Salmo 66
Aclamen a Dios, la tierra toda,
salmodien a la gloria de su nombre,
ríndanle el honor de su alabanza,
digan a Dios: ¡Qué terribles tus obras!
Por la grandeza de tu fuerza,
tus enemigos vienen a adularte;
toda la tierra se rinde ante ti,
y salmodia para ti, a tu nombre salmodia.
Vengan y vean las obras de Dios,
temible en sus empresas por los hijos de Adán:
él convirtió el mar en tierra firme,
el río fue cruzado a pie.
Allí, nuestra alegría en él,
que por su poder domina para siempre.
Sus ojos vigilan las naciones,
no se alcen los rebeldes contra él.
Pueblos, bendigan a nuestro Dios,
hagan que se oiga la voz de su alabanza,
él, que devuelve nuestra alma a la vida,
y no deja que titubeen nuestros pies.
Tú nos probaste, oh Dios,
nos purgaste, cual se purga la plata;
nos prendiste en la red,
pusiste una correa a nuestras espaldas,
dejaste que un cualquiera a nuestra cabeza cabalgara,
por el fuego y el agua atravesamos;
mas luego nos sacaste para cobrar aliento.
Con sacrificios entraré en tu Casa,
te cumpliré mis votos,
los que abrieron mis labios,
los que en la angustia pronunció mi boca.
Te ofreceré pingües sacrificios,
con el sahumerio de carneros,
sacrificaré bueyes y cabritos.
Vengan a oír y les contaré,
ustedes todos los que temen a Dios,
lo que él ha hecho por mí.
A él gritó mi boca,
la alabanza ya en mi lengua.
Si yo en mi corazón hubiera visto perversidad,
el Señor no me habría escuchado.
Pero Dios me ha escuchado,
atento a la voz de mi oración.
¡Bendito sea Dios,
que no ha rechazado mi oración
ni su amor me ha retirado!” Amén.
Curiosidades
¿Qué significaba el saludo “paz a esta casa”?
La palabra “paz” corresponde al término hebreo shalom, que significa “completo”, “solidez”, “bienestar”. Se utiliza cuando se pide o se ora por el bienestar de otro, cuando uno se encuentra en armonía o concordia con otro, cuando se busca el bien de una ciudad o país. Puede significar prosperidad material, o seguridad física. Pero también puede significar bienestar espiritual. Es la paz que se relaciona con la justicia y la verdad.
Para el pecador primero debe haber paz con Dios, y la eliminación de la enemistad producida por el pecado, por medio del sacrificio de Cristo. Entonces puede nacer la paz interior, sin que puedan sofocarla las luchas del mundo. La paz entre los seres humanos es parte del propósito por el cual murió Cristo, y parte también, de la obra del Espíritu; pero también debe promoverla activamente el ser humano, no simplemente como la eliminación de la discordia, sino como motor de la armonía y el verdadero funcionamiento del cuerpo de Cristo.
Cuando se saludaba deseando “paz a esta casa” primeramente se buscaba que los habitantes de la casa estuvieran dispuestos a una reconciliación con Dios y a escuchar el mensaje del evangelio. Por otro lado, era también una forma de bendecir la casa con bienestar en todos los sentidos.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1056)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Lucas 10:1-20
"Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo:
‘El cereal es mucho, y los obreros pocos. Rueguen, pues, al Dueño del cereal que envíe obreros a su cereal. Vayan; miren que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni mochila, ni sandalias. Y no saluden a nadie en el camino. En la casa en que entren, digan primero: ‘Paz a esta casa.’ Y si hubiere allí un hijo de paz, la paz de ustedes reposará sobre él; si no, se volverá a ustedes. Permanezcan en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayan de casa en casa. En la ciudad en que entren y los reciban, coman lo que les pongan; curen los enfermos que haya en ella, y díganles: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes.’ En la ciudad en que entren y no los reciban, salgan a sus plazas y digan: ‘Hasta el polvo de sus ciudades que se nos ha pegado a los pies, se lo sacudimos. Pero sepan, con todo, que el Reino de Dios está cerca.’ Les digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad.
‘¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ustedes, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás!
‘Quien a ustedes los escucha, a mí me escucha; y quien a ustedes los rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.’
Regresaron los 72 alegres, diciendo: ‘Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.’ El les dijo: ‘Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren, les he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada les podrá hacer daño; pero no se alegren de que los espíritus se les sometan; alégrense de que sus nombres estén escritos en los cielos." Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
En esto que Jesús mismo nos llama elegidos o llamados a quienes somos cristianos, muchos de nosotros caemos en el gran error de considerarnos mejores que otros y sentir que el poder de Dios que pasa a través de nosotros es obra nuestra.
Así vemos a líderes religiosos, tanto curas como pastores que se consideran sanadores, porque saben que hay personas que a través de ellos se han sanado. Yo misma he sido testigo de la visita de un cura sanador a un pueblo en Entre Ríos en donde estaba trabajando y la arrogancia con que se movía y se presentaba ante la gente, como un ser superior.
Pero sin irnos a estos extremos, muchas veces pasa en nuestras comunidades que nuestros hermanos y hermanas miran con desprecio o al menos como “desde arriba” a quienes no creen en Jesucristo.
En realidad quienes creemos, somos privilegiados, pero ese privilegio no nos ubica en un lugar superior a las demás personas, sino que esto trae consigo una responsabilidad, que es la de transmitir a otras personas lo que nos ha llegado a nosotros, a llevar consuelo y esperanza a otras personas.
Como seres humanos nos cuesta alegrarnos por los demás. Si bien felicitamos a otra persona por sus logros, muchas veces sentimos algo de injusticia, de envidia, porque también nosotros deseamos que se nos presenten oportunidades.
Jesús nos llama a alegrarnos cuando una persona más lo acepta en su corazón, a recibir a quien llega nueva en la comunidad en vez de mirarla y decirme ¿quién es? ¿cómo llegó acá? ¿qué busca?
Nuestra tarea como personas de fe es sembrar, es proclamar el mensaje de amor, inclusión y esperanza de Jesús, para que llegue a cada vez más personas. Pero también es no adjudicarnos los logros sino agradecer a Dios por su obra y su fuerza. Nuestra tarea es trabajar y dar testimonio incansablemente en humildad, reconociendo quién es el que permite todo esto. Amén.
Querido Jesús, ¡gracias por confiar en mí, por valorarme y confiarme la hermosa y difícil tarea de proclamar tu Reino. Dame la humildad necesaria para no creer que los resultados son méritos míos, sino reconocer tu mano en todo lo que hago. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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