viernes, 13 de mayo de 2016

14 de Mayo – Pentecostés

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 104:1.10-12.24.27-35

“¡Alma mía, bendice a mi Señor!
¡Mi Señor, Dios mío, qué grande eres!
Vestido de esplendor y majestad,…

Haces manar las fuentes en los valles,
entre los montes se deslizan;
a todas las bestias de los campos abrevan,
en ellas su sed apagan los asnos;
sobre ellas habitan las aves de los cielos,
dejan oír su voz entre la follaje…

¡Cuán numerosas tus obras, mi Señor!
Todas las has hecho con sabiduría,
de tus criaturas está llena la tierra…

Todos ellos de ti están esperando
que les des a su tiempo su alimento;
tú se lo das y ellos lo toman,
abres tu mano y se sacian de bienes.

Escondes tu rostro y se anonadan,
les retiras su soplo, y expiran
y a su polvo retornan.
Envías tu soplo y son creados,
y renuevas la faz de la tierra.

¡Sea por siempre la gloria de mi Señor,
en sus obras mi Señor se regocije!
El que mira a la tierra y ella tiembla,
toca los montes y echan humo.

A mi Señor mientras viva he de cantar,
mientras exista entonaré para mi Dios.
¡Oh, que mi poema le complazca!
Yo en mi Señor tengo mi gozo.
¡Que se acaben los pecadores en la tierra,
y ya no más existan los impíos!

¡Bendice a mi Señor, alma mía!” Amén.

Curiosidades

¿Qué es un estadio?

El estadio es una medida de distancia. Las medidas de distancia se basaban en unidades “naturales” que se podían aplicar fácilmente: caña, codo, palma, dedo, etc.
En el Nuevo Testamento las medidas que aparecen son: codo, orgyia o braza (extensión de los brazos extendidos), million o milla (mil pasos) y estadio.
El estadio medía 100 orgyias o sea 100 brazas, y equivalía a unos 185 m. como se suponía que el hipódromo de Olimpia medía exactamente un estadio, esta palabra se usaba para la pista, como en 1 Co.9:24, de donde nos viene la palabra “estadio”.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1091)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 24:13-35

“Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no lo conocieran. El les dijo: ‘¿De qué discuten entre ustedes mientras van andando?’ Ellos se pararon con aire entristecido.
Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: ‘¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?’ El les dijo: ‘¿Qué cosas?’ Ellos le dijeron: ‘Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados lo condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.’
El les dijo: ‘¡Oh insensatos y lentos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?’ Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos lo forzaron diciéndole: ‘Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.’ Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: ‘¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?’
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: ‘¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!’ Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo lo habían conocido en la fracción del pan.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

“Quedate con nosotros,
Señor de la esperanza,
el mundo que tú amas
hoy lucha por vivir;
y aunque a veces dudamos
de tu presencia en casa
no dejes que la noche
nos sorprenda si ti.
Y porque ya anochece,
quedate con nosotros,
no dejes que la noche
nos sorprenda sin ti.”
¡Cuántas veces nos pasa que Jesús camina con nosotros, nos acompaña, está a nuestro lado y no lo vemos!... igual que los discípulos de Emaús.
Clamamos a Dios por su presencia, y está a nuestro lado, pero nuestra desesperación, nuestra falta de confianza, no nos permiten darnos cuenta.
Jesús nos ha prometido su presencia a través del Espíritu Santo, no sólo en el momento puntual del Pentecostés, en donde se manifestó por primera vez, sino a cada momento.
En el camino, en la mesa, en la aflicción y en la alegría Dios está con sus hijos e hijas, mismo en los momentos de dudas.
Muchas veces pienso en esta dificultad que tenemos de percibir lo invisible, aquello que no podemos palpar, aquello que nos obliga salir de lo básico para entrar en lo profundo, en lo espiritual.
Por eso, cuando alguien nos pregunta en los momentos difíciles ¿dónde está tu Dios? O ¿por qué Dios permite esto o aquello? Titubeamos al responder, no sabemos muy bien qué decir, porque en el fondo es la misma pregunta que nos hacemos.
Al mismo tiempo no es casual que Jesús eligiera una caminata o la mesa para darse a conocer ya resucitado, porque es en esos espacios en donde hablamos de nuestras cosas: nuestros miedos, preocupaciones, dolores, alegrías, proyectos. Las caminatas y las mesas compartidas son los espacios más íntimos en donde Dios se manifiesta y nos interpela en nuestras palabras y nos pone el espejo delante para que reflexionemos también acerca de nuestra dureza de corazón y entendimiento.
Y cuando tengas miedo que la noche te sorprenda sin Jesús, pensá que está a tu lado y que son tus dudas las que no te permiten verlo. ¡Feliz Pentecostés para todos y todas! Amén.

Querido Jesús, ¡cuántas veces mis ojos están retenidos como los discípulos de Emaús! Me cuesta verte en mi tristeza, mis problemas, mi enojo… ayudame a despertar mi corazón voluble para pertenecerte sólo a vos y ser firme en mi fe. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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