Salmo 12
“¡Salva, mi Señor, que ya no hay fieles,
se acabaron los veraces entre los hijos de Adán!
Falsedad sólo dicen, cada cual a su prójimo,
labios de engaño, lenguaje de corazones dobles.
Arranque mi Señor todo labio tramposo,
la lengua que profiere bravatas,
los que dicen: ‘La lengua es nuestro fuerte,
nuestros labios por nosotros, ¿quién va a ser amo nuestro?’
Por la opresión de los humildes, por el gemido de los pobres,
ahora me alzo yo, dice mi Señor:
auxilio traigo a quien por él suspira.
Las palabras de mi Señor son palabras sinceras,
plata pura, de ras de tierra, siete veces purgada.
Tú, mi Señor, los guardarás,
los librarás de esta ralea para siempre;
de todas partes se irán los impíos,
colmo de vileza entre los hijos de Adán.” Amén.
Curiosidades
¿Cómo eran los soldados en los tiempos de Jesús?
Los soldados romanos eran los legionarios. El legionario (en latín legionarius) era el integrante de una unidad militar del ejército romano. Dicha unidad se conformaba generalmente por ciudadanos romanos mayores de 15 años. La duración del servicio militar de un legionario en la República temprana, era la de la duración de la campaña militar. En el siglo II a. C. se estableció que el servicio máximo debía ser de 16 campañas. Después de las reformas de Mario, el tiempo de servició quedo fijado en 25 años, que fueron rebajados a 20 en época de Augusto. Recibía una paga por sus servicios y, al finalizar su enrolamiento, tierras o, a partir de Augusto, un premio en metálico abonado por el Aerarium Militaris.
El legionario estaba generalmente armado con dos jabalinas (una pesada, el pilum y otra más liviana), una espada (gladius), y hasta la época de Tiberio, un puñal (pugio). Para su protección portaba un casco (galae), una armadura de anillas (lorica hamata), placas (lorica segmentata) o escamas (lorica squamata) y un escudo rectangular (scutum) que lleva una protección metálica o bloca para la posición de la mano. Completaban su equipamiento (impedimenta) un par de sandalias (caligae) y una mochila o morral (sarcina).
Uno de sus principales atributos, ya que muchas veces se enfrentaban con ejércitos mayores y mejor equipados, era el de formar parte de un cuerpo sumamente disciplinado y en constante entrenamiento (exercitum), tanto para poder efectuar maniobras militares en forma precisa y exacta, como la famosa tortuga o testudo, como para trabajar en obras de ingeniería militar (construcción de campamentos, murallas y fortalezas) y obras públicas (caminos, puentes y acueductos).
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Lucas 3:10-18
“La gente le preguntaba: ‘Pues ¿qué debemos hacer?’ y él les respondía: ‘El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo’. Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: ‘Maestro, ¿qué debemos hacer?’ Él les dijo: ‘No exijan más de lo que les está fijado’. Preguntáronle también unos soldados: ‘Y nosotros ¿qué debemos hacer?’ Él les dijo: ‘No hagan extorsión a nadie, no hagan denuncias falsas, y conténtense con su soldada’.
Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: ‘Yo los bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga’. Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
Dios nos ha creado libres, tomamos nuestras propias decisiones, para bien o para mal, pero como cristianos ya no podemos hacer lo queramos, sino que nuestra vida debe ir condicionada por las enseñanzas y el modelo de Jesús. Somos libres para obedecer, como decía Martín Lutero.
Hay actitudes y opciones incompatibles con la fe cristiana. No se puede ser cristiano y corrupto, no se puede ser cristiano y estafador, no se puede ser cristiano y usurero, no se puede ser cristiano y abusador… el ser cristianos nos obliga a dejar nuestras tendencias egoístas para dar lugar a la entrega, a la generosidad, a la integridad, a la coherencia.
En los evangelios como en las cartas aparecen listas en donde se enumeran aquellas actitudes o costumbres que no tienen que ver con las de quien ha aceptado a Cristo en su corazón.
Hoy vivimos con mucha naturalidad el consumo del alcohol, incluso de de algunas drogas que consideramos que no son tan malas, sin darnos cuenta de los peligros a los que nos exponen, en el sentido de perder el control de nuestras vidas, siendo controlados por ellas. Subestimamos el peligro de las adicciones hasta que caemos en ellas…
Tal vez esto que estoy compartiendo te suene algo puritana o mojigata… nada tiene que ver con eso… no se trata de creerse mejor o peor… se trata de una vida en libertad, libertad para disfrutar la vida en los pequeños detalles, libertad de conciencia por no tener nada para esconder, por vivir en la transparencia.
Jesús nos propone esta vida, una vida sana, fresca, responsable y desafiante, asumiendo los buenos tiempos y los malos como bendición de Dios y aprendizaje.
Tal vez te suene un poco naif o de fantasía, pero no es así. Una vida en el amor también significa compromiso social, riesgo de vida, lucha, integridad. Es sólo ver la cantidad de cristianos y cristianas que han muerto a lo largo de la historia por su compromiso con el prójimo.
Una vida en la fe me lleva a jugarme por los demás y en esa entrega, encontrar el sentido de la vida. Mejorar el mundo para que cada vez más estemos hermanados y podamos vivir en paz y armonía a pesar de nuestras diferencias, en donde no gana el más fuerte, sino que el ama. ¡Gracias, Señor, por esta libertad! Amén.
Querido Jesús, sé que viniste para enseñarnos a sacarle el jugo a nuestra vida, a darnos cuenta de lo importante que es una vida junto a los demás, construyendo ese reino de amor que has venido a instaurar. Ayudame a focalizarme y no perderme en las cosas que me esclavizan y me enredan. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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