Salmo 22 (1-5.9-11.15-18.21-22.26.31)
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación
y de las palabras de mi clamor?
Dios mío, clamo de día y no respondes;
y de noche no hay para mí descanso.
Pero tú eres santo,
tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
En ti esperaron nuestros padres;
esperaron y tú los libraste.
Clamaron a ti y fueron librados;
confiaron en ti y no fueron avergonzados…
…Pero tú eres el que me sacó del vientre,
el que me hizo estar confiado
desde que estaba en el regazo de mi madre.
A ti fui encomendado desde antes de nacer;
desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
No te alejes de mí,
porque la angustia está cerca
y no hay quien me ayude….
…Como un tiesto se secó mi vigor
y mi lengua se pegó a mi paladar.
¡Me has puesto en el polvo de la muerte!
Perros me han rodeado;
me ha cercado una banda de malignos;
desgarraron mis manos y mis pies.
¡Contar puedo todos mis huesos!
Entre tanto, ellos me miran y me observan.
Repartieron entre sí mis vestidos
y sobre mi ropa echaron suertes…
…Sálvame de la boca del león
y líbrame de los cuernos de los toros salvajes.
Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
en medio de la congregación te alabaré…
…porque no menospreció ni rechazó el dolor del afligido,
ni de él escondió su rostro,
sino que cuando clamó a él, lo escuchó.
De ti será mi alabanza en la gran congregación;
mis votos pagaré delante de los que lo temen.
Comerán los humildes hasta quedar saciados;
alabarán a mi Señor los que lo buscan;
vivirán sus corazones para siempre…
…Vendrán y anunciarán su justicia;
a pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.” Amén.
Curiosidades
¿Qué fue la protesta de los campesinos alemanes que desembocó en una guerra en 1525?
La protesta campesina de 1524-1525 fue una clara expresión de cristianos que reclamaban justicia social. Se trataba de un movimiento de inspiración cristiana. Las doctrinas protestantes de la autoridad de la Biblia y de la libertad evangélica contribuyeron a la creación de una nueva visión social entre los campesinos. Luego de intentos de diálogo y consejos fallidos a la moderación evangélica, estalló la violencia que fue aplastada con una violencia aún mayor, dejando intacto el sistema feudal y conservando sin cambios el monopolio oficial-clerical en cuestiones de fe y vida. Entre todas las agrupaciones cristianas de la época, fueron los anabaptistas los que mostraron más afinidad con el movimiento de los campesinos. Entre los radicales en las tierras luteranas que, de una forma u otra, expresaron su compasión y simpatía hacia los campesinos estaban Hubmaier, Carlstadt, Strauss, Westerburg, Juan Hut, el evangelista anabaptista itinerante, Melchor Rinck, líder y mártir anabaptista en Hesse, Clemente Ziegler, predicador laico y dirigente campesino en Alsacia, y otros.
http://www.menonitas.org/n3/feph/12.html
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Mateo 26:14-27:47
“Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes y les dijo: «¿Qué me quieren dar, y yo se los entregaré? Ellos le asignaron treinta piezas de plata». Desde entonces buscaba oportunidad para entregarlo.
El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús, diciéndole: ‘¿Dónde quieres que preparemos para que comas la Pascua?’ Él dijo: ‘Vayan a la ciudad, a cierto hombre, y díganle: "El Maestro dice: «Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la Pascua con mis discípulos» ". Los discípulos hicieron como Jesús les mandó y prepararon la Pascua.
Cuando cayó la noche se sentó a la mesa con los doce. Y mientras comían, dijo: ‘De cierto les digo que uno de ustedes me va a entregar’. Entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a preguntarle: ‘¿Soy yo, Señor?’ Entonces él, respondiendo, dijo: ‘El que mete la mano conmigo en el plato, ese me va a entregar’. A la verdad el Hijo del hombre va, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. Entonces, respondiendo Judas, el que lo iba a entregar, dijo: ‘¿Soy yo, Maestro?’ Le dijo: ‘Tú lo has dicho’.
Mientras comían, tomó Jesús el pan, lo bendijo, lo partió y dio a sus discípulos, diciendo: ‘Tomen, coman; esto es mi cuerpo’. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: ‘Beban de ella todos, porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para perdón de los pecados. Les digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con ustedes en el reino de mi Padre’.
Después de haber cantado el himno, salieron al Monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: ‘Todos ustedes se escandalizarán de mí esta noche, pues escrito está: "Heriré al pastor y las ovejas del rebaño serán dispersadas". Pero después que haya resucitado, iré delante de ustedes a Galilea’. Respondiendo Pedro, le dijo: ‘Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré’. Jesús le dijo: ‘De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces’. Pedro le dijo: ‘Aunque tenga que morir contigo, no te negaré’. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.
Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: ‘Siéntense aquí, entre tanto que voy allí y oro’. Y tomando a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: ‘Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quédense aquí y velen conmigo’. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: «Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú». Volvió luego a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ‘¿Así que no han podido velar conmigo una hora? Velen y oren para que no entren en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil’. Otra vez fue y oró por segunda vez, diciendo: «Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad». Volvió otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Y dejándolos, se fue de nuevo y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. Entonces se acercó a sus discípulos y les dijo: ‘¡Duerman ya y descansen! Ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores. ¡Levántense, vamos! Vean, se acerca el que me entrega’.
Aún estaba él hablando cuando llegó Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
Entregar a un amigo… ¡qué triste debe ser llegar a ese punto!
Pero ¿qué es lo más triste? ¿entregar a un amigo o ser entregado?
Sin dudas el sentirse traicionado es muy doloroso. Ver cómo en quien hemos depositado toda nuestra confianza no valora nada de esto es muy duro, pero más lo es traicionar…
Quien traiciona pierde todo respeto, no sólo hacia quien traiciona, sino a sí mismo. Es muy difícil lograr la paz interior después de traicionar a quien confía en nosotros. No es fácil ser Judas, contando amargamente sus 30 monedas de plata… pero ¿cuántas veces lo hacemos sin pensar?
¿Cuántas veces traicionamos amigos, hermanos, o nuestros principios?
Cuando dejamos de ser quienes somos esencialmente, para acceder a algo que deseamos, nos vamos transformando en otras personas, menos humanas, menos inocentes, menos puras, dejamos nuestros sueños, nuestros ideales, para tener status, dinero, un buen puesto de trabajo… ahí volvemos a entregar a Jesús por 30 monedas de plata, nos vendemos a nosotros mismos por nada.
En un tiempo en que mucha gente cree que cada persona tiene un precio, es bueno reflexionar acerca del costo de ese precio. De lo importante que es no dejarse tentar por eso que tanto deseamos que significa matar una parte de nuestra esencia, de traicionarnos a nosotros mismos, a nuestros principios, nuestros valores, nuestra dignidad como persona.
En un tiempo en donde muchos creen que cada persona tiene un precio me gusta responder: mi precio es Jesucristo, porque no soy mía, sino de él. Me compró, como todas las personas que creen en él, una vez, con su muerte y resurrección, por lo que, si querés hacer negocio, tendrás que hacer con él, Jesús, mi Señor y Salvador, mi dueño, en quien confío y por quien vivo en libertad, no dependiendo de nadie que quiera condicionarme o cambiarme. Amén.
Querido Jesús, quisiera poder mantenerme siempre auténtica como vos lo hiciste en tu paso por esta tierra, ayúdame a mantenerme firme en las tentaciones y a no venderme por una bolsa de monedas. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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