sábado, 6 de marzo de 2010

7 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 103

“Bendice a mi Señor, alma mía,
del fondo de mi ser, su santo nombre,
bendice a mi Señor, alma mía,
no olvides sus muchos beneficios.
Él, que todas tus culpas perdona,
que cura todas tus dolencias,
rescata tu vida de la fosa,
te corona de amor y de ternura,
satura de bienes tu existencia,
mientras tu juventud se renueva como el águila.
Mi Señor, el que hace obras de justicia,
y otorga el derecho a todos los oprimidos,
manifestó sus caminos a Moisés,
a los hijos de Israel sus hazañas.
Clemente y compasivo es mi Señor,
tardo a la cólera y lleno de amor;
no se querella eternamente
ni para siempre guarda su rencor;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.

Como se alzan los cielos por encima de la tierra,
así de grande es su amor para quienes le temen;
tan lejos como está el oriente del ocaso
aleja él de nosotros nuestras rebeldías.
Cual la ternura de un padre para con sus hijos,
así de tierno es mi Señor para quienes le temen;
que él sabe de qué estamos plasmados,
se acuerda de que somos polvo.
¡El hombre! Como la hierba son sus días,
como la flor del campo, así florece;
pasa por él un soplo, y ya no existe,
ni el lugar donde estuvo vuelve a conocerle.
Mas el amor de mi Señor desde siempre hasta siempre
para los que le temen,
y su justicia para los hijos de sus hijos,
para aquellos que guardan su alianza,
y se acuerdan de cumplir sus mandatos.
Mi Señor en los cielos asentó su trono,
y su soberanía en todo señorea.
Bendigan a mi Señor, ángeles suyos,
héroes potentes, ejecutores de sus órdenes,
en cuanto oyen la voz de su palabra.

Bendigan a mi Señor, todas sus huestes,
servidores suyos, ejecutores de su voluntad.
Bendigan a mi Señor, todas sus obras,
en todos los lugares de su imperio.

¡Bendigan a mi Señor, alma mía!” Amén.

Curiosidades

¿Dónde estaba la torre de Siloé?

Una de las principales fuentes de provisión de agua para Jerusalén fue el estanque intermitente de Gihón, que significa fuente de la virgen, debajo de la puerta de la Fuente y situado al ESE de la ciudad. Este estanque proveía agua a través de un canal descubierto, que corría lentamente a lo largo de las laderas SE, y se denominaba siloah, que significa enviador. Tomaba el mismo rumbo que el posterior “segundo acueducto” que descendía solamente 5 cm en 300 m y se descargaba en el estanque inferior o antiguo, al final del valle central, entre las paredes y colinas del SE y el SO. De esta forma corría debajo del “muro del estanque de Siloé” y regaba el “huerto del rey” sobre las laderas adyacentes.
Es probable que este antiguo estanque haya sido el “estanque de Siloé” que se utilizaba en la época del NT para que se lavaran las personas enfermas y otras. La “torre de Siloé” que cayó y mató a 18 personas, desastre conocido por todos en el tiempo de Jesús, probablemente estaba ubicada en la loma de Ofel arriba del estanque que, según Josefo, estaba cerca de la curva del viejo muro debajo de Oflas.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 13:1-9

En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ‘¿Piensan que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, se los aseguro; y si no se convierten, todos perecerán del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿piensan que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, se los aseguro; y si no se convierten, todos perecerán del mismo modo.’
Les dijo esta parábola: ‘Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas’.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Vos sos de esas personas que creen que las enfermedades o las desgracias Dios las manda como un castigo?
Mirá a tu alrededor y decime: si fuera así ¿por qué hay personas que hacen mucho daño y gozan de perfecta salud? o ¿por qué hay personas buenísimas que parece que todo les tiene que pasar a ellas?
Yo tenía un amigo que había quedado parapléjico debido a un ataque de presión alta, y siempre me preguntaba lo mismo: ¿qué mal hice para que Dios me castigue de esta manera? ¿por qué no me lleva de una vez? ¿por qué no me morí ese día del ataque así no tenía que pasar por lo que estoy pasando ahora?
Mi amigo siempre había sido una persona comprometida dentro de la Iglesia, era una persona muy querida por todos, incluso a veces en otros pueblos me preguntaban por él, pero así mismo tuvo que pasar más de diez años dependiendo de su mujer, de sus hijos, de un terapeuta con el que hacía ejercicios todos los días…
Lo que mi amigo no se daba cuenta es que, cuando dejaba de compadecerse de sí mismo, tenía tanto para dar todavía. Su mente estaba muy bien, su inteligencia brillante, su sentido del humor terrible, y todos disfrutábamos de lo mucho que nos brindaba. A la hora de reflexionar sobre algún texto o de debatir alguna cuestión teológica: no existía la discapacidad. Dios lo seguía bendiciendo, lo cuidaba como el siervo del señor que tenía la higuera en medio de un viñedo. Mi amigo tenía mucho para dar y compartir. Él, que siempre estuvo listo para ayudar y servir a los demás, tenía también que acostumbrarse y vivir la experiencia de recibir.
Las cosas que nos pasan, las desgracias, como le decimos, son desafíos que nos impone esta vida en la tierra, son parte de este mundo, pero a la vez, como cristianos, es nuestra oportunidad de dar testimonio de Jesucristo. Quien no se dejó avasallar ante las dificultades, que nos mostró que la única incapacidad del ser humano es no poder amar.
Ni las enfermedades, ni los accidentes, ni ningún otro tipo de sufrimiento es algo que Dios manda como un castigo por algo. No. Estamos viviendo el tiempo de la oportunidad, el tiempo en donde Dios mismo busca que demos fruto y a veces a partir de un hecho que nos sacude, descubrimos lo importante que es Dios en nuestra vida.
Pensalo, fijate que no está tan equivocado lo que te digo. Y cuando alguien te quiere instalar esa idea decile: Si Dios castiga a los que hacen daño a través de enfermedades y demás desgracias, ¿por qué Videla, Bignone y otros tantos permanecen con vida lo más campantes y gozan de buena salud? Entonces ya no van a encontrar un argumento. Dios no castiga, Dios te ama y te cuida, te remueve la tierra, te pone abono y te riega para que des mucho fruto. Amén.

Querido Señor, no permitas que me deje llevar por lo que muchos dicen, que vos nos castigás, ayudame que confíe en tu amor, ese amor tan inmenso que me has demostrado al entregar a tu querido Hijo, Jesús, a la muerte en la cruz para mi salvación, para la salvación de todo aquel que te acepte en su corazón. Sé que a veces nos pasan demasiadas cosas y que es difícil mantenerse firme, por eso te pido que me fortalezcas cada día para no soltar tu mano. Te lo pido en el nombre de tu Hijo y del Espíritu Santo que habita en cada uno de nosotros. Amén.

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