viernes, 17 de junio de 2016

19 de Junio

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 16

“Guárdame, oh Dios, en ti está mi refugio.

Yo digo a mi Señor: ‘Tú eres mi Señor.
mi bien, nada hay fuera de ti’;
ellos, en cambio, a los santos que hay en la tierra:
‘¡Magníficos, todo mi gozo en ellos!’.

Sus ídolos abundan, tras ellos van corriendo.
Mas yo jamás derramaré sus libámenes de sangre,
jamás tomaré sus nombres en mis labios.

Mi Señor, la parte de mi herencia y de mi copa,
tú mi suerte aseguras;
la cuerda me asigna un espacio de delicias,
mi heredad es preciosa para mí.

Bendigo a mi Señor que me aconseja;
aun de noche mi conciencia me instruye;
pongo a mi Señor ante mí sin cesar;
porque él está a mi diestra, no titubeo.

Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan,
y hasta mi carne en seguro descansa;
pues no has de abandonar mi alma al seol,
ni dejarás a tu amigo ver la fosa.
Me enseñarás el camino de la vida,
hartura de goces, delante de tu rostro,
a tu derecha, delicias para siempre.” Amén.

Curiosidades

¿Cómo se trabajaba la tierra en los tiempos de Jesús?
El labrador más pobre nunca lograba poseer rejas de arado de metal. El mejor árbol que se podía utilizar para la fabricación de arados era el roble.
El arado de madera que se podía manejar con una sola mano tenía la virtud de ser muy ligero, y como los campos a menudo eran pedregosos resultaba fácil alzarlo y pasar por encima de las piedras grandes. En tierras llanas, como la región de Basán, se apilaban las piedras en los campos, pero en las laderas de las montañas se las utilizaba para construir terraplenes que evitaran la pérdida de tierra fértil y conservaran la humedad. Para marcar los límites entre distintos campos de cereales se utilizaban piedras grandes, y no se usaban cercas. El arado que se manejaba con una sola mano dejaba libre la otra para aguijonear a los bueyes.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.24-25)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 9:51-62

“Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no lo recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?’ Pero volviéndose, los reprendió; y se fueron a otro pueblo.
Mientras iban caminando, uno le dijo: ‘Te seguiré adondequiera que vayas.’ Jesús le dijo: ‘Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.’
A otro dijo: ‘Sígueme.’ El respondió: ‘Déjame ir primero a enterrar a mi padre.’ Le respondió: ‘Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.’
También otro le dijo: ‘Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.’ Le dijo Jesús: ‘Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.’” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

No se puede ser cristiano a medias… y Jesús es muy claro en eso.
Cuando leemos el texto que hoy compartimos nos resulta muy duro, como si no tuviera corazón, enterrar a un padre o despedirse de la familia ¿no es algo bueno o algo que corresponde hacer?
No es que Jesús fuera un desalmado, de alguna manera estaba tratando de prepararlos para lo que implica el seguimiento a Jesús, lo que vivieron los primeros cristianos, perseguidos por el imperio y los judíos del templo, y lo que viven aún muchas personas cristianas en el mundo.
En este lugar del mundo, gracias a Dios, vivimos nuestra fe en paz y convivimos con personas de otras religiones sin que eso sea un problema. Incluso dentro de las propias familias s refleja esto mismo.
Pero en el continente asiático no es lo mismo, en países del Oriente Medio, en la India y en otros más, se los persigue, maltrata y hasta mata por confesar a Cristo como Salvador. En esos lugares del mundo no hay tiempo para sepultar o despedirse porque se corre riesgo de vida.
Pero ¿en qué puede afectar a una sociedad que se profese la fe cristiana?
Jesús vino al mundo para hablar sobre la igualdad entre las personas, porque para Dios no hay acepción de personas, todos tenemos el mismo valor, los mismos derechos. Eso exige una sociedad sin castas, por ejemplo, sin la obediencia ciega, ya que si va en contra de la Ley del Amor a la que los y las cristianas nos atenemos. Esta fue la razón por la cual el imperio romano persiguió a los primeros cristianos, que se negaban a venerar al Cesar como hijo de Dios, y es la razón por la cual hoy se los persigue.
Al mismo tiempo, nosotros hemos dejado de lado algunas cosas que implican el seguimiento, entre ellas la voz profética, la denuncia de aquellos que se aprovechan de los más débiles, nos hemos acomodado.
Por eso hoy, estas palabras de Jesús nos interpelan para que nos miremos a nosotros mismos y pensemos si estamos siguiéndolo como él nos exige o si lo estamos haciendo a medias… cómodamente.
Algo de eso hay, sino ¿cómo se explica la violencia, la corrupción y la discriminación en nuestros países considerados cristianos? Pensalo… Amén.

Querido Jesús, hoy quiero pedirte perdón por las muchas veces que no me animé a seguirte de la forma que vos querés o esperás. Perdón por mi hipocresía, por mi comodidad y mi miedo a romper las estructuras que nos ahogan. Dame fuerzas para cambiar y serte fiel. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

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