Cada
latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios,
escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo 90
“Señor, Tú has sido
un refugio para nosotros
De generación en generación.
De generación en generación.
Antes que los montes fueran engendrados,
Y nacieran la tierra y el mundo,
Desde la eternidad y hasta la eternidad, Tú eres Dios.
Haces que el hombre
vuelva a ser polvo,
Y dices: “Vuelvan, hijos de los hombres.”
Y dices: “Vuelvan, hijos de los hombres.”
Porque mil años ante Tus ojos
Son como el día de ayer que ya pasó,
Y como una vigilia de la noche.
Tú los has barrido como un torrente, son como un sueño;
Son como la hierba que por la mañana reverdece;
Por la mañana florece y reverdece;
Al atardecer se marchita y se seca.
Porque hemos sido
consumidos con Tu ira,
Y por Tu furor hemos sido aturdidos.
Has puesto nuestras maldades delante de Ti,
Nuestros pecados secretos a la luz de Tu presencia.
Y por Tu furor hemos sido aturdidos.
Has puesto nuestras maldades delante de Ti,
Nuestros pecados secretos a la luz de Tu presencia.
Porque por Tu furor han declinado todos nuestros días;
Acabamos nuestros años como un suspiro.
Los días de nuestra vida llegan a setenta años;
Y en caso de mayor vigor, a ochenta años.
Con todo, su orgullo es sólo trabajo y pesar,
Porque pronto pasa, y volamos.
¿Quién conoce el poder de Tu ira,
Y Tu furor conforme al temor (a la reverencia) que se debe a Ti?
Enséñanos a contar de tal modo nuestros días,
Que traigamos al corazón sabiduría.
Vuelve, Señor; ¿hasta cuándo?
Y compadécete de Tus siervos.
Y compadécete de Tus siervos.
Sácianos por la mañana con Tu misericordia,
Y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días.
Alégranos conforme a los días que nos afligiste,
Y a los años en que vimos adversidad.
Sea manifestada Tu obra a Tus siervos,
Y Tu majestad a sus hijos,
Y sea la gracia del Señor nuestro Dios sobre nosotros.
Confirma, pues, sobre nosotros la obra de nuestras manos;
Sí, la obra de nuestras manos confirma.” Amén.
Curiosidades
Onésimo era un esclavo perteneciente a Filemón,
cristiano influyente de Colosas. Conoció a Pablo en Roma o en Éfeso (según el
punto de vista sobre el origen de la Epistola a los Colosenses). Fue convertido
por el apóstol Pablo, y llegó a ser hermano amado y digno de confianza. Su
nombre, que significa “inútil”, era común para esclavos, aunque no estaba
limitado a ellos; y quedó justificado por haber sido tan útil a Pablo que el
apóstol hubiera querido mantenerlo a su lado para que lo cuidara, como Filemón
hubiera deseado, según creía Pablo. Pero el apóstol consideró que nada podía
hacer sin el consentimiento expreso de Filemón, de modo que devolvió al esclavo
a su antiguo amo, junto con una nota, la canónica Epístola a Filemón. En ella
el apóstol utiliza el nombre del esclavo al describirlo como “el que en otro
tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil”; y agrega
insinuaciones, con tacto pero claramente, de que espera que Filemón lo
recibiese “para siempre; no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como
hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne
como en el Señor”. No obstante, Pablo admite que enviarlo es como privarse de
una parte de sí mismo.
La mención de Onésimo es uno de los vínculos que
unen entere sí a Colosenses y Filemón, y demuestra que fueron enviadas desde el
mismo lugar y al mismo tiempo. Algunos comentaristas piensan que el Onésimo que
conoció Ignacio, y que describe en su epístola como “hombre de impresionante
amor y su obispo”, no es otro que el esclavo fugitivo. Aunque no imposible,
esta hipótesis parecería improbable por consideraciones cronológicas. En su
apoyo se aduce que ofrece una explicación de la razón por la que se conservó
Filemón como libro canónico. Por otra parte, su estrecha relación con
Colosenses y su importancia por la información sobre la forma en que los
cristianos trataban a sus esclavos, serían razones adecuadas para su
canonicidad.
