Cada
latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios,
escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo
16
“Guárdame,
Dios,
porque en ti he confiado.
porque en ti he confiado.
Alma mía,
dijiste a mi Señor:
«Tú eres mi Señor;
no hay para mí bien fuera de ti.»
«Tú eres mi Señor;
no hay para mí bien fuera de ti.»
Para los
santos que están en la tierra
y para los íntegros es toda mi complacencia.
Se multiplicarán los dolores de aquellos
que sirven diligentes a otro dios.
No ofreceré yo sus libaciones de sangre
ni en mis labios tomaré sus nombres.
y para los íntegros es toda mi complacencia.
Se multiplicarán los dolores de aquellos
que sirven diligentes a otro dios.
No ofreceré yo sus libaciones de sangre
ni en mis labios tomaré sus nombres.
Mi Señor es
la porción de mi herencia y de mi copa;
tú aseguras mi suerte.
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos
y es hermosa la heredad que me ha tocado.
tú aseguras mi suerte.
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos
y es hermosa la heredad que me ha tocado.
Bendeciré a
mi Señor que me aconseja;
aun en las noches me enseña mi conciencia.
A mi Señor he puesto siempre delante de mí;
porque está a mi diestra, no seré conmovido.
aun en las noches me enseña mi conciencia.
A mi Señor he puesto siempre delante de mí;
porque está a mi diestra, no seré conmovido.
Se alegró
por tanto mi corazón y se gozó mi alma;
mi carne también descansará confiadamente,
porque no dejarás mi alma en el seol,
ni permitirás que tu santo vea corrupción.
Me mostrarás la senda de la vida;
en tu presencia hay plenitud de gozo,
delicias a tu diestra para siempre.” Amén.
mi carne también descansará confiadamente,
porque no dejarás mi alma en el seol,
ni permitirás que tu santo vea corrupción.
Me mostrarás la senda de la vida;
en tu presencia hay plenitud de gozo,
delicias a tu diestra para siempre.” Amén.
Curiosidades
¿Qué significado tiene la sangre en la Escritura?
La cuestión principal que hay que determinar es si “sangre” en el sentido
bíblico se relaciona básicamente con la vida o la muerte. Hay quienes sostienen
que en el régimen de sacrificios del AT “sangre” representa la vida liberada de
las limitaciones del cuerpo y disponible para otros fines. Según este punto de
vista el uso ceremonial de la sangre representa la solemne presentación de la
vida a Dios: vida entregada, dedicada, transformada. La muerte ocupa un lugar
subordinado o, incluso, no ocupa lugar alguno. Según esta opinión “la sangre de
Cristo” significaría poco más que “la vida de Cristo”. No obstante, las
evidencias no parecen apoyar este parecer.
En primer lugar están las pruebas
estadísticas. De los 362 pasajes en que aparece la palabra hebrea dam en el AT, 203 se refieren a muerte
con violencia. Sólo siete pasajes relacionan la vida y la sangre (17 se
refieren al acto de comer carne con su sangre). De esto se deduce claramente
que la asociación más probable que genera el uso del término es muerte.
Luego está la falta de pruebas para apoyar la teoría de la vida. Los que
defienden este punto de vista lo consideran evidente por sí mismo y se apoyan
en pasajes tales como Lv.17: “la vida de la carne en la sangre está”. Pero los
pasajes escriturales pueden interpretarse como que se trata de la vida que se
entrega al morir, tanto como que se trata de la vida que se libera.
Es innegable que en algunos lugares se afirma que se ha conseguido la
expiación por medio de la muerte, por ej. Nm.35 “esta sangre amancillará la
tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella,
sino por la sangre del que la derramó”.
Por lo tanto, el AT no da pie para las afirmaciones tan rotundas que a
veces se hacen. La expiación se consigue por la muerte de una víctima más bien
por su vida. Esto se proyecta al NT. Allí, como en el AT, la sangre se usa más
frecuentemente en el sentido de muerte por violencia que en ningún otro
sentido. Cuando consideramos la sangre de Cristo encontramos algunos pasajes
que indican del modo más claro posible que representa su muerte. Así, por ej.,
las referencias al ser “justificados en su sangre”, “la sangre de su cruz”, la
referencia del hecho de que “vino mediante agua y sangre”, y otros.
