viernes, 20 de noviembre de 2015

22 de Noviembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 93

“Reina mi Dios, de majestad vestido,
mi Dios vestido, ceñido de poder,
y el orbe está seguro, no vacila.
Desde el principio tu trono está fijado,
desde siempre existes tú.

Levantan los ríos, mi Dios,
levantan los ríos tu voz,
los ríos levantan su bramido;

más que la voz de muchas aguas
más imponente que las ondas del mar,
es imponente mi Dios en las alturas.

Son veraces del todo tus dictámenes;
la santidad es el ornato de tu Casa,
oh mi Dios, por el curso de los días.” Amén.

Curiosidades

¿Quién era Pilato?
Poncio Pilato era romano, de la orden ecuestre, o sea la clase alta. Poco sabemos de su carrera antes del año 26 d.C., pero en ese año el emperador Tiberio lo nombró quinto prefecto de Judea. En 1961 se encontraron pruebas de esto en una inscripción en Cesarea, parece que en los primeros años utilizó este título y luego fue reemplazado por el de procurador.
Como procurador ejerció el control total de la provincia y estuvo a cargo de los ejércitos de ocupación. Tenía plenos poderes de vida y muerte, y podía dejar sin efecto sentencias capitales decretadas por el sanedrín, que tenía que pedirle la ratificación. También nombraba a los sumos sacerdotes, y controlaba el templo y sus fondos: hasta las vestiduras del sumo sacerdote se hallaban bajo su custodia, y solamente se les dejaba llevarlas durante las festividades, época en la cual el procurador residía en Jerusalén y traía tropas adicionales para patrullar la ciudad.
Hubo varios cuestionamientos por parte del pueblo de Judea con respecto a su gobierno. Uno de ellos fue que utilizó dinero del tesoro del templo para construir un acueducto para llevar agua a la ciudad de Jerusalén desde un manantial ubicado a unos 40 km. De distancia. Decenas de miles de judíos se manifestaron contra el proyecto cuando Pilato llegó a Jerusalén, presumiblemente en época de alguna festividad, y él a su vez envió sus tropas disfrazadas en contra de ellos, como resultado de lo cual murió gran número de personas.
El historiador Filón lo describe como “por naturaleza rígido y porfiadamente duro” y “de naturaleza rencorosa, y hombre excesivamente iracundo”, también habla de “los sobornos, los actos de soberbia, los actos de violencia, los ultrajes, los casos de tratamiento basado en el rencor, los constantes asesinatos son juicio, la incesante y sumamente agraviante brutalidad” de los que podían acusarlo los judíos. Mientras que en el N.T. aparece como un hombre débil, dispuesto a inclinarse hacia lo expeditivo antes que hacia los principios, cuya autorización del asesinato judicial de Jesús se debió menos a un deseo de satisfacer a las autoridades judías que al temor de incurrir en el desagrado del emperador si Tiberio se enteraba de que había producido más desasosiego en Judea. Esto se hizo más evidente en la burla de los judíos al redactar el cartel que hizo colocar sobre la cruz.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1095-1096)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 18:33-37

“Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: ‘¿Eres tú el Rey de los judíos?’ Respondió Jesús: ‘¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?’ Pilato respondió: ‘¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?’ Respondió Jesús:
‘Mi Reino no es de este mundo.
Si mi Reino fuese de este mundo,
mi gente habría combatido
para que no fuese entregado a los judíos;
pero mi Reino no es de aquí’.
Entonces Pilato le dijo: ‘¿Luego tú eres Rey?’ 
Respondió Jesús:
‘Sí, como dices, soy Rey.
Yo para esto he nacido
y para esto he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad.
Todo el que es de la verdad, escucha mi voz’.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

En varios momentos de la historia se ha utilizado la espada o las armas en el nombre de Cristo cuando Jesús no lo hizo en ningún momento ni instigó a que su gente lo hiciera. De hecho, cuando Pedro lo defiende al ser prendido por los soldados, Jesús lo frena al instante.
Es que una de las características del movimiento de Jesús es el pacifismo. Por eso es que llamarlo revolucionario, en el sentido de la lucha armada es un error, sin lugar a dudas. Más allá del compromiso y las buenas intenciones de aquellos sacerdotes tercer mundistas que se unieron en los ’70 a las luchas armadas, de ninguna manera Jesús hubiera tomado esta opción, él mismo lo dice frente a Pilato: “Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos”.
El Reino al que pertenecemos, es un reino muy diferente al que cualquier humano propone. No hay jerarquías ni violencia de ningún tipo. El cristiano, en realidad no podría ser soldado en principio, no debería utilizar armas, lo cual ocurría en la Iglesia Primitiva. Pero tanto la policía como el ejército son servicios de cuidado, de orden, para lograr cierta justicia y limitar la acción de los violentos y abusivos. Pero nunca esas armas deben ser utilizadas en el nombre de Cristo, porque ésta no es su forma y la muerte no tiene que ver con su Reino. Se bendice la persona y su trabajo.
La teología luterana habla acerca de que el cristiano vive la tensión de pertenecer a dos Reinos, uno humano y otro divino. En esa tensión tiene que lograr vivir en sintonía con la realidad que le toca, con sus problemas y tentaciones, pero manteniéndose fiel a la ley del amor, a los principios de la fe cristiana. El cristiano no puede construirse un lugar aparte, sino que es llamado a vivir en el medio de la sociedad, a ser parte de ella. Los cristianos somos luz, en el sentido de recibir la luz de Cristo, y somos llamados a iluminar, proteger a los vulnerables y denunciar toda injusticia. Como cristianos vivimos en este mundo, pero no somos de este mundo, sino de Cristo. A él le debemos obediencia en primer lugar y en un segundo lugar, a las leyes y normas humanas.
El pertenecer a otro Reino nos permite resistir mejor ante las injusticias e incluso enfrentarlas, ya que no perdemos nada, sólo hay ganancia cuando nuestra vida es en Cristo. Amén.

Querido Jesús, ¡gracias por haberme rescatado de la fosa! ¡Gracias por haberme dado vida en abundancia! Dame palabras para dar testimonio de este gran regalo para que más personas disfruten de este beneficio. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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