Evangelio
Desde el
interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos
sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Filemón 7-17
“Pues he llegado a tener mucho gozo y consuelo en tu amor, porque los
corazones de los santos han sido confortados por ti, hermano.
Por lo cual, aunque tengo mucha libertad (confianza) en Cristo para
mandarte hacer lo que
conviene, no obstante, por causa del amor que te tengo, te hago un ruego, siendo como soy, Pablo,
anciano, y ahora también prisionero de Cristo Jesús: te
ruego por mi hijo Onésimo, a quien he engendrado en mis
prisiones; quien en otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí. Y
te lo he vuelto a enviar en persona, es decir, como si fuera mi propio corazón.
Hubiera querido retenerlo conmigo, para que me sirviera en lugar tuyo en
mis prisiones por el evangelio (las buenas nuevas). Pero no quise
hacer nada sin tu consentimiento, para que tu bondad no fuera como por
obligación, sino por tu propia voluntad. Porque
quizá por esto se apartó de ti por
algún tiempo, para que lo volvieras a recibir para siempre, ya no como
esclavo, sino como más
que un esclavo, como un
hermano amado, especialmente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la
carne como en el Señor.
Si me tienes, pues, por
compañero, acéptalo como me aceptarías a
mí.” Amén.
Los
textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos
podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
Es
difícil de imaginar que esta forma de pensar, característica del movimiento de
Jesús, en donde el amor es la norma, la ley, haya desestabilizado un imperio
tan fuerte como el Romano. Esclavos que por la fe en Cristo se convertían en hijos,
en hermanos… esto fue fatal para una estructura que justamente descansaba sobre
la esclavitud como fuerza de trabajo y como el poder de los hombres libres.
Los
cristianos hemos luchado durante años en contra de la esclavitud y las castas,
pero curiosamente también hemos fundamentado bíblicamente el sometimiento de un
pueblo sobre otro, incluso las matanzas y exterminios. Y digo los cristianos y
no los seguidores de Jesús o los que pertenecen al movimiento de Jesús, porque
de ninguna manera las atrocidades que hemos hecho en el nombre de Cristo nada
tienen que ver con él y su mensaje.
Cuando
leo esta carta de Pablo a Filemón, veo sus argumentos para recibir en el amor a
un esclavo fugitivo, percibo claramente un cambio de mentalidad, de
pensamiento, esto que llamamos conversión. Mi pregunta es entonces… si vivimos
en un país que se autodenomina “cristiano” ¿qué pasó con la ley del amor, de la
oportunidad del arrepentido, de no hacer acepción de personas?
Dudo
que hasta mismo en nuestras comunidades haya personas con un pensamiento como
el de Pablo… ¿quién de nosotros sería capaz de perdonar una deuda o ayudar a
una persona a liberarse de la esclavitud?
Claro,
seguramente me dirán que hoy no hay esclavos, pero esto no es verdad, porque
hay personas que trabajan en condiciones de esclavitud, aquí mismo, en nuestro
pueblo, en nuestra zona.
¿Quién
tiene a la empleada que viene a limpiar la casa en blanco? ¿o a la persona que
viene a arreglar el jardín y cortar el pasto? Todos sentimos que es normal que
haya personas que trabajen en changas, pero en realidad son personas con
subempleos que no le garantizan nada a la hora de enfermarse o de envejecer.
Como
cristianos nos hemos acomodado al sistema, no nos molesta, lo hemos normalizado
porque al mismo tiempo nuestra fe se ha entibiado y no pertenecemos más al
movimiento de Jesús.
Es
verdad que no es nada fácil luchar en contra del sistema, pero también es
verdad que nunca fue fácil y que muchos seguidores de Jesús dejaron
literalmente su sangre en la arena del circo romano, fueron torturados hasta
morir, perseguidos como ratas por esa fe comprometida y porque afectaban al
sistema.
No
está nada mal que nos replanteemos la forma de llevar nuestra fe adelante. ¿Qué
puedo hacer yo, desde mi lugar, desde mi fe, para que la realidad de al menos
algunas personas cambie? ¿qué puedo hacer yo para transformar con mi fe mi
entorno? Pensalo… Amén.
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