Cada
latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios,
escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo 68:1-19
“Levántese Dios;
sean esparcidos Sus enemigos,
Y huyan delante de Él los que Lo detestan.
Como se disipa el humo, disípalos;
Como la cera se derrite delante del fuego,
Así mueran los incrédulos delante de Dios.
Y huyan delante de Él los que Lo detestan.
Como se disipa el humo, disípalos;
Como la cera se derrite delante del fuego,
Así mueran los incrédulos delante de Dios.
Pero alégrense los
justos, regocíjense delante de Dios;
Sí, que rebosen de alegría.
Canten a Dios, canten alabanzas a Su nombre;
Abran paso al que cabalga por los desiertos,
Cuyo nombre es el Señor; regocíjense delante de Él.
Sí, que rebosen de alegría.
Canten a Dios, canten alabanzas a Su nombre;
Abran paso al que cabalga por los desiertos,
Cuyo nombre es el Señor; regocíjense delante de Él.
Padre de los
huérfanos y
defensor de las viudas
Es Dios en Su santo refugio.
Dios prepara un hogar para los solitarios;
Conduce a los cautivos a prosperidad;
Sólo los rebeldes habitan en una tierra seca.
Es Dios en Su santo refugio.
Dios prepara un hogar para los solitarios;
Conduce a los cautivos a prosperidad;
Sólo los rebeldes habitan en una tierra seca.
Oh Dios, cuando
saliste al frente de Tu pueblo,
Cuando marchaste por el desierto,
Tembló la tierra;
También se derramaron los cielos ante la presencia de Dios;
El Sinaí mismo tembló delante de Dios, el Dios de Israel.
Cuando marchaste por el desierto,
Tembló la tierra;
También se derramaron los cielos ante la presencia de Dios;
El Sinaí mismo tembló delante de Dios, el Dios de Israel.
Tú esparciste lluvia abundante, oh Dios,
Tú fortaleciste Tu propiedad cuando estaba extenuada.
Los de Tu pueblo se establecieron en ella;
En Tu bondad, oh Dios, proveíste para el pobre.
El Señor da la
palabra;
Las mujeres que anuncian las buenas nuevas son gran multitud:
“Los reyes de los ejércitos huyen; sí huyen,
Y la que se queda en casa repartirá el botín.”
Las mujeres que anuncian las buenas nuevas son gran multitud:
“Los reyes de los ejércitos huyen; sí huyen,
Y la que se queda en casa repartirá el botín.”
Cuando ustedes se acuestan en los rediles,
Son como alas de paloma cubiertas de plata,
Y sus plumas de oro resplandeciente.
Cuando el Omnipotente dispersó allí a los reyes,
Nevaba en el Monte Salmón.
Monte de Dios es el Monte de Basán;
Monte de muchos picos es el Monte de Basán.
¿Por qué miran con envidia, oh montes de muchos picos,
Al monte que Dios ha deseado para morada Suya?
Ciertamente el Señor habitará allí para siempre.
Monte de muchos picos es el Monte de Basán.
¿Por qué miran con envidia, oh montes de muchos picos,
Al monte que Dios ha deseado para morada Suya?
Ciertamente el Señor habitará allí para siempre.
Los carros de Dios son infinidades, millares de millares;
El Señor está entre ellos en santidad, como en el Sinaí.
Tú has ascendido a lo alto, has llevado en cautividad a Tus cautivos;
Has recibido dones entre los hombres,
Y aun entre los rebeldes, para que el Señor Dios habite entre ellos.
Bendito sea el
Señor, que cada día lleva nuestra carga,
El Dios que es nuestra salvación…” Amén.
El Dios que es nuestra salvación…” Amén.
Curiosidades
¿Qué significa
“sangre” en el sentido bíblico?
La cuestión
principal que hay que determinar es si “sangre” en el sentido bíblico se
relaciona básicamente con la vida o la muerte. Hay quienes sostienen que en el
régimen de sacrificios del AT “sangre” representa la vida liberada de las
limitaciones del cuerpo y disponible para otros fines. Según este punto de
vista el uso ceremonial de la sangre representa la solemne presentación de la
vida a Dios: vida entregada, dedicada, transformada. La muerte ocupa un lugar
subordinado o, incluso, no ocupa lugar alguno. Según esta opinión “la sangre de
Cristo” significaría poco más que “la vida de Cristo”. No obstante, las
evidencias no parecen apoyar este parecer.
En primer lugar
están las pruebas estadísticas. De los 362 pasajes en que aparece la palabra
hebrea dam en el AT, 203 se refieren
a muerte con violencia. Sólo siete pasajes relacionan la vida y la sangre. De
esto se deduce claramente que la asociación más probable que genera el uso del
término es muerte.
