viernes, 16 de octubre de 2015

18 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 33

Alégrense, justos, en mi Señor;
en los íntegros es hermosa la alabanza.
Aclamen a mi Señor con arpa;
cántenle con salterio y decacordio.
Cántenle cántico nuevo;
¡háganlo bien, tañendo con júbilo!,
porque recta es la palabra de mi Señor
y toda su obra es hecha con fidelidad.
Él ama la justicia y el derecho;
de la misericordia de mi Señor está llena la tierra.

Por la palabra de mi Señor fueron hechos los cielos;
y todo el ejército de ellos, por el aliento de su boca.
Él junta como montón las aguas del mar;
él pone en depósitos los abismos.

¡Tema a mi Señor toda la tierra!
¡Tiemblen delante de él todos los habitantes del mundo!,
porque él dijo, y fue hecho;
él mandó, y existió.

Mi Señor hace nulo el plan de las naciones
y frustra las maquinaciones de los pueblos.
El plan de mi Señor permanecerá para siempre;
los pensamientos de su corazón, por todas las generaciones.
Bienaventurada la nación cuyo Dios es mi Señor,
el pueblo que él escogió como heredad para sí.

Desde los cielos miró mi Señor;
vio a todos los hijos de los hombres;
desde el lugar de su morada miró
sobre todos los habitantes de la tierra.
Él formó el corazón de todos ellos;
atento está a todas sus obras.

El rey no se salva por la multitud del ejército
ni escapa el valiente por la mucha fuerza.
Vano para salvarse es el caballo;
la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.

El ojo de mi Señor está sobre los que lo temen,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus almas de la muerte
y para darles vida en tiempo de hambre.

Nuestra alma espera a mi Señor;
nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón,
porque en su santo nombre hemos confiado.
¡Sea tu misericordia, mi Señor, sobre nosotros,
según esperamos en ti!”
Amén.

Curiosidades

¿Quién era Juan, el hijo de Zebedeo?

Juan, que era hijo de Zebedeo, probablemente el menor, porque excepto en Luchas y en Hechos, se lo menciona después de su hermano Jacobo o Santiago. Su madre se cree que fue Salomé, la tercera mujer, que según Marcos, acompañó a las dos Marías a la tumba, mientras que Mateo dice que era “la madre de los hijos de Zebedeo”. Generalmente se considera que Salomé era la hermana de María, la madre de Jesús,  debido a que en Juan 19:25 se dice que cuatro mujeres estuvieron cerca de la cruz: las dos Marías mencionadas por Marcos y Mateo, la madre de Jesús, y la hermana de su madre. Si esta identificación es correcta, Juan era primo de Jesús por el lado de su madre.
Sus padres pueden haber sido de buena posición porque su padre, que era pescador, “tenía jornaleros” y Salomé es una de las mujeres que “servían a Jesús con sus bienes”.
Después de haber sido llamados a abandonar a su padre y la pesca, Santiago y Juan fueron apodados por él Boanerges, “hijos del trueno”, probablemente porque eran galileos impetuosos y vivaces, de celo indisciplinado y a veces mal orientado. Este aspecto de su carácter se demuestra en su reacción contra una aldea samaritana que había rehusado recibir a su Maestro. Además podemos ver que su ambición personal no había sido atemperada por una verdadera visión de la naturaleza del Reino de Cristo, y este dejo de egoísmo, junto con su disposición de sufrir por Jesús, sin importarles lo que pudiera ocurrirles a ellos mismos, queda ilustrado en su pedido al Señor de que se les permitiera ocupar lugares de especial privilegio cuando Jesús entrara en su reino.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1426-1427)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 10:32-45

Iban por el camino subiendo a Jerusalén. Jesús iba delante, y ellos, asombrados, lo seguían con miedo. Entonces, volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer:
 —Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles. Se burlarán de él, lo azotarán, lo escupirán y lo matarán; pero al tercer día resucitará.
Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron y le dijeron:
—Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.
Él les preguntó:
—¿Qué quieren que les haga?
Ellos le contestaron:
—Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Entonces Jesús les dijo:
—No saben lo que piden. ¿Pueden beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?
Ellos respondieron:
—Podemos.
Jesús les dijo:
—A la verdad, del vaso que yo bebo beberán, y con el bautismo con que yo soy bautizado serán bautizados; pero el sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado.
Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan. Pero Jesús, llamándolos, les dijo:
—Saben que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre ustedes, sino que el que quiera hacerse grande entre ustedes, será su servidor; y el que de ustedes quiera ser el primero, será siervo de todos, porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

“…no será así entre ustedes…”
Ya antes de que Jesús no estuviera en su grupo, había varios que pretendían ser los líderes. No habían entendido el liderazgo de Jesús, cómo debería ser la dinámica de los seguidores de ese maestro tan particular.
Ya desde el principio, mismo con Jesús ahí, costaba comprender un liderazgo en donde el servicio, el estar a disposición, debía ser la actitud.
Con los años no mejoró. Líderes de la Iglesia a través de las generaciones se codean con el poder, pretenden ser atendidos, se sienten superiores… ¡no entendimos nada como cristianos y cristianas!
“…no será así entre ustedes…”
Las palabras de Jesús nos siguen martillando y tratamos de no escucharlas, nos hacemos los tontos y seguimos en nuestro mundo d categorías, esperando a ser tratados como especiales. Nos gusta que nos adulen que nos alaben en nuestra tarea, sin tener en cuenta que es mérito del Espíritu Santo, que sopla y sopla, dando vida a aquello que parecía muerto o imposible.
“…no será así entre ustedes…”
Nos dice Jesús, una y otra vez, para ver si al fin asumimos nuestra vocación de servicio, dejamos de lado nuestras ambiciones y nos ocupamos de Su Reino, para dar ese testimonio de Cristo que el mundo necesita y que estamos llamados a dar a partir de nuestro Bautismo. Amén.

Querido Jesús, me enseñaste que el mayor es el que sirve, y lo hiciste con tu propio ejemplo, incluso hasta la muerte en cruz. Ayudame a aprender y a entender de una vez esto mismo, que entre nosotros, los seres humanos, no hay categorías, que cada persona es valiosa, y que es parte de nuestro compromiso ocuparnos de los más débiles, los más vulnerables. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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