Cada
latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios,
escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo
104 (1-24)
“¡Bendice,
alma mía, a mi Señor!
Mi Señor,
Dios mío, mucho te has engrandecido;
te has vestido de gloria y de magnificencia:
el que se cubre de luz como de vestidura,
que extiende los cielos como una cortina,
que establece sus aposentos entre las aguas,
el que pone las nubes por su carroza,
el que anda sobre las alas del viento,
el que hace a los vientos sus mensajeros
y a las llamas de fuego sus ministros.
te has vestido de gloria y de magnificencia:
el que se cubre de luz como de vestidura,
que extiende los cielos como una cortina,
que establece sus aposentos entre las aguas,
el que pone las nubes por su carroza,
el que anda sobre las alas del viento,
el que hace a los vientos sus mensajeros
y a las llamas de fuego sus ministros.
Él fundó la
tierra sobre sus cimientos;
no será jamás removida.
Con el abismo, como con vestido, la cubriste;
sobre los montes estaban las aguas.
A tu reprensión huyeron;
al sonido de tu trueno se apresuraron;
subieron los montes, descendieron los valles
al lugar que tú les fijaste.
Les pusiste un límite, el cual no traspasarán,
ni volverán a cubrir la tierra.
no será jamás removida.
Con el abismo, como con vestido, la cubriste;
sobre los montes estaban las aguas.
A tu reprensión huyeron;
al sonido de tu trueno se apresuraron;
subieron los montes, descendieron los valles
al lugar que tú les fijaste.
Les pusiste un límite, el cual no traspasarán,
ni volverán a cubrir la tierra.
Tú eres el
que viertes los manantiales en los arroyos;
van entre los montes,
dan de beber a todas las bestias del campo,
mitigan su sed los asnos monteses.
En sus orillas habitan las aves del cielo;
¡cantan entre las ramas!
Él riega los montes desde sus aposentos;
del fruto de sus obras se sacia la tierra.
Él hace brotar el heno para las bestias
y la hierba para el servicio del hombre,
para sacar el pan de la tierra,
el vino que alegra el corazón del hombre,
el aceite que hace brillar el rostro
y el pan que sustenta la vida del hombre.
Se llenan de savia los árboles de Mi Señor,
los cedros del Líbano que él plantó.
Allí anidan las aves;
en las hayas hace su casa la cigüeña.
Los montes altos son para las cabras monteses;
las peñas, para madrigueras de los conejos.
Hizo la luna para los tiempos;
el sol conoce su ocaso.
Pones las tinieblas, y es de noche;
en ella corretean todas las bestias de la selva.
Los leoncillos rugen tras la presa
y reclaman de Dios su comida.
Sale el sol, se recogen
y se echan en sus cuevas.
Sale el hombre a su labor
y a su labranza hasta la tarde.
van entre los montes,
dan de beber a todas las bestias del campo,
mitigan su sed los asnos monteses.
En sus orillas habitan las aves del cielo;
¡cantan entre las ramas!
Él riega los montes desde sus aposentos;
del fruto de sus obras se sacia la tierra.
Él hace brotar el heno para las bestias
y la hierba para el servicio del hombre,
para sacar el pan de la tierra,
el vino que alegra el corazón del hombre,
el aceite que hace brillar el rostro
y el pan que sustenta la vida del hombre.
Se llenan de savia los árboles de Mi Señor,
los cedros del Líbano que él plantó.
Allí anidan las aves;
en las hayas hace su casa la cigüeña.
Los montes altos son para las cabras monteses;
las peñas, para madrigueras de los conejos.
Hizo la luna para los tiempos;
el sol conoce su ocaso.
Pones las tinieblas, y es de noche;
en ella corretean todas las bestias de la selva.
Los leoncillos rugen tras la presa
y reclaman de Dios su comida.
Sale el sol, se recogen
y se echan en sus cuevas.
Sale el hombre a su labor
y a su labranza hasta la tarde.
¡Cuán
innumerables son tus obras, mi Señor!
Hiciste todas ellas con sabiduría;
¡la tierra está llena de tus beneficios!...”Amén.
Hiciste todas ellas con sabiduría;
¡la tierra está llena de tus beneficios!...”Amén.
Curiosidades
¿Qué es el Pentecostés?
A los 50 días del comienzo de la Pascua se celebraba la fiesta de
Pentecostés. Como el tiempo que pasaba era de siete semanas se la llamaba la
“Fiesta de las semanas”. Señala la culminación de la cosecha de la cebada, que
comenzaba cuando se aplicaba la hoz al cereal por primera vez y cuando la
gavilla era mecida “el día siguiente del reposo”. También se llama la “Fiesta
de la siega” o “Día de las primicias”. La fiesta no está limitada a la época
del Pentateuco, sino que su cumplimiento se menciona en los días de Salomón,
como la segunda de las tres fiestas anuales.
