Salmo 113
“Aleluya!
¡Alaben, servidores de mi Señor,
alaben el nombre de mi Señor!
¡Bendito sea el nombre de mi Señor,
desde ahora y por siempre!
¡De la salida del sol hasta su ocaso,
sea exaltado el nombre de mi Señor!
¡Excelso sobre todas las naciones mi Señor,
por encima de los cielos su gloria!
¿Quién como mi Señor, nuestro Dios,
que se sienta en las alturas,
y se abaja para ver
los cielos y la tierra?
El levanta del polvo al desvalido,
del estiércol hace subir al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
con los príncipes de su pueblo.
El asienta a la estéril en su casa,
madre de hijos jubilosa.” Amén.
Curiosidades
¿Cuáles son los antecedentes de la Reforma Protestante?
Desde el renacimiento del Sacro Imperio Romano Germánico por Oton I en el año 962 d.C., los Papas y los Emperadores se enfrentaron en una continua lucha por la supremacía (Querella de investiduras). Este conflicto resulto generalmente en victorias para el partido papal, mas creo un amargo antagonismo entre Roma y el Imperio Germánico, el cual aumento con el tiempo un sentimiento nacionalista en Alemania durante los siglos XIV y XV. El resentimiento contra los impuestos del Papa y la sumisión del clero alemán a una autoridad distante y extranjera en Roma, lo mismo que sentían en otras regiones europeas distantes de Roma.
En el siglo XIV, el reformador inglés John Wycliff tradujo la biblia, desafiando así la autoridad papal, también censuro el culto a los santos y reliquias. El reformador checo Juan Huss difundió aquellas doctrinas en la región de Bohemia (SIRG) e impulso la creación de una Iglesia nacional. La ejecución de Juan Huss, en el año 1415, en la hoguera acusado de herejía llevo directamente a las Guerras Husitas (o Guerra contra los husitas - seguidores de Juan Huss), una violenta expresión de nacionalismo bohemio, reprimido con dificultad por las fuerzas aliadas del Sacro Imperio Romano Germánico y del Papa. Estas guerras fueron precursoras de la Guerra Civil religiosa en Alemania en la época de Martin Lutero.
En el año 1516, el concordato, entre el Rey Francés y el Papa colocó a la iglesia francesa bajo la autoridad del Rey, estos concordatos religiosos del Papa con otras monarquías europeas preparaban también la autonomía de las Iglesias Nacionales.
El Cisma de Occidente (1378-1417) debilitó gravemente la autoridad pontificia y se tuvo que la necesidad de reformar a la Iglesia Católica. El Renacimiento y la invención de la imprenta volvieron a encender las críticas hacia la Iglesia Católica Romana: la Corrupción e hipocresía del clero en general, la ignorancia y la superstición de las órdenes sacerdotales, la ambición de poder temporal de los Papas. Estas críticas fueron hechas por los Humanistas Lorenzo Valla en Italia del siglo XV, y Erasmo de Rotterdam en los Países Bajos, Juan Colet y Tomas Moro en Inglaterra, Johann Reuchlin en Alemania, Jacques Lefevre d’Etaples en Francia en el siglo XVI. Estos personajes frutos de Humanismo buscaban conciliar el movimiento humanista con el mensaje de las Escrituras, y criticaron algunas prácticas de la Iglesia Católica. Estos cuestionamientos de los filósofos humanistas fueron la base de los movimientos religiosos reformistas de Martin Lutero en Alemania y de Juan Calvino en Suiza, los cuales abogaban por la Biblia como fuente de toda autoridad religiosa, en lugar de la Iglesia.
Fuente http://www.historialuniversal.com/2010/09/reforma-protestante.html
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Lucas 16:1-13
“Decía también a sus discípulos: ‘Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; lo llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando.’ Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas.’
‘Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’ Respondió: ‘Cien medidas de aceite.’ Él le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.’ Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’ Contestó: "Cien cargas de trigo." Le dice: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta.’
‘El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz.
‘Yo les digo: Háganse amigos con el Dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, los reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fueron fieles en el Dinero injusto, ¿quién les confiará lo verdadero? Y si no fueron fieles con lo ajeno, ¿quién les dará lo ustedes?
‘Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al Dinero.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
En estos tiempos de la historia de nuestro país, hablar acerca de corrupción o de mala administración es un tema por demás sensible. Pero a la vez como ejemplo nos sirve claramente porque lo tenemos muy presente.
No se puede ser corrupto y cristiano, no se puede amar al dinero y amar a Dios al mismo tiempo porque son dos Señores que tiran para lugares diferentes, y en algún momento nos vamos a tener que definir.
Quien ama el dinero es capaz de cualquier cosa por conseguirlo y no tiene escrúpulos, el fin justifica los medios, por lo que no le importa si alguien pierde para conseguirlo. Quien ama el dinero es oportunista, y cuando digo, ama el dinero, lo tiene como fin y no como medio, por eso lo acumula.
El punto es que los bienes son tan limitados como lo es el planeta, si a alguno le sobra, a otro le falta. Si pocos acumulan mucho, muchos van a tener menos de lo que necesita una persona para vivir. Eso es lo que está pasando hoy en el mundo bajo el sistema capitalista neoliberal, producto del patriarcado, cuya ley es la del más fuerte.
Es interesante porque Jesús nos presenta aquí a un administrador que aprovecha su posición para enriquecerse a costa de otros, se aprovecha de un cargo, de un lugar de poder. Cobra intereses mayores a los que les corresponde, esto es, un sobreprecio. Es un administrador corrupto que cobra coimas. Algo muy parecido a lo que siempre hemos vivido como argentinos y que consideramos “normal”. Sólo nos escandaliza cuando los montos son muy grandes. Incluso estamos acostumbrados a pagar coimas para evitar pagar multas, por ejemplo.
En estos tiempos nos horrorizamos de los asaltos y los robos por la violencia de los delincuentes, y es verdad. Pero nos cuesta ver en la corrupción la violencia, que también lo es, porque hay un abuso de poder en donde generalmente no se usa un arma, pero en donde se somete a la gente bajo la autoridad. Así como hay muertos en un asalto, también lo hay por los hechos de corrupción, solo que no hay sangre corriendo, sino que se trata de muertes lentas, no sólo físicas, sino de los derechos de las personas, de la dignidad humana.
Pero lo más importante es que de ese camino se puede salir. Se puede re direccionar la vida, devolver lo robado, indemnizar a las víctimas, rehacer la vida. Cada momento es la oportunidad que Dios nos da, que la vida nos da.
Salir de este estado de acostumbramiento y ser transparentes, responsables, dignos. Hoy es el día, este es el momento justo para dar ese giro tan importante en la vida. Amén.
Querido Jesús, vos me has nombrado administradora del evangelio para que siempre tu Palabra por todos lados, no sólo a través de mi boca, sino (y sobre todo) a través de mi forma de vivir, de conducirme. Ayudame a ser transparente a no sentirme tentada por las situaciones deshonestas que se me presentan. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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