A veces se piensa en la muerte de Cristo como un sacrificio, pero un
cuidadoso análisis de todos los pasajes, indica que el término se emplea en el
mismo sentido que en el AT. Vale decir. Se sigue considerando que los
sacrificios eficaces en virtud de la muerte de la víctima. “La sangre de
Cristo” ha de entenderse, por consiguiente, como la muerte expiatoria del
Salvador.
(Nuevo
Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1249)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
1
Pedro 1:17-21
“Si invocan por
Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno,
condúzcanse en temor todo el tiempo de su peregrinación, pues ya saben que fueron rescatados
de su vana manera de vivir (la cual recibieron de sus padres) no con cosas
corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un
cordero sin mancha y sin contaminación. Él estaba destinado desde antes de la
fundación del mundo, pero ha sido manifestado en los últimos tiempos por amor
de ustedes. Por medio de él creen en Dios, quien lo resucitó de
los muertos y le ha dado gloria, para que su fe y esperanza sean en Dios.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
Yo nací y crecí dentro de la Iglesia Luterana
Danesa. Una de las particularidades de los templos es que en medio de la nave
cuelga un barco. Una de las preguntas que el pastor siempre hacía a los
confirmandos es porqué está ese barco colgado en medio del templo. La mayoría
de los jóvenes (y luego descubrí que también muchos mayores) creían que
recordaba el origen de nuestros antepasados simbolizado en un barco, ya que
vinieron como todos los inmigrantes, navegando desde Europa. Y ahí venía la
sorpresa porque su significado tenía que ver con nuestra teología, no con un
medio de transporte.
El barco simboliza nuestro paso por la vida, como
pasajeros que compartimos un mismo espacio con un comienzo (nuestro nacimiento)
y un final (nuestra muerte). De alguna manera representa lo efímero de la vida,
el hecho de que nada más estamos de paso, y en ese tiempo, así como en un
viaje, podemos procurar que sea ameno, agradable o tortuoso e insoportable.
Depende en gran parte de nosotros y nuestra actitud, porque como en todo viaje
siempre hay imprevistos, tropiezos, esperas, pérdidas y demás. El paisaje puede
ser bonito o aburrido y árido, pero quien hace de ese viaje algo especial e
inolvidable somos los que compartimos el viaje.
Pedro aquí no habla de viaje, sino de
peregrinación, personas que caminamos y cambiamos de escenario, saliendo de un
lugar rumbo a otro, buscando en ese andar un sentido en nuestras vidas. Porque
el peregrino es diferente del nómada o del mercader. El peregrino sale de su
hogar en un viaje con una búsqueda espiritual, a lo largo del camino conoce
gente, tiene diferentes experiencias y dificultades, pero va rumbo a un destino
relacionado con su fe. Así, en los tiempos de Jesús la gente peregrinaba a
Jerusalén en los tiempos de las fiestas judías, como lo hacían los cristianos
de la Edad Media, hacia algún santuario o directamente a Roma.
Lo interesante es esta conciencia de que en la
vida todo pasa incluso nosotros que a la vez nos ubica en una fragilidad y una
insignificancia con respecto al tiempo de Dios.
A través de los siglos pasamos millones y millones
de personas que nos sentimos únicas e irremplazables, pero la realidad es que
al final somos como la arena de la playa, en donde cada granito, cada piedrita
es tan insignificante, pero que juntas hacen la arena. Cada uno de nosotros no
somos nada, pero juntos somos la humanidad. Y en medio de todo esto, de tanto
anonimato, Jesús nos valora al punto de dar su Vida por nosotros y nos permite
comprender que, aunque minúsculos, somos agentes de cambio, podemos hacer la
diferencia, siendo él el primero, para mostrarnos el camino.
Vos y yo estamos de paso, pero podemos dejar
huellas. Nuestro tiempo es reducido, por eso no hay tiempo que perder ¿te
animás a cambiar el mundo desde vos mismo? Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario