Cada
latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios,
escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo 117
“Alaben al Señor, naciones todas;
Alábenle, pueblos todos.
Porque grande es Su misericordia para con nosotros,
Y la fidelidad del Señor es eterna.
¡Aleluya!” Amén.
Alábenle, pueblos todos.
Porque grande es Su misericordia para con nosotros,
Y la fidelidad del Señor es eterna.
¡Aleluya!” Amén.
Curiosidades
Tertuliano atribuía la Carta a los Hebreos a
Bernabé, mientras que Orígenes informa que muchos sostenían que pertenecía a
Pablo, punto de vista compartido por Clemente de Alejandría. Este último parece
haber considerado que fue escrito por en el dialecto hebreo pero traducido por
Lucas, y parecería haber recibido esta tradición de su predecesor Panteno.
Orígenes menciona que algunos en su época la atribuían a Clemente de Roma, y otros a Lucas, pero él
mismo considera que los pensamientos pertenecían al apóstol, aunque no las
palabras. Su propia conclusión con respecto a la paternidad era la de que sólo
Dios sabe a ciencia cierta quién escribió la epístola, pero esta reserva no fue
imitada por los alejandrinos posteriores, que optaron tan decididamente por la
paternidad paulina, que alcanzó la canonicidad no sólo en oriente sino también
en occidente, donde las dudas habían sido fuertes anteriormente.
La tradición de la paternidad paulina no volvió a
plantearse seriamente hasta la época de la Reforma, cuando Erasmo, Lutero y
Calvino lo hicieron nuevamente. La idea de Lutero era que Apolos fue el autor
es aceptada por muchos eruditos modernos, aunque ninguno de ellos dejaría de
admitir que tiene carácter meramente especulativo.
Dos interesantes sugestiones alternativas son la
de Ramsay, que sugirió que Felipe escribió la epístola desde Cesarea después de
un contacto con Pablo y la envió a la iglesia de Jerusalén, y la de Harnack,
que argumentó a favor de Aquila y Priscila como coautores. Pero en el mejor de
los casos estas sugerencias no pasan de ser conjeturas ingeniosas y la crítica
moderna haría bien en hacer suya la cautela de Orígenes, y dejar que el autor
permanezca en el anonimato.
Si bien la información disponible para fijarle
fecha es escasa, hay suficiente como para posibilitar que se determine el
período más probable. Ya que fue citada por Clemente de Roma (ca. 95 d.C.)
tiene que haber sido compuesta algún tiempo antes de dicha fecha. Con toda
probabilidad fue escrita antes del 70 d.C., ya que no se hace mención alguna de
la caída de Jerusalén, y por cuanto la situación eclesiástica concuerda con una
fecha más temprana. Sin embargo, tiene que haber un intervalo de tiempo entre
la fundación de la iglesia a que está dirigida y la composición de la carta, a
fin de que los “días pasados” de persecución puedan considerarse
retrospectivamente. Si la persecución fue la de Nerón se podría pensar en una
fecha alrededor del 67-68 d.C., pero probablemente la referencia sea a una
oposición general solamente, en cuyo caso sería posible aceptar una fecha
anterior al 64 d.C. Algunos especialistas fechan la epístola en los años 80-90
d.C., tomando como base el uso que hace el autor de las epístolas paulinas,
pero como la fecha de la reunión de estas epístolas está envuelta en el misterio,
y dado que el autor no evidencia haber sido influido por todas esas cartas,
poca importancia puede asignarse a esa línea de pensamiento.
Evangelio
Desde el
interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos
sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Hebreos 12:5-13
“Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les
dirige:
“Hijo Mío, no
tengas en poco la disciplina del Señor,
ni te desanimes al ser reprendido por El.
Porque el Señor al que ama, disciplina,
y azota a todo el que recibe por hijo.”
ni te desanimes al ser reprendido por El.
Porque el Señor al que ama, disciplina,
y azota a todo el que recibe por hijo.”
Es para su corrección (disciplina) que sufren (lo soportan). Dios los trata
como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos
participantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además,
tuvimos padres terrenales para
disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre
de nuestros espíritus,
y viviremos? Porque
ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero El nos
disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad.
Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido
ejercitados (adiestrados) por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia. Por tanto, fortalezcan las manos débiles y las rodillas que
flaquean, y hagan sendas derechas
para sus pies, para que la pierna coja no se descoyunte,
sino que se sane.” Amén.
Los
textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos
podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
Pablo
nos habla de disciplina como algo que nos permite vivir una vida mejor, más
tranquila y feliz.
La
disciplina, hoy día, una mala palabra. Parece que es cosa del pasado, tal vez
porque lo asociamos con los militares o con la educación estricta de antaño, en
donde no se trataba de conocer al niño, sino meterlo en un molde a como sea, en
donde la creatividad y los pensamientos estaban prohibidos.
Pero
si pensamos en logros, no existen sin una disciplina, esto es hacer las cosas
dejando de lado las ganas y la fiaca. Por ejemplo en los deportes, la danza y
otras artes, la disciplina es esencial: una comida saludable, descanso y
entrenamiento, ¡horas de entrenamiento! Poniendo por delante la meta, el
avanzar día a día hacia la perfección.
Si
hablamos de seguir alguna carrera, no se puede estudiar y avanzar sin una
disciplina, dejar cosas de lado para enfocarnos en la meta deseada. Horas de
estudio, de estar sentados en una silla con un libro delante, intentando
memorizar y ejercitar la mente.
Pero
no sólo para los deportes, la danza u otras disciplinas, o para el estudio es
necesaria la disciplina. La necesitamos para nuestra vida, para nuestra salud,
el acostumbraros a hábitos que nos permitan optimizar nuestros esfuerzos pero
también que esto mismo nos permita tener el tiempo necesario para estar con
nuestra familia, nuestros seres queridos, nuestros amigos.
La
disciplina lejos de ser una mala palabra es lo que nos permite focalizar y
dejar fuera aquellas cosas que en realidad no nos sirven y hasta a veces nos
hacen perder las energías.
La
disciplina también es necesaria en nuestra vida de fe, porque dejamos de lado nuestras
pequeñas diferencias y aunamos nuestros esfuerzos para el bien común, para el
crecimiento del Reino, para dar un verdadero testimonio de Cristo.
La
disciplina no es una cosa del pasado, todo lo contrario, es lo que nos sirve
para lograr focalizarnos en lo verdaderamente importante y no perdernos en
medio de la nebulosa de tantas ofertas y distracciones que se nos presentan en
esta vida. Pensalo. Amén.
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