Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de
una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las
Escrituras:
Salmo 98
“Canten a mi Señor cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra lo ha salvado
y su santo brazo.
Mi Señor ha hecho notoria su salvación;
a vista de las naciones ha descubierto su justicia.
Se ha acordado de su misericordia y de su verdad
para con la casa de Israel;
todos los términos de la tierra han visto
la salvación de nuestro Dios.
porque ha hecho maravillas;
su diestra lo ha salvado
y su santo brazo.
Mi Señor ha hecho notoria su salvación;
a vista de las naciones ha descubierto su justicia.
Se ha acordado de su misericordia y de su verdad
para con la casa de Israel;
todos los términos de la tierra han visto
la salvación de nuestro Dios.
Canten alegres a mi Señor, toda la tierra.
Levanten la voz, aplaudan y canten salmos.
Canten salmos a mi Señor con arpa;
con arpa y voz de cántico.
Aclamen con trompetas y sonidos de cuerno,
delante del Rey, mi Señor.
Levanten la voz, aplaudan y canten salmos.
Canten salmos a mi Señor con arpa;
con arpa y voz de cántico.
Aclamen con trompetas y sonidos de cuerno,
delante del Rey, mi Señor.
Brame el mar y su plenitud,
el mundo y los que en él habitan;
los ríos batan las manos,
regocíjense todos los montes
delante de mi Señor,
porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con rectitud.” Amén.
el mundo y los que en él habitan;
los ríos batan las manos,
regocíjense todos los montes
delante de mi Señor,
porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con rectitud.” Amén.
Curiosidades
¿Qué quiere decir Jesús con “ámense los unos a los otros como yo lo he
amado”?
Como en el AT, el amor mutuo debe ser la relación humana ideal. Jesús
corrigió el pensamiento judío contemporáneo en dos direcciones:
a) Insistió en que
el mandamiento de amar a los semejantes no es una ordenanza limitativa, como se
sostenía en buena parte de la exégesis rabínica de Levíticos 19, sino que más
bien significaba que el prójimo debía ser el primer objeto, por ser el más
cercano, del amor que constituye la característica del corazón cristiano.
b) Extendió su
exigencia en cuanto a amar hasta incluir a los enemigos y a los perseguidores,
aunque no se puede esperar de nadie, excepto el nuevo pueblo de Dios, tenga
esta actitud, porque se trata de una demanda que corresponde a una nueva era,
requiere gracia sobrenatural, y está dirigida a un grupo de “oyentes” que se
diferencian nítidamente de los pecadores y los publicanos.
Esta actitud
está lejos de ser simple sentimentalismo utópico, porque debe manifestarse en
forma de ayuda práctica a quienes la necesitan; tampoco es una virtud
superficial, porque exige una respuesta fundamental del corazón al amor de
Dios, que es anterior, y la aceptación de la obra del Espíritu en las
profundidades del ser humano.
La forma
característica de este amor en el NT es el amor por los demás cristianos, como
también por los que están afuera, expresado esto por los esfuerzos
evangelísticos y por el sufrimiento paciente ante las persecuciones. El
cristiano ama a su hermano:
a) A fin de imitar
el amor de Dios
b) Porque ve en él
alguien por el cual Cristo murió
c) Porque ve en él
a Cristo mismo.
La sola
existencia de este amor mutuo, que lleva a la unidad del pueblo cristiano, es
la señal por excelencia que tiene el mundo exterior de la realidad del
discipulado cristiano.
(Nuevo
Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.51)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
Juan 15:9-17
“Como el Padre me ha
amado, así también yo les he amado; permanezcan en mi amor. Si guardan mis
mandamientos, permanecerán en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos
de mi Padre y permanezco en su amor.
»Estas cosas les he
hablado para que mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea completo.
ȃste es mi
mandamiento: Que se amen unos a otros, como yo les he amado. Nadie tiene mayor
amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. Ustedes son mis
amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no les llamaré
siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero les he llamado
amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre se las he dado a conocer. No me eligieron ustedes
a mí, sino que yo les elegí a ustedes y les he puesto para que vayan y lleven
fruto, y su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en mi nombre,
él se lo dé. Esto les mando: Que se amen unos a otros.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
“Si
una buena amistad tienes tú
Alaba
a Dios pues la amistad es un bien
Ser
amigo es hacer al amigo todo el bien
¡Qué
bueno es saber amar!
La
amistad viene de Dios y a Dios debe volver
¡Qué
bueno es saber amar!”
¡Qué lindo es tener un amigo, una amiga de verdad!
Aquel con quien se puede pensar en alto, en quien se puede confiar y saber que
está, no importa la distancia ni el tiempo.
Sin duda alguna la amistad es una de las mejores
cosas que existen, si hablamos de relaciones humanas. A un amigo o amiga la
aceptamos tal cual es, les toleramos muchas cosas por el amor que le tenemos.
Podemos no estar de acuerdo con su forma de vida, sus ideas políticas, porque hay
algo más profundo en nuestra relación. Nos podemos reír de las cosas que tal
vez de otras personas no soportamos, pero es nuestro amigo, nuestra amiga.
Jesús llamaba amigos y amigas a sus seguidores, a
su grupo. De la misma forma nos llama amigos y amigas a todas las personas que
buscamos su amor, que creemos en su misión redentora. Quienes creemos que Jesús
vino al mundo para enseñarnos una forma diferente de vivir, en el amor y el
cuidado mutuo.
¡Qué diferente sería el mundo si en vez de
envidia, violencia, abuso, egoísmo, avaricia, odio, todas nuestras relaciones
serían en el amor y el cuidado! La historia sería otra.
Pero estamos a tiempo de cambiar, porque el cambio
comienza desde cada uno, cada una, desde el amor y la amistad. Amén.
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