Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de
una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las
Escrituras:
Salmo
89 (1-28)
“Las misericordias de mi Señor cantaré perpetuamente;
de generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca.
Dije: «Para siempre será edificada la misericordia;
en los cielos mismos afirmarás tu fidelidad.»
de generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca.
Dije: «Para siempre será edificada la misericordia;
en los cielos mismos afirmarás tu fidelidad.»
Hice pacto con mi escogido;
juré a David mi siervo, diciendo:
«Para siempre confirmaré tu descendencia
y edificaré tu trono por todas las generaciones.»
juré a David mi siervo, diciendo:
«Para siempre confirmaré tu descendencia
y edificaré tu trono por todas las generaciones.»
Celebran los cielos tus maravillas, mi Señor,
tu fidelidad también en la congregación de los santos,
porque ¿quién en los cielos se igualará a mi Señor?
¿Quién será semejante a mi Señor entre los hijos de los poderosos?
Dios temible en la gran congregación de los santos
y formidable sobre todos cuantos están a su alrededor.
Mi Señor, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú?
Poderoso eres, mi Señor, y tu fidelidad te rodea.
Tú tienes dominio sobre la braveza del mar;
cuando se levantan sus olas, tú las sosiegas.
Tú quebrantaste a Rahab como a un herido de muerte;
con tu brazo poderoso esparciste a tus enemigos.
Tuyos son los cielos, tuya también es la tierra;
el mundo y su plenitud, tú lo fundaste.
El norte y el sur, tú los creaste;
el Tabor y el Hermón cantarán en tu nombre.
Tuyo es el brazo potente;
fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.
Justicia y derecho son el cimiento de tu trono;
misericordia y verdad van delante de tu rostro.
Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte;
andará, mi Señor, a la luz de tu rostro.
En tu nombre se alegrará todo el día
y en tu justicia será enaltecido,
porque tú eres la gloria de su potencia
y por tu buena voluntad acrecentarás nuestro poder.
Mi Señor es nuestro escudo;
nuestro rey es el Santo de Israel.
tu fidelidad también en la congregación de los santos,
porque ¿quién en los cielos se igualará a mi Señor?
¿Quién será semejante a mi Señor entre los hijos de los poderosos?
Dios temible en la gran congregación de los santos
y formidable sobre todos cuantos están a su alrededor.
Mi Señor, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú?
Poderoso eres, mi Señor, y tu fidelidad te rodea.
Tú tienes dominio sobre la braveza del mar;
cuando se levantan sus olas, tú las sosiegas.
Tú quebrantaste a Rahab como a un herido de muerte;
con tu brazo poderoso esparciste a tus enemigos.
Tuyos son los cielos, tuya también es la tierra;
el mundo y su plenitud, tú lo fundaste.
El norte y el sur, tú los creaste;
el Tabor y el Hermón cantarán en tu nombre.
Tuyo es el brazo potente;
fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.
Justicia y derecho son el cimiento de tu trono;
misericordia y verdad van delante de tu rostro.
Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte;
andará, mi Señor, a la luz de tu rostro.
En tu nombre se alegrará todo el día
y en tu justicia será enaltecido,
porque tú eres la gloria de su potencia
y por tu buena voluntad acrecentarás nuestro poder.
Mi Señor es nuestro escudo;
nuestro rey es el Santo de Israel.
Entonces hablaste en visión a tu santo
y dijiste: «He puesto el socorro sobre uno que es poderoso;
he exaltado a un escogido de mi pueblo.
Hallé a David mi siervo;
lo ungí con mi santa unción.
Mi mano estará siempre con él;
mi brazo también lo fortalecerá.
No lo sorprenderá el enemigo
ni hijo perverso lo quebrantará;
sino que quebrantaré delante de él a sus enemigos
y heriré a los que lo aborrecen.
Mi fidelidad y mi misericordia estarán con él
y en mi nombre será exaltado su poder.
Asimismo pondré su mano sobre el mar
y sobre los ríos su diestra.
Él clamará a mí, diciendo: “Mi padre eres tú,
mi Dios, y la roca de mi salvación.”
Yo también lo pondré por primogénito,
el más excelso de los reyes de la tierra.
Para siempre le aseguraré mi misericordia
y mi pacto será firme con él…” Amén.
y dijiste: «He puesto el socorro sobre uno que es poderoso;
he exaltado a un escogido de mi pueblo.
Hallé a David mi siervo;
lo ungí con mi santa unción.
Mi mano estará siempre con él;
mi brazo también lo fortalecerá.
No lo sorprenderá el enemigo
ni hijo perverso lo quebrantará;
sino que quebrantaré delante de él a sus enemigos
y heriré a los que lo aborrecen.
