Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de
una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las
Escrituras:
Salmo 32
“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada
y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien mi Señor no culpa de maldad
y en cuyo espíritu no hay engaño.
y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien mi Señor no culpa de maldad
y en cuyo espíritu no hay engaño.
Mientras callé, se envejecieron mis huesos
en mi gemir todo el día,
porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
se volvió mi verdor en sequedades de verano.
en mi gemir todo el día,
porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
se volvió mi verdor en sequedades de verano.
Mi pecado te declaré
y no encubrí mi iniquidad.
Dije: «Confesaré mis rebeliones a mi Señor»,
y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
y no encubrí mi iniquidad.
Dije: «Confesaré mis rebeliones a mi Señor»,
y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Por esto orará a ti todo santo
en el tiempo en que puedas ser hallado;
ciertamente en la inundación de muchas aguas
no llegarán éstas a él.
Tú eres mi refugio;
me guardarás de la angustia;
con cánticos de liberación me rodearás.
en el tiempo en que puedas ser hallado;
ciertamente en la inundación de muchas aguas
no llegarán éstas a él.
Tú eres mi refugio;
me guardarás de la angustia;
con cánticos de liberación me rodearás.
«Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes
andar;
sobre ti fijaré mis ojos.
No sean como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
porque si no, no se acercan a ti.»
sobre ti fijaré mis ojos.
No sean como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
porque si no, no se acercan a ti.»
Muchos dolores habrá para el impío;
mas al que espera en mi Señor lo rodea la misericordia.
Alégrense en mi Señor y gócense, justos;
¡canten con júbilo todos ustedes los rectos de corazón!” Amén.
mas al que espera en mi Señor lo rodea la misericordia.
Alégrense en mi Señor y gócense, justos;
¡canten con júbilo todos ustedes los rectos de corazón!” Amén.
Curiosidades
¿Qué es una parábola?
El vocablo “parábola” proviene en última instancia del griego parabolé, que significa literalmente
“poniendo cosas a la par”. Etimológicamente, por lo tanto, está muy cerca de la
“alegoría”, que por su derivación significa “diciendo cosas de modo diferente”.
Tanto las parábolas como las alegorías se han considerado generalmente como
formas de enseñanza que presentan al oyente ilustraciones interesantes, de las
que pueden obtenerse lecciones morales y religiosas; la “parábola” es un símil
más bien largo o un cuento descriptivo corto, generalmente destinada a inculcar
una verdad única, mientras que la “alegoría” denota el cuento más completo en
el que todos los detalles, o la mayoría de ellos, entran en la interpretación.
Ya que “la verdad incorporada en el cuento entra por las puertas humildes”, el
valor de este método de instrucción resulta obvio.
La línea divisoria entre parábolas y alegorías resulta obviamente muy
fluida, y se encuentran ambas formas en los evangelios. Hay, sin embrago, una
diferencia fundamental que la que se refiere a la cantidad de detalles del
cuento se han derivado de la aplicación, muchas de las parábolas de Jesús no
son meramente ilustraciones de principios generales, más bien envuelven
mensajes que no pueden transmitirse de ningún otro modo. La parábola es la
forma adecuada de comunicación para transmitir al ser humano el mensaje del
reino, ya que su función es provocar un sacudón a fin de que se vean las cosas
de un modo distinto. Es un modo de iluminar y persuadir, que tiene como fin
hacer que el oyente llegue a una decisión. Jesús, por así decirlo, se ubica a
la altura de sus oyentes, y se vale de imágenes que le son familiares, con el
objeto de hacerles ver cosas nuevas y no tan familiares. Así como el que ama se
ve restringido por el lenguaje de la prosa, y tiene que echar mano de la poesía
para expresar sus sentimientos, también Jesús expresa el mensaje del reino en
formas adecuadas de lenguaje.
(Nuevo
Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1040)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
Marcos
4:26-34
“Decía también:
«¿A qué compararemos el reino de Dios? ¿Qué
parábola nos servirá para representarlo? Es como el grano de mostaza, que
cuando se siembra es la más pequeña de todas las semillas que hay en la
tierra, pero después de sembrado crece y se hace la mayor de todas las
hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden
morar bajo su sombra.»
Con muchas parábolas como éstas les hablaba la
palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábolas no les hablaba;
aunque a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
¿Cómo definiría el Reino de Dios?
Es algo difícil, pero lo que sí puedo decir es que
tiene que ver con la relación causa efecto, y efecto que se multiplica. Y tiene
que ver con el amor, el respeto, la inclusión.
El Reino de Dios es aquí y ahora, eso es algo que
nos tiene que quedar claro y que el discurso que la iglesia tuvo por mucho
tiempo del Reino de Dios como lo que existe después de la muerte es una forma
de no hacerse cargo de la tarea que como cristianos tenemos de mejorar nuestro
mundo en donde hemos permitido que reine el egoísmo, la avaricia, la violencia
y el odio reinen.
La idea del Reino de Dios aquí y ahora significa
que lo que pasa en el mundo, en nuestra sociedad, en el lugar en donde vivimos,
tiene que ver con nosotros y nuestro compromiso. Este concepto nos lleva a
asumir que Dios espera, si tomamos el ejemplo que Jesús presenta, que sembremos
la semilla, aunque sea pequeña, y él mismo se encargará que crezca. Así es que
si a través de la búsqueda de la equidad, el amor, la inclusión, el respeto,
ayudamos a mejorar la calidad de vida de las personas más vulneradas, estamos
sembrando, estamos construyendo el Reino de Dios.
El Reino de Dios necesita de nuestros brazos, de
nuestros cuerpos para hacerse presente,
que depende de Dios es su crecimiento, y eso será en el tiempo preciso.
Esto mismo nos baja la ansiedad porque cada uno hace hasta donde puede, pero
también nos invita a cultivar la paciencia porque los tiempos de Dios no son
los mismos que los nuestros.
Lo importante es saber que Dios nos acompaña
cuando luchamos por la vida, que no estamos solos, y que eso es parte del Reino
de Dios. Amén.
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