Cada
latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios,
escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo
62
“En Dios
solamente descansa mi alma;
de él viene mi salvación.
Solamente él es mi roca y mi salvación;
es mi refugio, no resbalaré mucho.
¿Hasta cuándo conspirarán contra un hombre,
tratando todos ustedes de aplastarlo
como a pared desplomada y como a cerca derribada?
Solamente conspiran
para arrojarlo de su grandeza.
Aman la mentira;
con su boca bendicen,
pero maldicen en su corazón.
de él viene mi salvación.
Solamente él es mi roca y mi salvación;
es mi refugio, no resbalaré mucho.
¿Hasta cuándo conspirarán contra un hombre,
tratando todos ustedes de aplastarlo
como a pared desplomada y como a cerca derribada?
Solamente conspiran
para arrojarlo de su grandeza.
Aman la mentira;
con su boca bendicen,
pero maldicen en su corazón.
En Dios
solamente reposa mi alma,
porque de él viene mi esperanza.
Solamente él es mi roca y mi salvación.
Es mi refugio, no resbalaré.
En Dios está mi salvación y mi gloria;
en Dios está mi roca fuerte y mi refugio.
porque de él viene mi esperanza.
Solamente él es mi roca y mi salvación.
Es mi refugio, no resbalaré.
En Dios está mi salvación y mi gloria;
en Dios está mi roca fuerte y mi refugio.
Pueblos,
¡esperen en él en todo tiempo!
¡Derramen delante de él su corazón!
¡Dios es nuestro refugio!
¡Derramen delante de él su corazón!
¡Dios es nuestro refugio!
Por cierto,
sólo un soplo son los hijos de los hombres,
una mentira son los hijos de los poderosos;
pesándolos a todos por igual en la balanza,
serán menos que nada.
No confíen en la violencia
ni en la rapiña se envanezcan.
Si se aumentan las riquezas,
no pongan el corazón en ellas.
una mentira son los hijos de los poderosos;
pesándolos a todos por igual en la balanza,
serán menos que nada.
No confíen en la violencia
ni en la rapiña se envanezcan.
Si se aumentan las riquezas,
no pongan el corazón en ellas.
Una vez
habló Dios;
dos veces he oído esto:
que de Dios es el poder,
y tuya, Señor, es la misericordia,
pues tú pagas a cada uno
conforme a su obra.” Amén.
dos veces he oído esto:
que de Dios es el poder,
y tuya, Señor, es la misericordia,
pues tú pagas a cada uno
conforme a su obra.” Amén.
Amén.
Curiosidades
¿Qué se sabe de la autenticidad de las cartas a los Corintios?
Sea como fuere la cuestión de la integridad, no puede haber dudas en
cuanto a la autenticidad de estas dos epístolas; siempre se las ha considerado
como parte del indiscutido corpus paulino. Para el fechamiento de las cartas
podemos comenzar en el momento fijo que nos ofrece el proconsulado de Galión,
que nos permite fechar los acontecimientos de Hch.18 a mediados del 51 ó 52
d.C. (los procónsules se hacían cargo de sus funciones en Julio). Después de
esto Pablo se quedó “muchos días”, partiendo de allí posiblemente hacia fines
de ese mismo año. Hch. 19 registra sus actividades subsiguientes: una breve
visita a Éfeso, luego a Jerusalén, y nuevamente a Éfeso, donde se quedó más de
dos años. Aquí es donde es más razonable ubicar la redacción de 1 Co., de modo
que puede fechársela en algún momento del 53 ó 54 d.C.
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
1
Corintios 4:1-5
“Por tanto, que
los hombres nos consideren como servidores de Cristo y administradores de los
misterios de Dios. Ahora bien, lo que se requiere de los administradores
es que cada uno sea hallado fiel. En cuanto a mí, en muy poco tengo el
ser juzgado por ustedes o por tribunal humano. ¡Ni aun yo mismo me juzgo! Aunque de nada tengo mala conciencia,
no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que no juzguen nada antes de
tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las
tinieblas y manifestará las intenciones de los corazones. Entonces, cada uno
recibirá su alabanza de Dios.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
En los primeros tiempos, los cristianos creían
inminente el regreso de Jesucristo en su gloria. Vivían atentos pensando que
tenían que estar listos para el juicio, ese juicio en donde Dios mira nuestra
vida y separa la paja del trigo.
No lo vivían con temor, lo vivían con ansiedad,
porque su vida la dedicaban a Dios y por ello eran perseguidos y asesinados, y
esperaban la mano de Dios sobre los que les hacían daño. Estaban convencidos de
que Dios haría justicia.
Pero con el paso de los siglos, a los cristianos
se nos desdibujó la idea del regreso de Jesucristo y más todavía la idea del
juicio. Hoy vivimos totalmente ajenos a esta idea, y esto mismo hace que no nos
preparemos para enfrentarlo, Al mismo tiempo esto mismo no nos permite
descansar en la justicia de Dios, que significa también nos quedarnos en el
rencor, el resentimiento, el odio.
Hoy día hay algunos grupos religiosos que tienen
un mensaje apocalíptico, hablan de una destrucción del mundo, de un final
explosivo, en donde todo arderá, y a esto le llaman el Día del Juicio.
Cuando Pablo habla acerca del juicio final, no se
refiere a destrucción, sino a un momento en donde nuestra vida es puesta en
evidencia, en donde tendremos que dar cuenta de nuestros actos, pero también de
nuestros corazones. Esto mismo nos debe llevar a una vida auténtica, en donde
lo que hacemos esté en consonancia con lo que sentimos por dentro. Estoy
hablando de una vida en autenticidad, sin hipocresías, en donde nos animemos a
ser nosotros mismos y vivir con alegría nuestra vida en Cristo, sin mirar y
juzgar al otro.
Esta es la propuesta a la que hoy nos invita
Jesús. Está en cada uno de nosotros aceptarla o no. Amén.