Cada
latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios,
escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo 126
“Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion,
Éramos como los que sueñan.
Entonces nuestra boca se llenó de risa,
Y nuestra lengua de gritos de alegría;
Éramos como los que sueñan.
Entonces nuestra boca se llenó de risa,
Y nuestra lengua de gritos de alegría;
Entonces dijeron
entre las naciones:
“Grandes cosas ha hecho el Señor con ellos.”
Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros;
Estamos alegres.
“Grandes cosas ha hecho el Señor con ellos.”
Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros;
Estamos alegres.
Haz volver, Señor, a nuestros cautivos,
Como las corrientes en el sur.
Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo.
Como las corrientes en el sur.
Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo.
El que con lágrimas
anda, llevando la semilla de la siembra,
En verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.” Amén.
En verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.” Amén.
Curiosidades
El concepto
bíblico de perfección es el estado de plenitud o realización ideal, en el que
se la eliminado o dejado atrás toda incapacidad, falta o defecto que
anteriormente haya podido existir.
Dos raíces
hebreas expresan esta idea en el A.T. salem
y tamim. En el N.T. el adjetivo usual
es teleios, que expresa la idea de
haber alcanzado el telos apropiado o determinado.
El verbo correspondiente, teleioo,
significa llevar a dicha condición. En el griego secular teleios significa: adulto, plenamente desarrollado, en el sentido
de opuesto a infantil e inmaduro, y, en relación con los cultos de misterio,
plenamente iniciado. El primer sentido emerge en 1 Cor.14; Ef.4 y Hch.5 y 6; el
segundo en 1 Cor.2 y quizás Fil.3 y Col.1. dos adjetivos de significado similar
son: artios, que denota capacidad y
disposición para hacer frente a todas las demandas de que uno sea objeto, y holokleros, para lo que Arndt propone
“entero, completo, sano, intacto, sin tacha”. El N.T. emplea también el verbo katartizo, traducido “perfeccionar”, que
significa “poner en orden”, o “llevar a un estado adecuado”, por medio del
entrenamiento, proveyendo lo que falta, o corrigiendo algún defecto.
El término
perfección es relativo: significa simplemente el logro de lo propuesto, o el
disfrute de un estado ideal. La meta y el estado varían según el caso. La
Biblia habla de la perfección en tres relaciones diferentes: la perfección de
Dios, la perfección de Cristo y la perfección del ser humano.
Evangelio
Desde el
interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos
sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Filipenses 3:8-16
“Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del
incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por El lo he perdido
todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, y ser hallado en El,
no teniendo mi propia justicia derivada de la Ley, sino la que es por la fe en Cristo (el Mesías), la justicia
que procede de Dios sobre la base de la fe, y conocerlo a Él, el poder de Su resurrección y la participación en Sus padecimientos, llegando a ser como Él en
Su muerte, a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos.
No es que ya lo haya alcanzado o que
ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello
para lo cual también fui
alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos,
yo mismo no considero haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y
extendiéndome a lo que está delante, prosigo
hacia la meta para obtener el premio del
supremo llamamiento de Dios en
Cristo Jesús.
Así que todos los que somos perfectos, tengamos esta misma actitud; y si en algo tienen una actitud distinta, eso también se
lo revelará Dios. Sin
embargo, continuemos viviendo según la misma norma que hemos alcanzado.” Amén.
Los
textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos
podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
Siempre
recuerdo las palabras de una señora de la iglesia, una persona muy linda que
conocí en mi congregación anterior: “cada día busco perfeccionarme, mejorarme,
para llegar a ser la persona que Dios quiere y espera de mí”. Ella hablaba de
un proceso a lo largo de nuestras vidas, en donde lo que vivo hoy me sirve para
no repetir lo que no fue bueno y avanzar en aquello que sí lo fue.
El
apóstol Pablo habla también de un camino en donde nuestros ojos no pierden el
tiempo mirando hacia atrás, sino que va atentamente hacia adelante para no
equivocarse y para no tropezar con nada. También habla de una meta a la que
aspira y que está convencido de lograr a partir de la actitud que ha tomado.
A
veces miro a la gente, y sobre todo a los jóvenes, incluidos a mis hijos
mayores, que viven sin objetivos o metas a futuro. Es como que toda la sociedad
se impone pequeñas metas, que muchas veces son vacías, porque tienen que ver
con la compra de esto o aquello y el poder ir o participar de un recital, un
show o alguna otra cosa. Pero la idea de trazarse un camino en donde hay una
exigencia en mí mismo en mi actuar, en mi modo de vivir, más allá del disfrute
pasajero, es un concepto, yo diría, casi caduco en estos tiempos.
El
hablar de la vida como un proceso de mejoramiento espiritual y no económico es
casi algo impensable. Y eso me preocupa.
Por
un lado está el grupo de personas competitivas que viven una carrera en donde
por lo material no tienen ningún problema de hacer cualquier tipo de trampa,
cualquier tipo de daño. Esas personas siguen la ley del más fuerte y no les
importa los que caen en el camino. Pero además considera que merece “sus
logros”.
Por
otro lado están las personas, y ahí veo a muchos jóvenes, que sólo viven el hoy
y así van quemando sus vidas, tomando como locos en sus salidas, andando a toda
velocidad en sus autos o motos, sin proponerse objetivos que signifiquen un
esfuerzo, y menos todavía un camino en la espiritualidad que las mejores como
personas, y no sólo eso, que su vida no sea para sí mismos, sino para
transformar también la vida del otro, del mundo que los rodea.
Cuando
hablamos de la perfección, generalmente es algo estético, y no la búsqueda de
ser cada vez más imágenes de Dios. ¿Qué te parece a vos, que estás escuchando
ahora, esta propuesta de la que te hablo? ¿Cómo es tu vida? ¿Qué metas u
objetivos tenés o te has propuesto?
Dios
te está llamando para que tu vida tenga sentido, para que puedas disfrutar
plenamente a partir de quien sos y no de lo que la sociedad espera de vos. Es
una buena invitación. Pensalo. Amén.
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