viernes, 2 de octubre de 2015

4 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 128

Bienaventurado todo aquel que teme a mi Señor,
que anda en sus caminos.
Cuando comas el trabajo de tus manos,
bienaventurado serás y te irá bien.
Tu mujer será como vid que lleva fruto
a los lados de tu casa;
tus hijos, como plantas de olivo
alrededor de tu mesa.
Así será bendecido el hombre
que teme a mi Señor.

¡Bendígate mi Señor desde Sión,
y que veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida,
y que veas a los hijos de tus hijos!

¡La paz sea sobre Israel!” Amén.

Curiosidades

¿Por qué razones se divorciaban los matrimonios en los tiempos de Jesús y cómo era?

El divorcio se practicaba, incluso en Dt.24:1-4 está la ley que lo contempla. Se le daba a la esposa algún tipo de contrato, y desde ese momento ella estaba libre para volver a casarse.
Los motivos de divorcio están expuestos de manera muy general, ya que dice “Si el marido encuentra alguna cosa indecente en su esposa”. Hay dos situaciones en las que se prohíbe el divorcio: cuando el hombre ha acusado falsamente de infidelidad premarital; y cuando un hombre ha tenido relaciones con una joven, y el padre de ella lo ha obligado a casarse con ella.
Una mujer judía no podía divorciarse de su marido, sólo el hombre podía repudiar a la mujer. Pero sí podía apelar al tribunal por el trato que le daba su marido, y el tribunal podía obligar al esposo a divorciarla. Más aún, Jesús podría haber pensado en las leyes griegas y romanas, según las cuales la esposa podía divorciarse, como lo hizo Herodías de su primer marido.
Pablo, en su primera carta a los corintios 7:10-16, habla acerca de la situación en donde los paganos se convierten al Señor, y donde uno de los dos cónyuges no desea ese camino: “no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso”, dice el apóstol. Con esta cláusula no sólo tienen la libertad de abandonarse el uno al otro, sino que significa que también están en libertad para casarse nuevamente.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.880)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 10:1-16

Levantándose de allí, vino a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Y volvió el pueblo a juntarse a él, y de nuevo les enseñaba como solía. Se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarlo, si era lícito al marido repudiar a su mujer. Él, respondiendo, les dijo:
—¿Qué les mandó Moisés?
Ellos dijeron:
—Moisés permitió dar carta de divorcio y repudiarla.
Respondiendo Jesús, les dijo:
—Por la dureza de sus corazones les escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, hombre y mujer los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
En casa volvieron los discípulos a preguntarle sobre lo mismo, y les dijo:
—Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.
Le presentaban niños para que los tocara, pero los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó y les dijo:
—Dejen a los niños venir a mí, y no se lo impidan, porque de los tales es el reino de Dios. De cierto les digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Y tomándolos en los brazos, ponía las manos sobre ellos y los bendecía.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Desde que estoy en esta congregación, ya casi 8 años, sólo he celebrado dos bendiciones nupciales. Esto me llama la atención porque no es que la gente no viva en pareja, es porque las parejas no se casan ¡y menos todavía, buscan la bendición de Dios!
Esto mismo me ha llevado a reflexionar acerca de la falta de compromiso, o el temor de asumirlo formalmente o a separarse, miedo al divorcio ¡cómo si al no casarse la separación, el fracaso de la pareja, fuera menos dolorosa!
Pero a la vez siento que tiene que ver con nuestra sociedad de consumo y el mundo de lo descartable. Por si no funciona, no asumo totalmente el compromiso, y busco otro, busco otra. La pareja no como una construcción, un proyecto de vida en donde hago un ejercicio del amor, en donde busco amar incluso aquello que no comparto, que no me agrada o que me irrita de la persona con quien comparto mi vida.
No se trata de soportar cueste lo que cueste para seguir una vida juntos, sino de aprender que la convivencia no siempre es tan espectacular, pero a la vez es lo más maravilloso que Dios nos ha dado.
Amar al otro, a la otra, en las buenas y en las malas, pero también que me amen en las buenas y en las malas. El problema es que la única forma de conocer esta experiencia es viviéndola y permaneciendo juntos. No apurándonos a descartar al otro… o que nos descarten.
El filo es muy fino, porque también es bueno que dos personas que ya no tienen nada que ver, se separen y siga cada uno su camino. Por eso es tan importante que Dios nos acompañe y nos guíe en este proceso, para que nos equivoquemos lo menos posible.
El amor de los niños es incondicional, no tienen miedo al mal olor, a la suciedad, a la enfermedad, ellos aman, simplemente, y se juegan por quien aman. De ellos tenemos que aprender. Tenemos mucho que aprender de los niños, por su capacidad de amar, de perdonar, de vivir cada momento como único, de disfrutar y de no dejarse llevar ni por los comentarios de los demás, ni por un mal día o un mal tiempo. Amén.

Querido Jesús, vos siempre me hacés reflexionar, me interpelás con tu mensaje que a veces me cuesta entender. Pero la imagen de un niño, y tus palabras diciendo “tenés que ser como uno de estos” me hacen entender qué es lo que querés, cómo pretendés que lleve mi vida. ¡Gracias por tu mensaje, a veces fuerte! ¡Gracias porque vos sabés de amor y pureza! ¡Gracias porque también me acompañás para que pueda seguir tus pasos! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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