Luego está la
falta de pruebas para apoyar la teoría de la vida. Los que defienden este punto
de vista lo consideran evidente por sí mismo y se apoyan en pasajes tales como “la vida de la carne en la sangre está”.
Pero los pasajes escriturales pueden interpretarse como que se trata de la vida
que se entrega al morir, tanto como que se trata de la vida que se libera.
Es innegable que
en algunos lugares se afirma que se ha conseguido la expiación por medio de la
muerte, por ej. en Nm, “esta sangre
amancillará la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue
derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó”.
Por lo tanto, el
AT no da pie para las afirmaciones tan rotundas que a veces se hacen. La expiación
se consigue con la muerte de una víctima más bien que por su vida. Esto se
proyecta al NT. Allí, como en el AT, la sangre se usa más frecuentemente en el
sentido de muerte por violencia que en ningún otro sentido. Cuando consideramos
la sangre de Cristo encontramos algunos pasajes que indican el modo más claro
posible que representa su muerte. Así, por ejemplo, las referencias a ser “justificados en su sangre”, “la sangre de su cruz”, la referencia al
hecho de que “vino mediante sangre y
agua”, y otros.
A veces se
piensa en la muerte de Cristo como un sacrificio. Pero un cuidadoso análisis de
todos los pasajes indica que el término se emplea en el mismo sentido que en el
AT. Vale decir, se sigue considerando que los sacrificios son eficaces en
virtud de la muerte de la víctima. “La
sangre de Cristo” ha de entenderse, por consiguiente, como muerte
expiatoria del Salvador.
Evangelio
Desde
el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos
sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Hebreos 12:18-25
“Porque ustedes no se han acercado a un monte que se puede tocar, ni a fuego ardiente, ni a tinieblas, ni a
oscuridad, ni a torbellino, ni a
sonido de trompeta, ni a ruido de palabras tal, que los que oyeron rogaron que no se les hablara más. Porque ellos no podían soportar el mandato: “Si aun una
bestia toca el monte, será apedreada.” Tan
terrible era el espectáculo, que Moisés dijo: “Estoy aterrado y temblando.”
Ustedes, en cambio, se han acercado al Monte Sion y a la ciudad del
Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a infinidad de ángeles, a la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a
los espíritus de los justos hechos ya perfectos, y a Jesús, el mediador del nuevo
pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la
sangre de Abel.
Tengan cuidado de no rechazar a Aquél que habla. Porque si aquéllos no escaparon cuando rechazaron al que les reprendió sobre
la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si nos apartamos de Aquél que nos
reprende desde
el cielo.” Amén.
Los
textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos
podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
En
una de mis visitas, una señora me decía, hablando de su vida y su familia: “podrán hacer de todo, disfrutar su vida,
gastar el dinero en viajes y salidas, y después ir a la iglesia a hacerse los
buenos, mientras que yo estoy acá tirada, pero Dios ve todo y no se le escapa
nada”.
A
Dios no se le escapa nada…
Suena
como que Dios es un espía que está viendo cada cosa que hacemos o incluso
pensamos como para pescarnos “pisando el palito”. De hecho, esto mismo parece
en la carta a los hebreos que estamos compartiendo ahora.
Esta
idea de un Dios controlador que mete miedo, ante quien tenemos que responder
por siglos ha sido la que se impuso desde la misma Iglesia, como una
herramienta de poder.
Pero
creo que pasajes bíblicos como estos lo que buscan no es que toda la gente
tenga este concepto de Dios, sino que busca que aquellas personas que hacen
daño a otras, sepan que existe alguien que sabe todo lo que hacen y que también
hay un castigo mayor que el que puedan padecer aquí en la tierra.
Este
mismo Dios me trae consuelo a mí y a todas las personas que sufren en manos de
quienes manejan el poder y la manipulan en la impunidad de la justicia terrena.
Este mismo Dios me dice a mí y a toda persona que es maltratada y humillada por
quien tiene el dinero y el poder, que un día esa persona va a pagar por todo
esto, y eso me alivia a mí y a toda persona que padece este tipo de cosas.
¿Significa
entonces que debo descansar en la tranquilidad de un Dios de justicia?
Por
un lado sí, pero también tengo que buscar que la justicia terrena le haga pagar
el daño que hizo y hace. Pero a la vez hay cosas que no se pueden demostrar o a
veces la corrupción es muy grande y se hace difícil que quien hizo el daño
pague… entonces está nuestro consuelo en Dios y la recompensa también. Esto
mismo es también una razón para no actuar igual que el resto y remar contra la
corriente, siguiendo la voluntad de Dios, que espera de nosotros que
construyamos un mundo mejor y más justo para todos y todas. Amén.
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