Salmo 146
“¡Aleluya!
¡Alaba a mi Señor, alma mía!
A mi Señor, mientras viva, he de alabar,
mientras exista salmodiaré para mi Dios.
No pongan su confianza en príncipes,
en un hijo de hombre, que no puede salvar;
su soplo exhala, a su barro retorna,
y en ese día sus proyectos fenecen.
Feliz aquel que en el Dios de Jacob tiene su apoyo,
y su esperanza en mi Señor su Dios,
que hizo los cielos y la tierra,
el mar y cuanto en ellos hay;
que guarda por siempre lealtad,
hace justicia a los oprimidos,
da el pan a los hambrientos,
mi Señor suelta a los encadenados.
Mi Señor abre los ojos a los ciegos,
mi Señor a los encorvados endereza,
mi Señor protege al forastero,
a la viuda y al huérfano sostiene.
Ama mi Señor a los justos,
mas el camino de los impíos tuerce;
mi Señor reina para siempre,
tu Dios, Sión, de edad en edad.” Amén.
Curiosidades
¿Qué era un tesoro y cómo era el Arca del Tesoro?
Cuando se habla de tesoro en la Biblia, generalmente se refiere a cosas valiosas, tales como el oro o la plata. En Mateo los “tesoros” son cajas que contienen objetos valiosos.
“Tesoro” o “casa de los tesoros” se refieren frecuentemente al lugar en donde se guardan tesoros, generalmente con relación con un santuario o pertenecientes a un rey. En Esdras y Nehemías el “tesoro” es un fondo para reconstruir el templo. En Marcos y Mateo se refiere a 13 cajas en forma de trompetas destinadas a las ofrendas y colocadas en el patio de las mujeres en el templo, esto es lo que conocemos como Arca del Tesoro; aparentemente se usa con referencia a los alrededores de las cajas en Juan.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1343-1344)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Marcos 12:37-44
“El mismo David lo llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?’ La muchedumbre lo oía con agrado.
Decía también en su instrucción: ‘Guárdense de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Ésos tendrán una sentencia más rigurosa’.
Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: ‘Les digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir’.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
La hipocresía es uno de los males de los cristianos, porque somos muy buenos para hablar, pero nos cuesta ser coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos. Tiene que ver con las contradicciones propias de los seres humanos.
Pero hay niveles en donde se podría decir que linda con el delito. De esto es lo que Jesús nos habla. Los escribas de los que habla el texto, aparte de ser quienes escribían los textos sagrados, estudiaban las Escrituras, eran los administradores de los recursos del templo. Entre los recursos estaban las ofrendas que la gente dejaba en las arcas, que eran destinadas a ayudar a los huérfanos, las viudas, los pobres y los forasteros. También administraban los bienes de las viudas, porque en ese tiempo las mujeres no podían ser dueñas de nada. Por lo que si había una viuda pobre, de ninguna manera debía ofrendar, y en realidad no debía nunca estar en una situación de indigencia como lo presenta el relato. Evidentemente, esa viuda era víctima de la administración mezquina del templo, de esas personas que con orgullo se sentían más que el resto de la gente por cumplir todos los mandamientos.
Ellos eran unos hipócritas, porque se enriquecían con el dinero que correspondía, por ejemplo, a esa viuda que estaba dejando las dos moneditas en el arca.
Hoy también hay personas que bajo las banderas de la justicia social llenan sus bolsillos del dinero que les corresponde a las personas más vulnerables. En muchos casos son personas que no sólo enarbolan las banderas de la justicia social, sino que se asumen como cristianos comprometidos.
Como cristianos no lo podemos aceptar y debemos denunciar esta hipocresía, porque el mal testimonio de esas personas ensucian el evangelio de Cristo y, aunque no debiera, permite que se diga que todos somos así, que somos unos hipócritas.
Jesús nos llama a ser transparentes, auténticos, para que a través de nosotros la gente conozca a Cristo. Si bien es difícil ser coherentes al 100 x 100, debemos trabajar en ello. Amén.
Querido Jesús, qué difícil es llevar adelante siempre lo que digo, lo que creo… exige mucho de mí… Ayudame a ser fuerte, a no dejarme tentar por mi pereza, mis temores o mis distracciones. Te lo pido en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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