Salmo 131
“Mi Señor, no se ha envanecido mi corazón
ni mis ojos se enaltecieron;
ni anduve en grandezas
ni en cosas demasiado sublimes para mí.
En verdad me he comportado y he acallado mi alma
como un niño destetado de su madre.
¡Como un niño destetado está mi alma!
Espera, Israel, en mi Señor,
desde ahora y para siempre.” Amén.
Curiosidades
¿Cómo nació el himno "Castillo fuerte"?
Castillo fuerte es uno de los himnos favoritos de la tradición reformada. Es considerado el "Himno de batalla de la reforma", debido al efecto que produjo en apoyo de la causa reformista. El himnologista John D. Julian enumera cuatro teorías sobre su origen:
Según Heinrich Heine, fue cantado por Lutero y sus compañeros cuando entraban a Worms el 16 de abril, 1521, para asistir a la dieta.
Según K. F. T. Schneider, fue un tributo de Lutero a su amigo Leonhard Kaiser, quien fue ejecutado el 16 de agosto de 1527.
Según Jean-Henri Merle d'Aubigné, fue cantado por los príncipes luteranos cuando entraban a Augsburgo antes de la dieta de 1530 donde se presentó las confesiones de Augsburgo.
Fue compuesto en conjunción con la dieta de Espira, donde los príncipes luteranos presentaron una protesta contra el edicto de Worms que había promulgado el emperador Carlos V.
El historiador John M. Merriman propone que el himno «empezó como una canción marcial para animar a los soldados que luchaban contra las fuerzas otomanas» durante las guerras otomanas en Europa.
El más antiguo himnario existente en que aparece este himno es él de Andreas Rauscher (1531), bajo el título de Der xxxxvi. Psalm. Deus noster refugium et virtus. Es probable que apareciera en los himnarios de Josef Klug (1529) y de Hans Weiss (1528), de los cuales no sobreviven ejemplares. Esta evidencia indica que fue escrito entre 1527 y 1529, ya que los himnos de Lutero fueron impresos pronto después de ser escritos.
La tradición dice que el rey Gustavo II Adolfo de Suecia hizo interpretar este himno cuando sus fuerzas marchaban para la Guerra de los Treinta Años. El salmo ya había sido traducido en el idioma sueco antes de 1536. En el siglo XIX fue adoptado como un himno del movimiento socialista sueco.
A pesar de su pedigrí protestante, el himno a veces se usa en misas católicas. Por ejemplo, aparece en la segunda edición del Libro católico de loa publicado por la Conferencia canadiense de obispos católicos.
https://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_fuerte_es_nuestro_Dios
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Mateo 23:1-12
“Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que les digan que guarden, guárdenlo y háganlo; pero no hagan conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, pues ensanchan sus filacterias y extienden los flecos de sus mantos; aman los primeros asientos en las cenas, las primeras sillas en las sinagogas, las salutaciones en las plazas y que los hombres los llamen: "Rabí, Rabí".
»Pero ustedes no pretendan que los llamen "Rabí", porque uno es su Maestro, el Cristo, y todos ustedes son hermanos. Y no llamen padre de ustedes a nadie en la tierra, porque uno es su Padre, el que está en los cielos. Ni sean llamados maestros, porque uno es su Maestro, el Cristo. El que es el mayor de ustedes sea su siervo, porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
Siempre me llama la atención que la humildad se relaciona mayormente con la pobreza. De esa manera se dice que una persona tiene una vida humilde, o una casa o que viene de un hogar humilde cuando en realidad se está hablando de pobre o de pocos o escasos recursos económicos. Pero no necesariamente lo pobre es humilde. La humildad no es pobreza.
Alguien humilde es alguien que no se jacta de nada, a pesar de que lo podría hacer por su conocimiento o su dinero o jerarquía. El humilde no se fija en esas cosas sino que justamente lo que tiene o lo que es lo utiliza a favor de quien no se encuentra en esa situación. Justamente las palabras de Jesús hablan de esto.
La persona humilde es aquella que es sencilla a pesar de su dinero, que no necesita hablar con palabras difíciles para demostrar su conocimiento, es aquella que no busca demostrar nada, que sólo vive brindándose a los demás, practicando el amor al prójimo.
La impresión que siempre tengo con este mal uso de la palabra, esto es utilizar la palabra humilde como un sinónimo de pobreza, es esquivar la realidad de que justamente la humildad es una de las virtudes muy poco extendidas entre nosotros.
La humildad nada tiene que ver con una baja autoestima, ni con una apariencia débil. La humildad es una de las virtudes que más distinguen a Jesús, quien siendo Hijo de Dios, bajó a la tierra y se hizo una persona entre nosotros para experimentar en carne propia nuestras limitaciones y luego levantarnos al nivel de hijos e hijas de Dios.
Pero todo esto de ninguna manera tiene que ser para sentirnos mejores que otros, sino para estar al servicio de los demás, para de esa manera, dar a conocer a nuestro Dios, un Dios humilde, que no le gustan las apariencias ni los espectáculos.
Es difícil todo esto dentro de una sociedad en donde la humildad y el “perfil bajo” no es la moneda corriente, en donde hay personas que por aparentar son capaces de vivir endeudados hasta la coronilla. Pero no es imposible. Las palabras de Jesús son un buen respaldo: “…ustedes no pretendan que los llamen "Rabí", porque uno es su Maestro, el Cristo, y todos ustedes son hermanos. Y no llamen padre de ustedes a nadie en la tierra, porque uno es su Padre, el que está en los cielos. Ni sean llamados maestros, porque uno es su Maestro, el Cristo. El que es el mayor de ustedes sea su siervo…”.
La humildad no es pobreza, todo lo contrario: es riqueza, es amor al prójimo y sobre todo el reconocimiento claro de que sólo es grande y poderoso. Ser humilde es reconocer simplemente la condición de ser humano con todas las limitaciones que esto tiene. Amén.
Querido Jesús ¡cómo me cuesta ser humilde, reconocer que todo lo que soy y tengo te pertenece! Ayudame a cambiar, a reconocer que Dios me ha creado y me ha dado la posibilidad de ser y tener lo que soy, que estoy en sus manos. Ayudame a seguirte, que seas un ejemplo para mí. Ayudame a despojarme de mí misma y brindar todos mis dones a lo demás. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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