Salmo 86
“Inclina, oh mi Señor, Tu oído y respóndeme,
porque estoy afligido y necesitado.
Guarda mi alma, pues soy piadoso;
Tú eres mi Dios; salva a Tu siervo que en Ti confía.
Ten piedad de mí, oh mi Señor,
porque a Ti clamo todo el día.
Alegra el alma de Tu siervo,
porque a Ti, oh mi Señor, elevo mi alma.
Pues Tú, mi Señor, eres bueno y perdonador,
abundante en misericordia para con todos los que Te invocan.
Escucha, oh mi Señor, mi oración,
y atiende a la voz de mis súplicas.
En el día de la angustia Te invocaré,
porque Tú me responderás.
No hay nadie como Tú entre los dioses, oh mi Señor,
ni hay obras como las Tuyas.
Todas las naciones que Tú has hecho
vendrán y adorarán delante de Ti, mi Señor,
y glorificarán Tu nombre.
Porque Tú eres grande y haces maravillas;
sólo Tú eres Dios.
Enséñame, oh mi Señor, Tu camino;
andaré en Tu verdad;
unifica mi corazón para que tema Tu nombre.
Te daré gracias, mi Señor mi Dios, con todo mi corazón,
y glorificaré Tu nombre para siempre.
Porque grande es Tu misericordia para conmigo,
y has librado mi alma de las profundidades del Seol.
Oh Dios, los arrogantes se han levantado contra mí,
y una banda de violentos ha buscado mi vida,
y no Te han tenido en cuenta.
Pero Tú, mi Señor, eres un Dios compasivo y lleno de piedad,
lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad.
Vuélvete hacia mí, y tenme piedad;
da Tu poder a Tu siervo,
y salva al hijo de Tu sierva.
Muéstrame una señal de bondad,
para que la vean los que me aborrecen y se avergüencen,
porque Tú, oh mi Señor, me has ayudado y consolado.” Amén.
Curiosidades
Olimpia Fulvia Morata, nacida en Ferrara, en 1526 y fallecida en Heidelberg, el 26 de octubre de 1555, era una humanista italiana y protestante que escribió numerosas obras relacionadas con la religión y el pensamiento.
Su padre, Fulvio Pellegrino Morato, era tutor de la Casa de Este, y por esto, creció rodeada de conocimientos, aprovechando incluso las clases de su padre a los jóvenes hijos del duque de Ferrara. A los doce años ya hablaba con fluidez el latín y griego antiguo y fue nombrada compañera de Ana de Este en la corte donde pudo tener contacto con la elite intelectual y acceso a las obras de Cicerón o de Calvino.
En 1546, dejó la corte para cuidar a su enfermo padre, además se ocupó de la educación de sus hermanos. Su padre se había convertido al protestantismo y Olimpia no tardó en abrazar las doctrinas de Lutero y Calvino. Al regresar a la corte, Ana de Este se casó con Francisco de Guisa y pasó el tiempo estudiando filosofía y manteniendo correspondencia con Gasparo Sardi, quien le dedicó su De Triplici Philosophia.
Con la nueva situación de Ana de Este, y después, la muerte de su padre en 1548 ya poco la relacionaba con la corte de la casa de Este la cual acabó abandonando.
Un año más tarde conocerá a un joven estudiante de medicina y filosofía en Baviera, Andreas Grundler von Schweinfurt, con el que se casará en 1550 por la iglesia protestante. Vivieron en Italia pocos años más ya que la pareja marcharía a Alemania, donde Olimpia continuaría sus estudios, profundizando en textos clásicos y la Biblia. En 1554, lo acompañó a su lugar de nacimiento donde había sido enviado para curar a las tropas españolas.
En 1553 Alberto de Brandeburgo tomó posesión de Schweinfurt, tras el asalto de esta ciudad por parte de las tropas imperiales de Carlos V y hubieron de huir a Heidelberg por la defensa de Olimpia a la reforma protestante. Buscaron refugio en diferentes cortes europeas lográndolo al fin, en la corte de los Erbach. Pero lamentablemente Olimpia morirá dos años después, el 26 de Octubre de 1555 en Heidelberg, a consecuencia de la epidemia de peste que asolará distintas ciudades europeas. Tenía tan sólo 29 años. Se publicaron póstumamente por parte de su marido y de algunos amigos humanistas: cartas, poemas y sus obras (entre estas sus misivas en latín y griego) póstumamente en Basilea en el año 1558.
