quién no la quiere? ¿quién no la necesita? ¿quién no la espera?
¿Vos sos uno de esos que está necesitando una nueva oportunidad de creer en la vida, de vivir en la esperanza? Jesús te está esperando, en la playa, comiendo un pedazo de pescado asado, queriendo que compartas con él la simplicidad de la vida, las pequeñas cosas, la brisa del mar, el aire fresco, la comida con amigos, en donde los amigos son más importantes que la comida.
Jesús te está dando una nueva oportunidad para que le digas que lo querés y que querés que siempre esté a tu lado. Él está ahí, simple, cotidiano, amigo, amoroso, siempre… Amén.

Querido Jesús, ¡gracias por aceptarme siempre de nuevo! Aunque una y otra vez te niego y tengo vergüenza de que otros sepan mi fe en vos. ¡Gracias por no dejarte llevar por mis vaivenes emocionales, por mi vulnerabilidad, por mi flaqueza! Hoy te pido que me ayudes a serte más fiel, a no tener miedo ni vergüenza de vos, a animarme a hablar de vos a mis amigos y compañeros. Ayudame por favor, necesito demostrarte que la nueva oportunidad que me brindás la merezco y vale la pena. Te lo pido a vos que junto con el Padre y el Espíritu Santo reinan por toda la eternidad. Amén.

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