Mi fidelidad y mi misericordia estarán con él
y en mi nombre será exaltado su poder.
Asimismo pondré su mano sobre el mar
y sobre los ríos su diestra.
Él clamará a mí, diciendo: “Mi padre eres tú,
mi Dios, y la roca de mi salvación.”
Yo también lo pondré por primogénito,
el más excelso de los reyes de la tierra.
Para siempre le aseguraré mi misericordia
y mi pacto será firme con él…” Amén.
Curiosidades
¿Quién es el ángel Gabriel?
En la literatura judía intertestamentaria, Gabriel es uno de los
arcángeles, los “ángeles de la presencia” que están de pie ante el trono de
Dios alabándolo e intercediendo por la humanidad. Se lo menciona como uno de
los cuatro arcángeles, con Miguel, Sariel (o Uriel) y Rafael, como uno de los
siete, con Uriel, Rafael, Ragüel, Miguel, Sariel (o Saracael), y Remiel. La
responsabilidad especial de Gabriel es el paraíso. Destruyó a los gigantes
antediluvianos. Con los otros arcángeles oficiará el juicio final. Los tárgumes
y la literatura rabínica con frecuencia esquivan a ciertos ángeles anónimos en
el AT con Gabriel o Miguel.
En el NT, Gabriel es enviado a Zacarías para anunciarle el nacimiento de
Juan el Bautista, y a María para anunciarle el nacimiento de Jesús. Su
descripción de sí mismo con las palabras, “yo soy Gabriel, que estoy por
delante de Dios”, lo identifica como uno de los arcángeles.
(Nuevo
Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág. 530)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
Lucas
1:26-38
“Al sexto mes, el
ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de
la virgen era María. Entrando el ángel a donde ella estaba, dijo:
—¡Salve, muy
favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
Pero ella, cuando
lo vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería ésta. Entonces el ángel
le dijo:
—María, no temas,
porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu
vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Éste será grande, y
será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su
padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su Reino no tendrá
fin.
Entonces María
preguntó al ángel:
—¿Cómo será esto?,
pues no conozco varón.
Respondiendo el
ángel, le dijo:
—El Espíritu Santo
vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual
también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios. Y he aquí también
tu parienta Elisabet, la que llamaban estéril, ha concebido hijo en su vejez y
éste es el sexto mes para ella, pues nada hay
imposible para Dios.
Entonces María
dijo:
—Aquí está la
sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.
Y el ángel se fue
de su presencia.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
Poner el cuerpo… algo no muy popular en estos
tiempo en donde compartir o poder un “me gusta” en el face nos hace sentir que
estamos haciendo algo… pero desde la comodidad de la silla, detrás de la
pantalla.
Vivimos detrás de las pantallas del celular, de la
compu, de la tele… gran parte de nuestra vida es virtual, no ponemos el cuerpo
más que para comer… y está a la vista por el aumento de la obesidad en el
mundo. El ser humano cada vez se mueve menos, cada vez usa menos su cuerpo.
Pero es a través del cuerpo que se viven las
experiencias concretas. Es nuestra naturaleza. Basta con observar a los bebés y
sus contactos con el entorno a través de sus manos, la boca, los pies…
Somos un cuerpo y es a través del cuerpo que nos
relacionamos y vivimos las experiencias. No es lo mismo ver la elaboración de
una comida en la televisión como estar presente o cocinarla uno mismo. No es lo
mismo viajar a través de un documental que hacerlo de hecho, porque no es sólo
ver, es sentir los olores y sabores y lo que la piel nos transmite en la
temperatura, la humedad. La vida, las experiencias pasan por el cuerpo… y
también el compromiso.
Yo me comprometo con algo cuando de hecho estoy
presente, cuando corro el riesgo, el peligro, pero también cuando siento al
otro a mi lado, lo miro a los ojos y veo la actitud de su cuerpo, siento su
aroma corporal y percibo su estado de ánimo.
Cuando mensajeo, chateo o mismo con una video
llamada faltan los sentidos, me comunico, pero falta. Este año, después de ocho
años, nos encontramos con mi hermano que vive en Dinamarca… durante estos años
nos hemos comunicado, pero estar físicamente juntos es lo verdadero… lo otro,
es solo un paliativo.
La vida se vive en el cuerpo, los desafíos
también. María puso su cuerpo para que Jesús nazca, una gran cosa, se hizo
cargo. Permitió a través de su cuerpo que todos tuviéramos nuestro Salvador, el
Cristo.
También nosotros estamos invitados a poner nuestro
cuerpo para cambiar las cosas, para dar testimonio de Vida, para mejorar las
vidas de otros y para que la nuestra tenga sentido y no nos pasemos el tiempo
en esta tierra mirando desde la ventana. Amén.
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