Salmo 97
“¡Reina mi Señor! ¡La tierra se regocije,
alégrense las islas numerosas!
Nube y Bruma densa en torno a él,
Justicia y Derecho, la base de su trono.
Delante de él avanza fuego
y a sus adversarios en derredor abrasa;
iluminan el orbe sus relámpagos,
lo ve la tierra y se estremece.
Los montes como cera se derriten
ante el Dueño de la tierra toda;
los cielos anuncian su justicia,
y todos los pueblos ven su gloria.
¡Se avergüenzan los que sirven a los ídolos,
los que se glorían de vanidades;
se postran ante él todos los dioses!
Sión lo oye y se alegra,
exultan las hijas de Judá
a causa de tus juicios, mi Señor.
Porque tú eres mi Señor,
el Altísimo sobre toda la tierra,
muy por encima de los dioses todos.
Mi Señor ama a los que el mal detestan,
él guarda las almas de sus fieles
y de la mano de los impíos los libra.
La luz se alza para el justo,
y para los de recto corazón la alegría.
Justos, alegraos en mi Señor,
celebren su memoria sagrada.” Amén.
Curiosidades
¿En qué creemos cuando decimos que nuestro Dios es tres en Uno?
Cuando decimos Dios “tres es Uno”, nos referimos a lo que comúnmente llamamos Trinidad. Esta palabra no aparece en la Biblia, aunque la utilizó Tertuliano en la última década del s.II, formalmente no encontró su lugar en la teología de la Iglesia hasta el s.IV. Sin embargo, es la doctrina distintiva de la fe cristiana que abarca todo lo demás. Ella hace tres afirmaciones: que no hay sino un solo Dios, que cada una de las tres personas, Padre, Hijo y Espíritu, es Dios, y que tanto el Padre, como el Hijo y el Espíritu son personas claramente diferenciadas. En esta forma se ha convertido en la fe de la Iglesia desde que recibió su primera formulación plena por Tertuliano, Atanasio y Agustín.
Si bien no es una doctrina bíblica en el sentido que no se puede encontrar la formulación de ella en la Biblia, se puede ver que ella subyace en la revelación de Dios, implícita en el Antiguo Testamento y explícita den el Nuevo Testamento. Con esto queremos decir que si bien no podemos hablar confiadamente de la revelación de la Trinidad en el Antiguo Testamento, no obstante una vez que la sustancia de la doctrina ha sido revelada en el Nuevo Testamento, podemos volver hacia atrás y comprobar la existencia de muchas implicancias de ella en el Antiguo Testamento.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1385)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Juan 17:20-26
“No ruego sólo por éstos,
sino también por aquellos
que, por medio de su palabra, creerán en mí,
para que todos sean uno.
Como tú, Padre, en mí y yo en ti,
que ellos también sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste,
para que sean uno como nosotros somos uno:
yo en ellos y tú en mí,
para que sean perfectamente uno,
y el mundo conozca que tú me has enviado
y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
Padre,
los que tú me has dado,
quiero que donde yo esté
estén también conmigo,
para que contemplan mi gloria,
la que me has dado,
porque me has amado
antes de la creación del mundo.
Padre justo,
el mundo no te ha conocido,
pero yo te he conocido
y éstos han conocido
que tú me has enviado.
Yo les he dado a conocer tu Nombre
y se lo seguiré dando a conocer,
para que el amor con que tú me has amado esté en ellos
y yo en ellos." Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
En un tiempo los cristianos entendimos que el mandato de Jesucristo de dar a conocer el evangelio en todos los rincones del mundo era lograr que las personas se hicieran cristianas… aunque sea a la fuerza. Hasta consideramos que sólo eran personas las que eran cristianas, y las demás, creaturas de Dios… animales…
Con esta mirada justificamos la esclavitud y las matanzas sin ningún cargo de conciencia. Pero hoy, todo eso cambió, porque pudimos entender, entre otras cosas, estas palabras de Jesús, que habla de la Unidad y el Amor.
La Unidad con Dios y Jesucristo a través del Espíritu Santo que habita en nosotros y nosotras, unidad que se manifiesta a través del Amor y el respeto hacia uno mismo.
La Unidad entre los seres humanos más allá de la fe, como una manifestación del Espíritu Santo que no lleva a vivir en el Amor y a dar así, testimonio de Cristo, que nos amó hasta el final.
Toda persona, por compartir la esencia de Dios a partir de la muerte y resurrección de Cristo, tiene la capacidad de amar… aunque no crea, aunque no sea cristiano.
¿Por qué digo esto?
Porque Dios es amor y donde hay amor, ahí está Dios.
Cuando como humanidad vivimos en el Amor, todo es posible, porque la fuerza de Dios nos acompaña.
Este proceso se está viviendo claramente en el acercamiento a nivel mundial de los líderes de las grandes religiones, que buscan dejar de lado las diferencias, pedir perdón por el pasado oscuro y caminar un camino nuevo para frenar la escalada de violencia a nivel mundial.
Para ser Uno, para buscar la unidad, es importante comprender que unidad no es uniformidad, sino encuentro.
Dios nos invita a este encuentro de Amor y respecto para comenzar de una vez a construir un mundo mejor en la diversidad. Cada uno de nosotros y nosotras estamos invitados, esperamos que te unas a la propuesta. Amén.
Querido Jesús, momentos antes de morir en la cruz por nosotros y nosotras oraste para que podamos comprender tu mensaje de Amor. Pasaron casi 2000 años, y parece que recién ahora estamos despertando. Ayudame a seguir tu mensaje de Amor y Unidad, que deje mis mezquindades de lado y me una a vos. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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