La fiesta se proclamaba como una “santa invocación”, día en que no había
de cumplirse ningún trabajo servil, y en que todo varón de los israelitas debía
presentarse en el santuario. De las casas se llevaban panes cocidos, de harina
fina y nueva, con levadura, que eran mecidos por el sacerdote ante el Señor,
juntamente con los sacrificios de animales como ofrenda de expiación y de paz.
Como día de gozo resulta evidente que en él el israelita devoto expresaba
gratitud por las bendiciones de la cosecha de granos, y experimentaba en su
corazón el temor de Dios. Pero se trataba de las acciones de gracias y el temor
de un pueblo redimido, porque al servicio no le faltaban ofrendas por el pecado
y por la paz, y constituía, más aún, recordación de la liberación de Egipto
como pueblo del pacto. La base de la aceptación presupone la remoción del
pecado y la reconciliación con Dios.
En el período intertestamentario y después, Pentecostés se consideraba
como aniversario de la entrega de la Ley en el Sinaí. Los saduceos celebraban
en el quincuagésimo día a partir del primer domingo de Pascua; este modo de
calcular sirvió para determinar el cumplimiento público mientras hubo templo, y
se justifica, por lo tanto, que la iglesia conmemore el primer Pentecostés
cristiano el día domingo. Los fariseos, empero, interpretaban el “día de
reposo” como la fiesta de los panes sin levadura, y su modo de calcular se hizo
normativo en el judaísmo después del 70 d.C., de manera que en los calendarios
judíos Pentecostés cae ahora en diversos días de la semana.
En el NT hay tres referencias a Pentecostés:
- Hechos 2:1, en dicho
día, después de la resurrección y ascensión de Cristo (ca. 30 d.C.), los
discípulos estaban reunidos en una casa en Jerusalén y recibieron señales
del cielo. El Espíritu Santo descendió sobre ellos, y una nueva vida, de
poder y bendición, comenzó a evidenciarse, lo que Pedro explicó como el
cumplimiento de la profecía de Joel.
- Hechos 20:16, Pablo
estaba decidido a no dedicar tiempo al Asia, y se apresuró a fin de estar
en Jerusalén para el día de Pentecostés (57 d.C.).
- 1 Corintios 16:8, Pablo
se propuso permanecer en Éfeso hasta Pentecostés (54 ó 55 d.C.), porque se
le había abierto puerta fructífera para su ministerio.
(Nuevo
Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1077)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
1 Corintios
12:1-13 (Pentecostés)
“No quiero, hermanos,
que ignoren acerca de los dones espirituales. Saben que cuando eran
gentiles se los extraviaba llevándolos, como se los llevaba, a los ídolos
mudos. Por
tanto, les hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios dice de
Jesús: «¡Sea anatema!», como tampoco nadie puede exclamar: «¡Jesús es el
Señor!», sino por el Espíritu Santo.
Ahora bien, hay
diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de
ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de actividades, pero
Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le
es dada la manifestación del Espíritu para el bien de todos. A uno es dada por
el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento según el
mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por
el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro,
discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas, y a otro,
interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu,
repartiendo a cada uno en particular como él quiere.
Así como el cuerpo
es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo
muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo, porque por un solo
Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto
esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
A través de los tiempos los seres humanos hemos
hecho diferencias entre nosotros, hemos avalado la esclavitud, las categorías
de personas, mismo asumiéndonos como cristianos ¡hasta hemos argumentado con
textos bíblicos, torciéndolos para que dijeran lo que necesitábamos.
Lamentablemente hoy todavía lo seguimos haciendo,
pero de una forma encubierta, lo que hace más difícil detectarla y luchar
contra ella.
En nuestra forma de hablar se percibe la
discriminación, cuando decimos “tiene corazón de negro” como un insulto,
“mogólico” para ofender, o “te comportás como una mariquita”.
Hoy también hay esclavos, hay personas que
trabajan en esclavitud en la trata de personas, pero también cuando se le paga
miserablemente sin derechos y en negro, aprovechándonos del desempleo que hay
hoy.
En los parámetros de belleza también podemos
descubrir esto mismo, en la preferencia por un tipo determinado de persona,
pero también las que son consideradas feas o ridículas. Constantemente podemos
verlo en los programas en la televisión sobre todo en los que son para niños o
jóvenes.
Pero en Cristo somos todos iguales en valor,
diferentes por nuestros dones, habilidades, costumbres, creencias y apariencia,
pero iguales en derechos.
El tema es que a veces, mismo teniendo la
seguridad de que esto es así, nos descubrimos discriminando, desvalorizando al
otro, por eso tenemos que tener mucho cuidado y estar bien alerta para no
cometer ninguna injusticia. Amén.
Y que tengan un bendecido Pentecostés.
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