viernes, 24 de noviembre de 2017

26 de Noviembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 23

“Mi Señor es mi pastor, nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar;
junto a aguas de reposo me pastoreará.

Confortará mi alma.
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Aderezas mesa delante de mí
en presencia de mis angustiadores;
unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.

Ciertamente, el bien y la misericordia
me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa de mi Señor moraré por largos días.” Amén.

Curiosidades

¿Cuándo y cómo pintó Miguel Ángel el "Juicio final" en la Capilla Sixtina?

Desde la construcción de la Capilla Sixtina hasta 1536, la pared del altar donde ahora está el "Juicio Final" contenía otros murales de la serie de las historias de Moisés y de Jesús. Estaban la Asunción, la Natividad de Cristo y el Descubrimiento de Moisés.
Más arriba se encontraban los tres primeros Papas, donde estaba Simón Pedro. Miguel Ángel tuvo que sacrificar estos frescos de Perugino de la zona del altar para pintar su obra, lo que le valió numerosas críticas.
Anteriormente, Clemente VII le pidió que pintara "La caída de los ángeles rebeldes", pero, tras su muerte, su sucesor Pablo III le encargó que pintara la escena del "Juicio Final".
El "Juicio Final" es un enorme conjunto pictórico al fresco de género religioso cuyo tema es el Juicio Final, extraído del Apocalipsis de San Juan.
Conjunto central
Cristo: Es el centro de la obra. Con un enérgico y aterrador movimiento separa a los justos de los pecadores. Tiene marcadas las manos y los pies como evidencia de los clavos que le fueron puestos durante la crucifixión, y una herida en el pecho producto de haber sido atravesado por una lanza de un soldado romano. Es uno de los pocos Cristos que se han pintado con una expresión de enojo e ira.
María: Junto a Cristo está María. Temerosa, se esconde junto a su hijo asustada por el movimiento violento que hace. Detrás de ellos hay un destello de luz así que reciben todo el enfoque además porque se encuentran en el centro.
Alrededor a ellos están varios santos, representados sin perspectiva alguna, rodeándolos por todas partes. Algunos parecen estar asustados por la acción que acaba de hacer Cristo, y otros están inquietos. Para reconocerlos, Miguel Ángel los pintó con sus característicos complementos o con los objetos con los que fueron mártires.
San Pedro: Tiene en sus manos las llaves del Reino.
San Pablo: Se le reconoce por su barba gris y su aspecto ceñudo.
San Andrés: Sostiene una cruz en forma de "X", símbolo de su martirio.
San Bartolomé: Tiene una piel en su mano ya que este mártir fue despellejado. Según la tradición, se dice que Miguel Ángel pintó su cara en la piel despellejada del mártir como signo de que él creía no merecer el Cielo, pues estaba atormentado.
Santa Catalina: Usa la rueda de púas de su martirio para evitar el paso a los pecadores que intentan llegar al Cielo.
San Sebastián: Tiene sostenidas las flechas de su martirio.
San Lorenzo: Sostiene la parrilla de su martirio.
San Blas: Sostiene los dos rastrillos de carda de su martirio.
https://es.wikipedia.org/wiki/El_Juicio_Final_(Capilla_Sixtina)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Mateo 25:31-46

»Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; entonces apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: "Vengan, benditos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo, porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; fui forastero y me recogieron; estuve desnudo y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la cárcel y fueron a verme". Entonces los justos le responderán diciendo: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te vestimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" Respondiendo el Rey, les dirá: "De cierto les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicieron".
»Entonces dirá también a los de la izquierda: "Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; fui forastero, y no me recogieron; estuve desnudo, y no me vistieron; enfermo y en la cárcel, y no me visitaron". Entonces también ellos le responderán diciendo: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te servimos?" Entonces les responderá diciendo: "De cierto les digo que en cuanto no lo hicieron a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicieron". Irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Vos creés que existe un juicio? ¿Pensás que aquellas personas que viven haciendo daño o que teniendo la posibilidad de hacer algo no lo hacen, en algún momento lo pagan?
Para el cristiano, la idea del juicio de Dios es algo no solamente lógico, sino también un consuelo. No porque eso nos haga personas que dejen que todo pase, sino porque, aunque consideramos válida la justicia humana, sabemos que es factible de errores, es imperfecta como nosotros, los seres humanos.
También porque hay lugares que la justicia humana no alcanza y ahí está Dios y su justicia. ¿Dónde está el consuelo de las madres que han perdido sus hijos bajo la perversidad de un violador, un asesino o un traficante de personas? ¿Qué castigo merece aquella persona que ha matado y torturado una gran cantidad de personas sin sentir remordimiento alguno?
La justicia divina es necesaria porque es ahí en donde se va a marcar la diferencia. En esta tierra compartimos nuestras vidas con personas que no buscan seguir la voluntad de Dios, sino que viven sin preocuparse por los demás, abusando de las personas y de la naturaleza. A veces nos vemos muy perjudicados, pero a la vez con la impotencia de no estar en lugares en donde seamos escuchados. No es fácil vivir todos juntos, teniendo que padecer las decisiones y los actos de personas que no buscan más que su propia satisfacción y ambiciones, pero ése es también el desafío de vivir en esta tierra.
Lo importante es que cada uno de nosotros tome conciencia del juicio de Dios. No sólo para consuelo, sino para que no nos dejemos llevar por la corriente con la excusa de que todo el mundo lo hace, o qué no pasa nada… es sólo por esta vez. La conciencia de que el juicio de Dios es una realidad también nos debe servir a la hora de elegir las decisiones que tomamos en la vida y de qué manera afecta a las demás personas. El juicio de Dios no significa ni miedo ni amenaza, sino la certeza de que Dios está viendo y acompañando nuestras vidas, y que este tiempo en el que vivimos es el de la oportunidad, la del compromiso y la entrega. Amén.

Querido Jesús, sé que vos sos mi abogado, el que Dios a puesto para defenderme a la hora del juicio. Sé que vos sabés lo que es ser un ser humano con nuestras limitaciones, pero también sabés de nuestro egoísmo y nuestra falta de voluntad a la hora de la entrega. Ayudame ahora, mientras que estoy caminando por esta tierra. Ayudame ahora que todavía tengo tiempo para revertir algunas de mis actitudes y servirte a vos a través de las personas que me rodean. Te lo pido a vos que junto con el Padre y con el Espíritu Santo reinas por toda la eternidad. Amén.

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