Obras fueron:
• Olympiae Fulviae Moratae Foeminaw doctissimae ac plane divinae Opera omnia quae hactenus invenire potuerunt; cum erudotorum testimoniis et laudibus. Hippolitae Taurellae Elegia elegantissima. Quibus Coelii S. C. selectae Epistolae ac orationes accesserunt, Basilae, apud Petrum Pernam MDLXX
• Lettere, en «Opuscoli e lettere di riformatori italiani del Cinquecento», Bari 1927
• Epistolario (1540-1555)
• Opere, a cura di Lanfranco Caretti: vol. I, Epistolae; vol. II, Orationes, Dialogi et Carmina,
Ferrara, Deputazione Provinciale Ferrarese di Storia Patria 1954
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Mateo 13:24-43
“Jesús les contó otra parábola: “El reino de los cielos puede compararse a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero mientras los hombres dormían, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando el trigo brotó y produjo grano, entonces apareció también la cizaña. Y los siervos del dueño fueron y le dijeron: ‘Señor, ¿no sembró usted buena semilla en su campo? ¿Cómo, pues, tiene cizaña?’ El les dijo: ‘Un enemigo ha hecho esto.’ Y los siervos le dijeron: ‘¿Quiere, usted, que vayamos y la recojamos?’ Pero él dijo: ‘No, no sea que al recoger la cizaña, arranquen el trigo junto con ella. Dejen que ambos crezcan juntos hasta la cosecha; y al tiempo de la cosecha diré a los segadores: “Recojan primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, pero el trigo recójanlo en mi granero.”’”
Otra parábola les contó Jesús: “El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo, y que de todas las semillas es la más pequeña; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de modo que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.”
Les dijo otra parábola: “El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó fermentado.”
Todo esto habló Jesús en parábolas a las multitudes, y nada les hablaba sin parábola, para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta, cuando dijo:
“Abriré mi boca en parábolas;
hablaré de cosas ocultas
desde la fundación del mundo.”
Entonces Jesús dejó a la multitud y entró en la casa. Y se acercaron Sus discípulos, diciendo: “Explícanos la parábola de la cizaña del campo.” Jesús les respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, y el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno; el enemigo que la sembró es el diablo, la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de la misma manera será en el fin del mundo. El Hijo del Hombre enviará a Sus ángeles, y recogerán de Su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que hacen iniquidad; y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
Dios actúa, siempre y en todo momento.
Dios es justo y permite que prospere todo lo que las personas hacemos con amor y desinteresadamente.
Muchas veces, cuando miramos la vida de las diferentes personas, la consideramos injusta. Porque a algunas personas todo lo que se propone resulta bien, y otras, todo lo consiguen con un enorme esfuerzo.
A veces me preguntan por qué Dios que prospere una persona que hace daño a los demás o incluso, muchas veces prospera a costa de los demás. Pero todo llega a su tiempo…
Si les pregunto ¿cuál es la diferencia entre una foto y una película?
La foto es un momento puntual, mientras que una película relata una historia. Si juzgamos una película por una foto de un momento, seguramente estará lejos del argumento, porque refleja algo puntual.
Muchas veces nos pasa eso cuando miramos la vida de los demás y la nuestra. No analizamos el camino, sino un momento puntual. Claramente es un error. Porque la vida es un devenir de hechos, buenos y malos, de subidas y bajadas. Es más a veces aquello que parece tan lindo desde afuera, no es lo mismo de adentro.
Los ejemplos que presenta Jesús son bien claros, tanto la masa de levadura como la semilla necesita tiempo y condiciones para crecer. No depende de quién hace el trabajo, sino de Dios. Dios es quien permite que la levadura reaccione o la semilla germine y crezca la planta. Si sacamos una foto del inicio, por ejemplo, con la masa, podemos ver los ingredientes separados o una pequeña masa aplastada. Si nos quedamos con eso, diríamos: “y al final, poca cosa era esa masa…”.
Así también es la vida de las personas, no podemos tener certeza de ella hasta el final, porque puede dar un giro sorpresivo.
Al mismo tiempo, si nos apuramos a juzgar, o mejor, si creemos que tenemos la capacidad de discernir lo que sólo le compete a Dios, seguramente vamos a ser injustos y destruiremos más que nada. Tal vez hasta con la mejor de las intenciones.
Por eso, lo mejor que podemos hacer, es trabajar, comprometernos con la vida, y dejar que Dios actúe y juzgue. De esa manera no haremos daño y serviremos para mejorar el mundo. Amén.
Querido Jesús, ¡qué sabias son tus palabras! Cada vez que las escucho y reflexiono sobre ellas, me doy cuenta de que de nada vale tratar de apurar los procesos o de sacar conclusiones tempranas. Es tu mano la que hace que las cosas sean como tienen que ser. Es tu amor el que nos permite descansar en tus manos y mejorar nuestra vida… y la de los demás. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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