Cada
latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios,
escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo 117
“Alaben al Señor, naciones todas;
Alábenle, pueblos todos.
Porque grande es Su misericordia para con nosotros,
Y la fidelidad del Señor es eterna.
¡Aleluya!” Amén.
Alábenle, pueblos todos.
Porque grande es Su misericordia para con nosotros,
Y la fidelidad del Señor es eterna.
¡Aleluya!” Amén.
Curiosidades
El griego anatema significa
originalmente “algo que se coloca (en un templo)”, de allí la ofrenda votiva,
forma y sentido que se preserva en Lc.21:5.
La LXX a menudo emplea anatema para representar el hebreo herem, maldición, “la cosa consagrada”, aquello que ha de
prohibirse. Los textos imprecatorios paganos muestran que este término se
emplea como fórmula de maldición fuera del judaísmo.
Es así que los cristianos podía oír, dada la
naturaleza del sincretismo helénico, la horrible blasfemia “sea Jesús anatema”
de labios de predicadores aparentemente “inspirados”: ya sea como abjuración de
lealtad, o como manera de desacreditar al Jesús terrenal en contraste con el
Cristo exaltado. Cualquiera fuera la condición de quien hablaba, ningún mensaje
que degradara a Cristo podía provenir del Espíritu Santo. Pablo podía desear,
por el bien de sus hermanos no convertidos, “ser
anatema”, lo que significaba separación de Cristo, y podía declarar “anatema”, lo que significaba el retiro
del reconocimiento de la iglesia cristiana, a todo el que predicara “cualquier
otro evangelio”.
En 1 Cor.16:22, se usa “anatema” para colocar bajo maldición a los que odian a Cristo,
añadiéndosele a continuación “maranata”. Esto quizá tengas tenga el sentido
general de “y que nuestro Señor ejecute prontamente sus juicios”. Pero maranatha podría ser una frase
independiente. Por el contenido de 1 Cor. estas palabras en medio de los
afectuosos saludos finales resultan bastante apropiadas, sin que haya ninguna
conexión especial del anatema como el despido antes de la eucaristía, como
consideran algunos.
Los conspiradores de Hch.23:14 se colocan bajo anatema: hacen recaer sobre ellos mismos
la maldición si fracasan.
El sentido eclesiástico de la excomunión es una
extensión, no un ejemplo, del uso bíblico, aunque no es imposible que la
práctica en la sinagoga le haya dado cierto colorido primitivo.
Evangelio
Desde el
interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos
sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Gálatas 1:1.2.6-10
“Pablo, apóstol, no de parte de hombres ni mediante hombre alguno, sino por medio de Jesucristo y de Dios el Padre que Lo resucitó de entre los
muertos, y todos los hermanos que están conmigo:
…Me maravillo de que tan pronto ustedes hayan abandonado
(desertado) a Aquél que los llamó por la gracia de Cristo (el Mesías), para seguir un evangelio diferente, que en realidad no es otro evangelio,
sino que hay algunos que los perturban a ustedes y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anunciara otro evangelio contrario al que les hemos anunciado, sea anatema (maldito).
Como hemos dicho antes, también repito ahora: Si alguien les
anuncia un evangelio contrario al que recibieron, sea anatema. Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me
esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar
a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Amén.
Los
textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos
podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
Hay
momentos en que seguir a Cristo significa ir contra la corriente… no siempre,
pero muchas veces…
Por
eso su dificultad, porque es más fácil seguir a la masa.
Hay
leyes que son básicas para la convivencia: no robar, no matar, respetar al otro,
no dañar a la gente de ninguna forma, ni psicológica ni físicamente. Todos
sabemos esto y en general también es la conducta de la mayoría. Incluso podemos
hablar de castigos sociales a ciertas conductas.
El
problema es cuando se naturalizan algunas conductas o actitudes, por ejemplo la
corrupción, el acomodo o el robo. Cuando como sociedad sentimos que tenemos
derecho a algo y lo tomamos por la fuerza.
Muchas
veces nosotros mismos nos reconocemos como el país de los “vivos”, de los
ventajeros, pero no nos animamos a llamarlo por su nombre: estafadores. Es que
estafar es sacar provecho de otro con artilugios o mentiras, es robar. Pero lo
grave es que muchas veces la persona que hace esto no se siente una ladrona e
incluso nos justificamos al robar una fruta, por ejemplo: “pero si tiene más”.
No nos damos cuenta de que si todo el que pasa, saca una fruta, de repente no
va a haber más.
Lo
mismo pasa al destruir o ensuciar un lugar. Todos los veranos observo cómo
queda la playa después de un hermoso día en el cual muchos disfrutaron del sol
y del mar… ¿pero porqué dejan bolsas, pañales sucios, yerba, papeles de masitas
y demás todo ahí, contaminando un lugar que es de todos y que si entre todos lo
cuidamos puede seguir siendo hermoso por siempre?
El
no hacer lo mismo que el resto requiere un esfuerzo, una disciplina, el no
decir qué le hace una mancha más al tigre, el no echar la culpa o la
responsabilidad a otro.
Muchas
veces nos justificamos hablando de los políticos, de quienes ejercer en poder,
como modelos que se imponen, y pretendemos que sean ellos los que en principio
cambien su conducta… ¿pero puedo yo cambiar la conducta del otro sin primero
cambiar la mía?
El
ser cristiano, seguidor de Cristo, seguir su evangelio, significa en principio
ser buen ciudadano, buen vecino, cumplir las leyes, pero también procurar que
se cumplan.
Seguir
a Cristo no es tan fácil, pero es generador de cambios ¿te animás? Amén.
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