Salmo 95
“Vengan, cantemos gozosos a mi Señor,
aclamemos a la Roca de nuestra salvación;
con acciones de gracias vayamos ante él,
aclamémosle con salmos.
Porque es mi Señor un Dios grande,
Rey grande sobre todos los dioses;
en sus manos están las profundidades de la tierra,
y suyas son las cumbres de los montes;
suyo el mar, pues él mismo lo hizo,
y la tierra firme que sus manos formaron.
Entren, adoremos, inclinémonos,
¡de rodillas ante mi Señor que nos ha hecho!
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros el pueblo de su pasto,
el rebaño de su mano.
¡Oh, si escucharan hoy su voz!:
‘No endurezcan sus corazones como en Meribá,
como el día de Massá en el desierto,
donde me pusieron a prueba sus padres,
me tentaron aunque habían visto mi obra.
‘Cuarenta años me asqueó aquella generación,
y dije: Pueblo son de corazón torcido,
que mis caminos no conocen.
Y por eso en mi cólera juré:
¡No han de entrar en mi reposo!" Amén.
Curiosidades
¿Cuáles fueron los movimientos de renovación previos al de la Reforma y quienes sus principales referentes?
Durante la Edad Media hubo varios movimientos de renovación de la iglesia previos a la Reforma de Lutero. Estos movimientos fueron preparando el camino hacia dicha Reforma.
Entre los movimientos más importantes se encuentran los valdenses, surgidos en el s.XII en Italia, y que hoy forma parte de las Iglesias Protestantes en Argentina. El nombre se debe a Pedro Valdo quien puso en práctica las palabras de Jesús en Mt.19:21, siendo un rico comerciante, vendió sus bienes, regaló el dinero a los pobres, dejó a su esposa e hijos lo indispensable para vivir, e incentivó a la gente a arrepentirse de sus pecados. Pronto se formó un grupo de seguidores del pensamiento de Valdo, quien fue considerado hereje junto sus seguidores. Los valdenses fueron perseguidos por lo que se refugiaron en los valles de Turín.
Otro movimiento importante se produjo en Inglaterra, conducido por Juan Wiclef (1320-84), quien se opuso a la riqueza de la iglesia y su intromisión en la vida política, personificado en el Papa. Wiclef enseñaba que las Escrituras eran la única ley de la iglesia y acusaba al papado de concentrar el poder temporal en vez de predicar el evangelio de Cristo. Por esta razón fue arrestado y procesado, pero el movimiento wiclefita sobrevivió hasta la Reforma.
En Bohemia surgió un propagador del wiclefismo llamado Juan Hus. Éste, más estricto aún que el mismo Wiclef, muy pronto atacó al papado y la corrupción del clero, sosteniendo que el único jefe verdadero de la Iglesia es Cristo. Estas ideas rápidamente llevaron a que una multitud de seguidores lo apoyaran. En un principio recibió el apoyo de muchos clérigos, pero al desatarse una fuerte oposición contra él, finalmente murió quemado en la hoguera como hereje en 1425.
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Lucas 12:13-21
“Uno de la gente le dijo: ‘Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo.’ Él le respondió: ‘¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre ustedes?’ Y les dijo: ‘Miren y guárdense de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes.’
Les dijo una parábola: ‘Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’ Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, festeja.’ Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’ Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios." Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
“… aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes”…
Me viene a la mente el descubrimiento de gente contando millones de billetes en un cuartito, miles de hectáreas y cientos de propiedades adquiridas con dinero ajeno… una realidad que puede ser acá, en nuestro país, o en cualquier otro lugar en el mundo en donde la codicia se ha instalado en el corazón del ser humano.
Pero “la vida de uno no está asegurada por sus bienes” porque la vida no se compra, la vida es de Dios.
Vivimos en un tiempo en donde parecería que todo se puede comprar o vender. La sociedad de consumo en la que estamos inmersos todo el tiempo nos dice que la felicidad se logra comprando o consumiendo esto o aquello… y la felicidad es la vida. Al menos, como humanos sentimos que la vida, para ser vida, debe ser feliz.
¿Y qué es la felicidad?
¿Tener todo lo que quiero, hacer todo lo que deseo?
El ejemplo que Jesús nos comparte hoy en el evangelio es tan actual. Una persona que acumula y cree que así va a poder vivir feliz toda su vida… una vida para sí mismo… una vida en la mezquindad…
Aún en la abundancia la vida puede parecerse más a la muerte que otra cosa. Porque el sentido de la vida está en el compartir, en la vida con el otro, no la vida contra el otro, con miedo a que me saque lo que es mío, o siento que me pertenece por alguna razón… la que sea…
¡Cuántas familias terminan destruidas por una herencia! Por sentir que uno tiene más derecho que el otro. ¡Cuántas parejas en los juicios de divorcio han esquilmado sus bienes y dejado a sus hijos sin nada, regalando todo al abogado! Y todo para destruir al otro, porque cada uno siente que tiene más derecho sobre lo construido juntos.
La falta de amor y la acumulación de bienes son las caras de la misma moneda, por eso Jesús dice ‘Miren y guárdense de toda codicia’. Quien practica la codicia, quien acumula por miedo a que le falte, se va alejando del amor de Dios. Dios ama a quien practica la generosidad y nunca le hace faltar lo necesario para vivir. Porque finalmente todo aquello que no logramos usar, está demás y a otro le falta. Dios es generoso, no hay por qué preocuparse. La vida es realmente vida cuando compartimos lo mucho o lo poco que tenemos. Amén.
Querido Jesús, muchas veces me sorprendo de la falta de confianza que tenemos los cristianos y cristianas de tu santa providencia. Nuestra falta de amor no nos permite compartir lo que tenemos por miedo a que nos falte. Muchas veces me veo dudando a la hora de dar, de ofrendar. Ayudame a crecer en el amor, ayudame a parecerme un poco más a vos, que diste tu vida para que tengamos más vida. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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