Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de
una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo 4
“¡Respóndeme cuando clamo, Dios,
justicia mía!
Cuando estaba en angustia, tú me diste alivio.
Ten misericordia de mí y oye mi oración.
Cuando estaba en angustia, tú me diste alivio.
Ten misericordia de mí y oye mi oración.
Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo
volverán mi honra en infamia,
amarán la vanidad y buscarán la mentira?
Sepan, pues, que mi Señor ha escogido al piadoso para sí;
mi Señor oirá cuando yo a él clame.
amarán la vanidad y buscarán la mentira?
Sepan, pues, que mi Señor ha escogido al piadoso para sí;
mi Señor oirá cuando yo a él clame.
¡Tiemblen y no pequen!
Mediten en su corazón estando en sus camas, y callen.
Mediten en su corazón estando en sus camas, y callen.
Ofrezcan sacrificios de justicia
y confíen en mi Señor.
Muchos son los que dicen: «¿Quién
nos mostrará el bien?»
Alza sobre nosotros, mi Señor, la luz de tu rostro.
Tú diste alegría a mi corazón,
mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.
Alza sobre nosotros, mi Señor, la luz de tu rostro.
Tú diste alegría a mi corazón,
mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.
En paz me acostaré y asimismo
dormiré,
porque sólo tú, mi Señor, me haces vivir confiado.” Amén.
porque sólo tú, mi Señor, me haces vivir confiado.” Amén.
Curiosidades
¿Qué es la “ascensión” de Jesús?
Se hacen objeciones al relato tomado como base el hecho de que se apoya
en ideas anticuadas sobre el cielo como un lugar por encima de nuestras cabezas.
Estas objeciones no tienen peso por las siguientes razones:
- El acto de la ascensión
podría haber sido una parábola actuada para los discípulos que tenían la
idea del cielo. De este modo Jesús indicaba concluyentemente que el
período de las apariciones posteriores a la resurrección habían terminado,
y que su regreso al cielo había de inaugurar la era de la presencia del
Espíritu Santo en la iglesia. Un simbolismo actuado de este modo resulta
perfectamente natural.
- El término “cielo” y la
expresión “la diestra del Padre” tienen cierto significado necesariamente
relacionado con esta tierra, y dicho significado puede expresarse mejor
con referencia a “arriba”. Así, Jesús levantaba los ojos al cielo cuando
oraba, y nos enseñó a orar diciendo, “Padre nuestro que estás en los
cielos… hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.
En un sentido el cielo está lejos de esta tierra, cualquiera sea su
naturaleza en términos de una dimensión diferente. Al pasar del estado
terrenal de espacio y tiempo al estado celestial, pudo observarse que
Jesús se alejaba de la tierra, así como cuando se produzca la segunda
venida se lo podrá observar acercándose a la tierra. Esta doctrina de la
ausencia corporal se equilibra en el NT con la doctrina de la presencia
espiritual. Así, la Cena del Señor es en memoria de aquel que está
corporalmente ausente, “hasta que él venga”, mas, como en todas las reuniones
de cristianos, el Señor resucitado está presente espiritualmente.
El concepto de
que Dios está arriba, sentado en el trono, alude en forma especial a la
diferencia entre Dios y el ser humano, y a la forma en que el pecador se acerca
a Dios, ya que su pecado le impide el acceso a la presencia del Rey. De modo
que podemos considerar el propósito de la ascensión como sigue:
1. “Voy a preparar
lugar para ustedes” Juan 14
2. Jesucristo está
sentado, señal de que su obra de expiación está completa y es definitiva. Los
que creen que como sacerdote Cristo sigue ofreciéndose al Padre dicen que no
debemos mezclar las metáforas del rey y el sacerdote. Sin embargo esto es
justamente lo que se hace en Hechos 10 para demostrar el carácter definitivo
del sacrificio de Cristo.
3. Cristo intercede
por los suyos, aunque en ninguna parte del NT se dice que se sigue ofreciendo a
sí mismo en el cielo. La palabra griega que significa interceder, entynjano, denota la idea de ocuparse de
los intereses de alguien.
4. Cristo está
esperando que sus enemigos sean sometidos, y ha de volver como acto final en el
establecimiento del reino de Dios.
(Nuevo
Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.134-135)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
Lucas 24:35-53
“Entonces ellos contaron las
cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo lo habían reconocido al
partir el pan.
Mientras aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos y
les dijo:
—¡Paz a ustedes!
Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu. Pero él les dijo:
—¿Por qué están desconcertados y vienen a sus corazones estos
pensamientos? Miren mis manos y mis pies, que yo mismo soy. Palpen y vean, porque un
espíritu no tiene carne ni huesos como ven que yo tengo.
Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Pero como todavía
ellos, de gozo, no lo creían y estaban maravillados, les dijo:
—¿Tienen aquí algo de comer?
Entonces le dieron un trozo de pescado asado y un panal de miel. Él
lo tomó y comió delante de ellos.
Luego les dijo:
—Éstas son las palabras que les hablé estando aún con ustedes: que era
necesario que se cumpliera todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés,
en los Profetas y en los Salmos.
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las
Escrituras; y les dijo:
—Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciera y
resucitara de los muertos al tercer día; y que se predicara en su nombre
el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando
desde Jerusalén. Ustedes son testigos de estas cosas. Ciertamente, yo
enviaré la promesa de mi Padre sobre ustedes; pero quédense ustedes en la
ciudad de Jerusalén hasta que sean investidos de poder desde lo alto.
Después los sacó fuera hasta Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Aconteció que, mientras los
bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después
de haberlo adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre
en el Templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
Una de nuestros fundamentos de fe es que Jesús fue
una persona como cualquiera nosotros pero a la vez Dios. Pero no un semi dios
como Hércules u otros personajes de la mitología griega o romana. Verdadero
hombre y verdadero Dios.
Mientras que Jesús caminaba por la tierra, al
igual que nosotros, sólo podía estar en un lugar a la vez, lo mismo se puede
ver en los evangelios. Su presencia era dentro del tiempo y del espacio.
Una vez que deja de aparecer como resucitado y va
al Padre, vuelve a tener la capacidad de estar presentes en varios lugares al
mismo tiempo y través de los siglos. Pero a la vez su presencia es concreta,
utilizándonos a nosotros, los seres humanos, como instrumentos.
Esta es la importancia de la ascensión de Jesús,
una vez concluida su obra redentora, deja de aparecer físicamente para estar en
todos lados, vuelve a ser omnipresente, y eso es muy bueno.
Sentir la bendición de Jesús, su presencia en todo
momento en donde el amor, la paz y la misericordia reinan, es parte de la fe
cristiana, del consuelo en el dolor, de la fuerza en la vulnerabilidad y la
injusticia.
Saber que Jesús sigue con nosotros construyendo el
reino que vino a instaurar, animándonos a creer que las cosas pueden cambiar,
que pueden ser diferentes, que somos llamados a ser felices y vivir en
plenitud, no dejándonos atrapar por los falsos mensajes de una sociedad que ve
en nosotros consumidores y no personas íntegras, esa es parte de nuestra fe.
Una fe que defiende la vida por encima de todas las cosas y que tenemos mucho
para decir en un mundo cada vez más desesperado y defraudado.
Jesús hoy nos dice que está con quien ama la vida,
que la defiende y se anima a romper con las estructuras de muerte como lo hizo
desde un principio, cuando era el nazareno. Amén.
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